Autor: CRISTIÁN WARNKEN LIHN Director "País Humanista” USS
“Ninguneo” de las Humanidades
Señor Director: No puedo estar más de acuerdo con la descripción que hace Sebastián Edwards de unas humanidades secuestradas por ideologías identitarias varias que reinan en muchas facultades de distintas universidades de Chile y el mundo. Yo mismo, entre muchos otros, solo por osar disentir de una suerte de pensamiento unánime, he sido cancelado en esos espacios.
Pero es justamente el "ninguneo” de las Humanidades por una parte de nuestra élite el que ha permitido que escaseen las voces disidentes: pocos recursos en universidades privadas destinados a desarrollar las Humanidades, padres que disuaden a sus hijos de estudiar carreras humanistas, ignorancia y desconocimiento del acervo humanista chileno con el que contamos (con pensadores de la talla de Mario Góngora, Juan de Dios Vial Larraín, entre otros), etcétera. ¿Cómo se puede dar una batalla cultural, la llamada batalla de las ideas, si partimos despreciando lo que tenemos a mano y haciendo declaraciones como las de Edwards que, al final, solo dejan este titular reverberando: "las humanidades no tienen futuro”? Durante años he experimentado lo duro que es abrir en Chile espacios culturales en los medios de comunicación, proyectos humanistas en las universidades, etcétera, justamente porque una parte de nuestra élite cree que los países solo progresan cuando hay desarrollo económico y no tienen la convicción de que el desarrollo de las Humanidades y la Educación es tan importante como el primero. Dejar las Humanidades y la Educación en manos de las primeras líneas ideologizadas ha sido un error garrafal. Como nunca, necesitamos más y mejores Humanidades.
Sobre todo cuando se avizora en el horizonte lo que José María Lassalle —exministro de Cultura de España y ensayista que visitará Chile la próxima semana— llama una "dictadura digital” (lo que él denomina el "Ciberleviatán”) y una civilización artificial que puede arrasar con la institucionalidad liberal y la democracia si es que no logramos promulgar un pacto entre la técnica y el hombre, un acuerdo que subordine la tecnología a un nuevo humanismo. Las Humanidades son la única posibilidad de contención de los nihilismos de distinto signo: nihilismo "identitarista” (como el que describe Edwards) o nihilismo digital. Propongo a Sebastián Edwards abrir una conversación para pensar cómo salvar a las Humanidades y a la Humanidad de esos perniciosos nihilismos.