Autor: Ignacio Arriagada M.
La historia de la joven coronada como la mejor pizzaiola de Chile
La historia de la joven coronada como la mejor pizzaiola de Chile DAAShVALENTINA SALAS NACIÓ EN LOS ÁNGELES, EN EL BIOBÍO. TRABAJA EN EL RESTAURANT RAFFAELLA cEDDA tica. En búsqueda de opory familiares. Yo preparaba tunidades halló una en el las pastas, que eran ñoHotel Mandarín Oriental, quis, fettuccine, ravioles en Las Condes, en el que rellenos, entre otros. El pepara su sorpresa fue acepdido lo iba a dejar mi matada y destinada al grupo má porque tenía permiso que preparaba comida itapara desplazarse reparliana. Su estadía, reconotiendo alimentos durante ce, fue de mucho aprendiLa crisis sanitaria. Luego el zaje, tanto técnico como efecto boca a boca hizo lo teórico.
Al terminar el prosuyo y se sumaron otros ceso, por una crisis emoclientes, como vecinos y cional suspendió durante clientes de mi mamá”, deunos meses su ingreso al talla la joven. mercado laboral gastronóA mediados de 2021, GANÓ LA COMPETENCIA mico. cuando la pandemia alNACIONAL CON ESTA PIZZA. “A raíz de este problecanzó cierto control, Vama yo volví a vender paslentina volvió a clases pretas, pero en Santiago. Jussenciales.
Hasta el sigui PUNTO DE PARTIDO to cuando me recuperé de te año su rutina era viajar Uno de los objetivos de Samiestado, un día una amial Biobío a vender las paslas era obtener el título ga me comentó que había tas y retornar a Santiago a profesional. Para eso solo salido con un chico que estudiar. le bastaba realizar la prác-esde muy pequeña, D Valentina Salas forjó conexión una con el arte de cocinar y disfrutar de la comida.
Con solo nueveaños ayudabaa su mamá a decorar las tortas y pasteles que llenaban los estantes y refrigeradores de la pequeña pastelería que tenían en el frontis de su casa en Los Ángeles, en la Región del Biobío. Si bien el vínculo con la cocina estuvo presente hasta su adolescencia, fue en la adultez donde cobró mayor trascendencia. “El 2018 yo me fui a Santiago a estudiar kinesiología. A los tres meses dejé la carrera porque no era lo yo soy más artística, mío; más virtuosa. Me quedé en Santiago y viajaba esporádicamente a Los Ángeles, donde mi familia y amigos me decían que estudiara gastronomía, que ese era mi fuerte, mi talento. Me convencí y el 2019 entré a estudiarlo, también en Santiago”, rememora Valentina, hoy de 24 años. Desde la primera clase dela nueva carrera lajoven supo que ahí estaba su vocación y pasión. Justo cuando las evaluaciones eran positivas, el conocimiento crecía y la técnica se pulía, la emergencia sanitaria por el covid-19 la hizo retornar al Biobío. Confinada en casa, se planteó la idea de cocinar pastas y venderlas. Una cuenta de Instagram y mensajes promocionales a través de WhatsApp fueron su primera vitrina. “Los primeros que me compraron fueron amigosera amigo del dueño del restaurant Raffaella y que había escuchado que necesitaban personal, entre ellos una chef de pastas. Postulé y meentrevistó Javier Lizama, el dueño. Le hablé sobre mi práctica profesional y mi emprendimiento de pastas. Él vio las fotos de mis preparaciones y me dijo queempezara el lunes próximo”, dice la emprendedora entre risas. La chef dice que que destacó desde la primera semana gracias a la reformulación y creación de nuevas recetas y por los halagos de los clientes. Como en el local también se vendían pizzas napolitanas, Valentina veía cada día cómo sus compañeros las preparaban. El ritual que implicaba la elaboración de la masa y la delicadeza con la queeligían y añadían los ingredientes la cautivaron y motivaron a aprender. “Los mismos pizzaiolos (personas que sededicana preparar pizzas) me enseñaron unos meses. Hubo una restrucción en el restaurant y ahí comenzó todo. Como se fue parte del personal yo me concentré en y preparar pizzas. Fue desgastante, pastas pero muy enriquecedor. Recibí el reconocimiento de los clientes”, admite la administradora gastronómica internacional. Dadas las loas y buenos resultados, la joven buscó perfeccionarse. Para ello se matriculó en una academia de pizzaiolos en 2024. El día del examen final rompió la pizza, lo que la hizo cuestionarse si, efectivamente, era talentosa. El apoyo de su familia y amigos la alentaron a seguir en el rubro y a aprender más. Sin esperarlo, en mayo deese año, el propie-tario de Raffaella le ofrecióel puesto de jefa de cocina, el cual aceptó. “Cuando asumí este desafío, Javier me insistía en que participara en las competencias de pizzaiolos. Yo noiba porque no me sentía preparada. A los meses después vimos un video en las redes sociales de la Associazione Verace Pizza Napoletana (AVPN), que es como el equivalente al evento mundial que promueve y tutela la auténtica pizza napolitana. El video invitaba a los pizzaiolos de Chile a participar en la primera competencia nacional. El que ganaba clasificaba a la final en Italia. Fui, pero sin ninguna expectativa”, especifica Valentina. Al llegar al evento, detectó los rostros de varios laureados colegas. La contienda, de gran nivel, consistía en que cada exponente tenía dos oportunidades para preparar una pizza napolitana, que iba a ser evaluada por un jurado. La chef rompió la masa en la primera chance, pero en la segunda arrancó los aplausos de sus pares y el público. “Cuando el jurado me dice que saqué el primer lugar no lo podía creer. En menos de un año me había convertido en la mejor. Evaluaron mi técnica, mis capacidades, mi capacidad de elección, mi pulcritud”, dice Salas.
Así, la emprendedora, con solo 25 años, representaráa Chile en la prestigiosa final mundial quese hará a mediados de septiembre en Nápoles, que celebrará ese día el arte del pizzaiolo, patrimonio inmaterial de la humanidad declarado por la Unesco. “Todo el esfuerzo ha valido la pena (... ) Haré lo mejor para dejar el nombre de Chile en lo más alto”.9.