A cinco años
A cinco años OoColumnaIgnacio Aravena Investigador Fundación Piensa. Ph. D. (c) LSE y Ms. NYUcincoaños del18 deoctubre, delas masivas protestas y A hechos deviolencia, vale la pena preguntarse por sus efectos ennuestro bienestar. Al menosen Valparaíso, la situaciónsólo parece haberempeorado yno muestraseñales de recuperación.
Aislar los efectos del estallido social es una tarea difícil, puesen paralelotuvimosla peor pandemia en másdecien años, la cual también generó estragosen lasalud, economía yel della ciudadanía. bienestar Esporello que hacedosaños hicimos uncensocomercialen la Ciudad Puerto paratratar de entender las dinámicas desufeble desarrollo económico y la relación conlas protestas. Las ci frasfueron alarmantes. Un 13% delos locales estaban cerrados y ungran porcentaje de ellosvandalizados dealgunamanera.
Más aún, callesconalto atractivocomercial ybuenaaccesibilidad presentaban cifras superiores al promedio; Pedro Montt, Esmeralda y Condell estaban cerca del 20%. Motivados por entender estas cf, encuestamos a más de un centenar delocatarios, quienes aludieron a que las protestas violentas fueron uno de los mayores desafíos para continuaroperando. A diferencia delcovid-19, quefiselamayormención, donde simplemente cerraron por untiempo o evolucionaron hacia ele-commerce, la delincuencia yel estallido socialsí impusieron uncostoextraa su operación. Un recorrido visual por la ciudad muestra cómo diversos locales tuvieron que invertiren infraestructura de protección y remodelar más de una vez fachadas, lo cual afectó negativamente a sus ingresos. Junto a ello, el menor lujo degente, tantoporlas protestas y loscierres forzados decalle, como también porla delincuencia descontrolada, también afectan negativamentea suoperación. Lamentablemente, a cinco años delestallido social, bastadar'una vuelta porla ciudad para ver que estos patronesnno hancambiado. El Congreso sigue adornado por toldos azules y el comercio ambulante sigue dificultando el tránsito de las personas, entregando una de las peores postales de la ciudad.
Ello decanta en menor delocalesenlasavenidas yamencio'queunacantidadnno nadassigan cerrados, los que han sido reemplazados por el co'mercioinformal, que impone una competencia desleal al no pagar patentes, impuestos ni arriendos, además de tampoco generar desincentivosgePorsupuesto, los nerados porlainacción y mala gestiónenesta materiasólo haproeconómica dela ciudad. Estollegóatal punparalapo fundizadolasituación favor delos to quehastaelalcaldeSharp, quien hicieracampañaa vendedores ambulantes, ahora acusa al Gobierno y pidemáscarabineros para contener la situación. Y es quelasituación no da paramás, puesel cierre delocaleshistóricos y eléxodo masivode empresas aotras comunas deuna sólo dañalas baseseconómicas ciudad queno puedeofrecer ni bienestar niseguridad. Enresumen, la situación es preocupante. Como consignóun estudio deFaro UDD, por primera vez en décadas, las generaciones más jóvenes tienen un menor ingreso acumulado que sus mayores. En concreto, esto significa quelos nacidos después de 1989 son más pobres queel resto, incluso sitienen más educación, cosa que los autores atribuyen, al menos parcialmente, ala revueltayal bajo crecimiento como país. Vaya paradojacomoestos resultados son opuestosal. ethos delas protestas. Espero que el próximo año en esta fecha la tendencia haya cambiado y no sigamos viviendo con los retazos de la violencia en Valparaíso. La seguridad, larecuperación de espacios ylareactivación económicasonejes vitales para quenuestra ciudad vuel va hacia la senda del desarrollo que alguna vez tuvo. Columna.