Una campaña frenética
Una campaña frenética E N F O Q U E S I N T E R N A C I O N A L E S Melania entra al ruedo Otro tema que ha sido polémico en la campaña es el del aborto, que adquirió protagonismo desde que la Corte Suprema decidió que es una cuestión que deben definir los estados. Los demócratas son partidarios de que las mujeres tengan libertad para ello, y acusan a los republicanos de querer instaurar una prohibición a nivel nacional, algo que Trump y Vance desmienten.
En medio de la controversia, sorpresivamente, intervino Melania Trump con un video de promoción de su libro, que aparece el martes, en el que la ex primera dama hace una defensa abierta a la libertad de elegir. "La libertad individual de la mujer es un derecho fundamental que yo salvaguardo --dice la señora Trump--. Sin duda, no hay espacio para el compromiso cuando se trata de un derecho esencial que toda mujer posee desde su nacimiento", que le da "la autoridad para terminar su embarazo si ella lo quiere", remata la exmodelo eslovena. Trump ha sido ambiguo sobre el asunto y demoró mucho en decir cómo votará en el referéndum de Florida sobre expandir más allá de las seis semanas el límite para realizar un aborto. Finalmente señaló que votará en contra, pero también ha dicho que vetaría una legislación que prohibiera el aborto a nivel federal.
Lo de Melania es un hecho inédito porque, si bien otras ex primeras damas republicanas se han manifestado a favor del "free choice", expresaron su opinión después de que sus maridos salieron de la Casa Blanca. Que Melania lo haya hecho ahora muestra lo candente del debate y lo significativo que puede ser el asunto en el resultado electoral. El Medio Oriente irrumpió en la campaña con fuerza esta semana en que el conflicto escaló. Demócratas y republicanos comparten la política de apoyo a Israel, al cual por décadas EE.UU. ha ayudado a mantener un nivel disuasivo y defensivo alto. Sin embargo, grupos de interés que tienen influencia en el voto presionan por ciertas definiciones. Mientras el gobierno, y por lo tanto Harris, han sido vociferantes en su apoyo a Israel, Harris ha salido a matizar ese compromiso. Uno de sus estrategas de campaña señaló que si gana, en su gobierno tendrán espacio los referentes musulmanes. La huelga de los portuarios de la costa este también tuvo un efecto en la campaña, y si bien fue suspendida hasta enero, incomodó a los demócratas, que debieron salir a defender posturas prosindicatos.
Tradicionalmente las asociaciones de trabajadores apoyan a los candidatos demócratas, pero ahora, si bien Harris tiene el respaldo de varias uniones importantes, otras han dejado en libertad a sus socios, lo cual es visto como un fracaso. Trump ha calado en esos círculos, un logro poco frecuente de los republicanos, y que puede tener efecto en una carrera tan ajustada como la que se está corriendo. En este apuro por ganar el puñado de votos decisivos, ni la vicepresidenta ni Trump fijan posiciones serias sobre la economía.
El expresidente habla de subir aranceles y aumentar trabajos, pero en sus mítines sigue enfocado en el tema de la inmigración, mientras Harris, que se califica de "capitalista pragmática", esbozó un programa sin muchos detalles que trató de profundizar, con poco éxito, en una entrevista para la televisión, pero que presenta vagamente en sus encuentros con votantes. Varios eventos marcaron la campaña norteamericana la semana pasada. Uno fue el debate de los aspirantes a vicepresidente, el demócrata Tim Walz y el republicano J. D. Vance, en el que tuvieron un intercambio muy amistoso, diferente al tono general de la campaña, marcado por discursos agresivos. Los espectadores tuvieron la oportunidad de conocerlos un poco más, ya que ninguno de los dos ha tenido una amplia exposición nacional previa a la disputa. Al final, el resultado, según encuestas posteriores, mostró a cada uno mejorando en sus valoraciones. Más de alguien dijo que fue un debate amable pero aburrido. Sin embargo, también hubo momentos en los que Walz y Vance mostraron sus puntos débiles. Por ejemplo, malo para Vance fue cuando no contestó si piensa que Trump ganó las elecciones de 2020, un tema espinudo, ya que el expresidente no reconoce el triunfo de Joe Biden.
En vez de responder directamente, el senador prefirió decir que "los medios están obsesionados con hablar de las elecciones de hace cuatro años, y yo estoy enfocado en esta". Al parecer, Vance mejoró su imagen en las votantes mujeres, que en general favorecen a Harris, al suavizar el tono duro característico de la campaña, que apela más a los hombres. En el caso de Walz se considera que cayó bien porque "habló con la verdad" y dio una visión optimista. En su partido estiman, sin embargo, que desaprovechó la oportunidad de atacar las debilidades de su oponente y de desarticular las falsedades que, dicen, llenan el discurso de Vance y de su jefe. Además, no pudo aclarar ciertas declaraciones catalogadas de "poco honestas", y estuvo nervioso y titubeante. La campaña también ha estado muy marcada por el desastre que significó el huracán Helene, que azotó varios de los estados en competencia, especialmente Georgia y Carolina del Norte.
Harris y Trump (y también Biden) han recorrido lugares devastados, prometiendo ayuda, en el caso de los demócratas, y en el de Trump, acusando al gobierno de hacer poco en las localidades de mayoría republicana, algo que desmienten en Washington. Una campaña frenética Kamala Harris y Donald Trump están en una frenética carrera por visitar el máximo de localidades que serán cruciales para el triunfo de uno de ellos en las elecciones de noviembre. Aunque la vicepresidenta va adelante en el voto nacional, en los siete estados competitivos la diferencia es mínima. La incertidumbre del ganador se mantendrá hasta el final.. -