¿Que pasó con los valores?
¿ Que pasó con los valores? presidente regional PRI En En Chile hoy, más de 25 mil personas fueron fueron detectadas con licencias médicas falsas. Veinticinco mil. No es un error tipográfico ni una exageración. Es una cifra brutal, que retrata el nivel de descomposición descomposición ética al que hemos llegado como sociedad. Personas que, sin estar enfermas, decidieron engañar engañar al sistema, cobrar sin trabajar, abusar de un mecanismo pensado para proteger al más vulnerable. vulnerable. Y lo peor: muchas de ellas no lo ven como un delito, sino como una viveza. Pero esto no es un caso aislado. Es parte de un patrón más amplio, más inquietante.
Porque también están los que evaden el pago del metro “porque sí”, los que se cuelgan de la luz, los que falsifican permisos, los que lucran con convenios truchos en fundaciones, los que se aprovechan de sus cargos públicos para beneficiar a sus amigos. La corrupción esa que se critica tanto cuando es ajenahoy se ha normalizado, incluso en el ciudadano ciudadano común. Y uno se pregunta: ¿ cómo llegamos a esto? ¿ Qué nos está pasando como país? La respuesta es incómoda, pero clara: estamos estamos frente a una profunda crisis de valores. Una crisis que no comenzó ayer ni es exclusiva de un gobierno en particular. Es una erosión que lleva lleva décadas, y que hoy muestra sus frutos más amargos.
En Chile hemos confundido derechos con privilegios, libertad con impunidad, igualdad con mediocridad, inclusión con permisividad, y hemos olvidado que toda sociedad sana se construye construye sobre pilares éticos firmes. la educación -esa que muchos reducen a pruebas pruebas estandarizadas o rankings de colegiosha dejado de enseñar lo más importante: el respeto, respeto, la responsabilidad, la honradez, el valor de la palabra, la importancia del esfuerzo. Nos hemos llenado de discursos rimbombantes sobre derechos, derechos, pero hemos olvidado enseñar los deberes. Hemos querido hacer sentir bien a todos, pero sin exigir nada a cambio.
Y así, criamos generaciones que creen que todo se les debe, que buscan el camino camino más corto, que no entienden los límites, ni la diferencia entre lo legal y lo correcto. ¿Dónde quedaron los tiempos en que bastaba un apretón de manos para sellar un compromiso? compromiso? ¿ Dónde quedó esa enseñanza básica de que la libertad propia termina donde comienza la del otro? ¿ Quién enseña hoy que ganarse las cosas cuesta, que hay que madrugar, que hay que sacrificarse? sacrificarse? Antes, el que hacía trampa era mal visto. Hoy, el que se esfuerza es el tonto. Por supuesto, este fenómeno tiene raíces profundas. No es solo responsabilidad de las familias familias o los colegios. También es reflejo de una clase política que ha fallado.
Que ha sido incapaz de dar el ejemplo. ¿Qué podemos esperar cuando cuando los escándalos de corrupción, los arreglines, las malas prácticas y la impunidad se repiten sin consecuencias reales? ¿ Cómo exigirle valores a la ciudadanía si desde el poder se ayala el doble estándar estándar y se normaliza el abuso? Y aquí es donde debemos ser claros: la crisis crisis de valores no se resuelve con más leyes ni con más campañas publicitarias. Se resuelve con formación, formación, con exigencia, con coherencia. Se resuelve cuando los padres educan con el ejemplo, cuando los profesores vuelven a tener autoridad, cuando cuando los líderes actúan con consecuencia, cuando el mérito vuelve a ser valorado por encima del amiguismo. Hoy Chile necesita con urgencia una reeducación reeducación moral. No desde la imposición, sino desde el sentido común. Porque si no recuperamos el respeto, la honestidad y la responsabilidad como principios rectores de nuestra convivencia, ningún plan de seguridad ni reforma estructural dará resultado. resultado. Sin valores, no hay futuro. Este no es un llamado nostálgico a volver al pasado. Es un llamado urgente a rescatar lo mejor de lo que fuimos. A recuperar el orgullo de hacer las cosas bien, aunque cueste.
A enseñar a nuestros nuestros hijos que no todo vale, que hay líneas que no se cruzan, que el respeto no se exige, se gana, y que el primer paso para cambiar el país no está en una urna, sino en cómo actuamos cada día. La pregunta no es solo qué pasó con los valores. valores. La pregunta es si estamos dispuestos a recuperarlos. ¿Qué pasó con los valores? César Cifuentes.