Tras los secretos DE LA PAMPA
Tras los secretos DE LA PAMPA L os clichés y lugares comunes abundan en el turismo, sobre todo cuando se trata de bautizar nuevos lugares.
A cualquier cascada en la montaña se le termina llamando "Velo de la novia" o "Salto del león", así como existen varias "playas blancas" y "lagunas verdes" en distintas regiones de Chile, tantas que resulta difícil saber cuál es cuál y, al final, ninguna de ellas termina siendo algo diferente. En Pica, 118 kilómetros al este de Iquique, Región de Tarapacá, ocurre algo parecido.
Hay un lugar en las afueras de la ciudad, en el sector de la quebrada de Chacarillas, al que se llega por una solitaria carretera en medio del desierto, la ruta A-725, que luego se acaba y se convierte en un camino prácticamente intransitable, a no ser que uno vaya en un buen 4x4. Aquí le llaman la Garganta del Diablo, como tantas gargantas del diablo existen en otros lugares. --Pero ese es un nombre muy típico. Yo prefiero llamarlo el Laberinto de Pica.
El que habla es Víctor Troncoso, experimentado montañista, guía y fundador de la empresa Flecha Extrema, que lleva años conduciendo recorridos por el norte junto a turistas principalmente alemanes, y que hace unos meses se radicó con su familia en Tarapacá, específicamente en el sector La Huayca, pampa del Tamarugal, para hacerse cargo del Ecolodge El Huarango (ElHuarango. cl), un alojamiento que partió hace unos años como camping ecológico, pero que ahora lo está transformando en un lodge y glamping con servicios más sofisticados y detalles como senderos hechos con costras de sal que se mimetizan con el entorno, e incluso con una nueva recepción que es una construcción tipo zome, que también construyó con materiales reciclados de la pampa.
Pero estábamos en el Laberinto de Pica, "ex Garganta del Diablo", y lo diremos así: Probablemente, este lugar sea lo más parecido a ese pasadizo en el desierto de Wadi Rum, Jordania, que finalmente conduce a la ciudad de Petra, allí donde entraba Indiana Jones en La Última Cruzada.
Y aunque aquí no hay una magnífica ciudad de piedra tallada en las montañas, el lugar es realmente espectacular: se trata de una especie de laberinto en medio de las rocas que parece no terminar nunca.
Tiene a lo menos un kilómetro de extensión hasta que uno se topa con una pared que obligaría a escalar para seguir, distancia que se recorre caminando por la arena en la más absoluta soledad... todavía: aún es muy poca la gente que conoce y puede llegar a este sitio.
El Laberinto de Pica es solo uno de los lugares "secretos" que descubrimos en un reciente viaje por la pampa de Tarapacá, donde nos propusimos hacer lo que pocos: en vez de ir y volver por el día desde Iquique, hicimos base en El Huarango, plena pampa del Tamarugal, y desde ahí salimos a recorrer. Todo quedaba más cerca, el viaje era menos cansador y lo que había para ver era, de verdad, sorprendente.
A la pampa de la Región de Tarapacá le ocurre algo parecido que a otros destinos del Norte Grande: sobre todo a ojos internacionales, esta zona no es más que un lugar de paso antes de ir a San Pedro de Atacama o continuar la ruta por el Altiplano hasta Arica. --El problema es que hoy San Pedro está saturado de gente: no hay lugar al que vayas donde no te topes con alguien --dice Víctor Troncoso, que sabe bien de estas lides y hoy trabaja para que el interior de Tarapacá sea un destino para quedarse más de una noche.
De hecho, esa fue la razón que lo impulsó a dejar Santiago y radicarse en este lugar, apostando a que sea la mejor base para recorrer una zona donde todavía quedan muchos lugares alejados del turismo masivo que vale la pena conocer.
En su constante búsqueda de nombres marketeros, Víctor Troncoso llama a todo este destino "Desierto absoluto", porque muchos de sus lugares de interés están, efectivamente, en pleno desierto de Atacama, a veces en la misma nada. Incluso mandó a hacer unas poleras con este título, que anda luciendo en cada una de sus salidas.
Muy cerca de El Huarango, por ejemplo, están los famosos geoglifos de Pintados, uno más de las decenas de sitios de esta región que están llenos de misteriosas figuras diseñadas por pueblos antiguos, y donde basta con elevar un dron para darse cuenta de que lo que uno ve desde el sendero habilitado para turistas en realidad es solo una parte: por detrás y en otros lados hay muchas más formas y figuras tanto o más sorprendentes.
También están los salares, partiendo por uno que se suele pasar por alto cuando uno va por la 5 Norte: el Crespo de Pintados, una extensa planicie blanca con protuberancias puntiagudas que está "activa". O sea, si uno se saca los zapatos y camina sobre la sal, puede sentir cómo cruje el desierto.
Una vez en Pica, donde más allá de visitar su cocha termal se podría parar a almorzar en el nuevo restaurante La Cachimba del Nono, o conocer los destilados de frutas tropicales y el gin con hierb a s a l t i p l á n i c a s q u e e l a b o r a n e n Destilados del Desierto, se puede seguir hasta el Salar de Huasco, otro de los grandes hitos regionales y famoso por su biodiversidad de aves, en especial de flamencos: por algo este lugar está en la lista de Sitios Ramsar por su importancia como humedal. Una de las gracias de alojar en la pampa del Tamarugal, o en Pica, es justamente esa: que varios de los lugares a visitar quedan bastante más cerca.
Por ejemplo, desde Pica, el salar de Huasco está a solo 70 kilómetros (aunque el camino puede ser más duro), mientras que si uno va desde Iquique la distancia es considerable: son Tras los secretos DE LA PAMPA La pampa del Tamarugal es la base para ir en busca de atractivos naturales y arqueológicos que se han mantenido lejos de los grandes circuitos turísticos y que demuestran, una vez más, que el desierto de Atacama todavía está lleno de sorpresas. POR Sebastián Montalva Wainer, DESDE LA REGIÓN DE TARAPACÁ. RUPESTRE. El sector de Ariquilda, a orillas del río Aromo, tiene paredes llenas de petroglifos. Muy poca gente los conoce. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. HITO. El salar de Huasco está a 4.000 metros de altura y tiene una gran diversidad de aves. Se puede llegar desde Pica. VÍC T OR TR ONC OSO SORPRESA. El "Laberinto de Pica", en la quebrada de Chacarillas, un lugar de difícil acceso en las afueras de Pica VARIEDAD. Los cerros de Pintados tienen muchos más geoglifos que los que se aprecian desde los senderos. Esta imagen lo demuestra. Pero toda la Región de Tarapacá es así: hay miles de dibujos en cumbres y laderas. CRIS TIÁN FIOL FE. La iglesia de Matilla fue restaurada. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. VIDA. Hace unos días había flores en las dunas de Pica.
VÍC T OR TR ONC OSO CLA UDIO MA GALLANES SEBAS TIÁN MONT AL V A W.. - - - - - Tras los secretos DE LA PAMPA 166 kilómetros, con la posibilidad cierta de apunarse por ir de una tirada desde el nivel del mar hasta los 4.000 metros de altura.
Roberto Fairlie, dueño del hotel Rucarú en Pica, orientado a viajes de empresas, lo decía esta misma mañana, mientras íbamos en su cuadrimoto hacia la quebrada de Chacarillas, donde está el Laberinto de Pica. --Yo siempre quise trabajar con turistas extranjeros, pero me desgasté dándoles explicaciones e información sobre todo lo que podían hacer desde aquí --comenta mientras maneja su camioneta por el desierto absoluto--. En algún momento intenté traer a las grandes agencias hasta aquí, pero eso no ocurrió. Entonces aquí pasó lo que llamo el "efecto abanico": como todas las agencias están en Iquique, ellos mandan turistas hacia todos lados, pero lo que les interesa es que se queden allá. Una soleada mañana de mayo (algo común en la pampa del Tamarugal: lo raro es que no haya sol), salimos temprano desde El Huarango con una oferta prometedora.
Iríamos a conocer uno de los sitios arqueológicos más sorprendentes y desconocidos de Tarapacá: los geoglifos y petroglifos de Ariquilda, un lugar ubicado unos 60 kilómetros al noreste de Huara donde no transita prácticamente nadie, más que algunas familias que viven por allí y tienen unos sorprendentemente verdes cultivos de verduras y hortalizas, que han trabajado con el apoyo de organismos como Indap.
Pero antes de ver ese auténtico milagro en el desierto absoluto, esa misma mañana ya habíamos constatado lo que suele ocurrirles a muchos turistas de paso por aquí: había una familia de franceses que había llegado la noche anterior y que en unos minutos partiría directo a San Pedro de Atacama, el verdadero destino de su viaje por Chile. No sabían qué más hacer en Tarapacá.
Nosotros, en cambio, sí teníamos un plan y todas las coordenadas, porque íbamos junto a Carmen Rosales, una escaladora y guía turística que, si bien es de Santiago, vive hace 12 años en Iquique e incluso trabajó como guardaparques de Conaf en la pampa del Tamarugal y en el volcán Isluga.
Así que ella sabía bien cómo llegar a Ariquilda. --He ido varias veces en forma recreativa a este lugar, sobre todo con gente a la que le gusta el arte rupestre, pero me gustaría desarrollarlo más desde el punto de vista turístico --dijo Carmen mientras nos aproximábamos al primer sector que íbamos a visitar.
Sin ninguna señalización, mientras avanzábamos hacia Ariquilda por el camino a Soga, en un momento bajamos en un desvío hacia la derecha y nos introdujimos en un cañón rocoso donde corría un río, llamado Aroma, la razón que explicaba la abundante vegetación que había en sus orillas.
Bajo un sol abrasador, y en la más absoluta soledad, fuimos bajando por el cañón hasta que de pronto vimos un letrero que, efectivamente, indicaba que este era un lugar de petroglifos, los que se encuentran protegidos por la ley de Monumentos Nacionales. Detrás del cartel había una ladera rocosa que, al acercarnos, nos dio una tremenda sorpresa: sus piedras más lisas estaban llenas de petroglifos, varios de ellos indicados con números que seguramente pusieron arqueólogos. Las formas talladas en las rocas eran sorprendentes: había todo tipo de figuras zoomorfas, antropomorfas y geométricas. Se distinguían claramente lagartos, llamas, serpientes, diversas figuras humanas --varias de ellas similares al Gigante de Atacama, que está cerca de Huara--, además de círculos, líneas, espirales, formas en zigzag.
No era solamente un sector con petroglifos, sino que cada panel liso que se lograba distinguir tenía algún tipo de dibujo enigmático y misterioso, pero todo en completo abandono. --Este sitio está en lugar desolado e inhóspito, y lamentablemente no existe un resguardo real ni una visibilización, entonces ha habido muchos daños --continuó Carmen, para luego seguir el recorrido hacia nuestra siguiente escala: los geoglifos de Ariquilda. Ubicados prácticamente arriba del cañón rocoso donde están los petroglifos (aunque para llegar a ellos hay que retornar a la carretera), los geoglifos de Ariquilda se pueden describir perfectamente como el Nazca chileno.
Se trata de un conjunto de líneas, formas geométricas, animales y otros símbolos --algunos de tamaño monumental, tal como en Perú-que se aprecian mucho mejor desde la altura, pero que lamentablemente acusan las consecuencias del abandono: varios de ellos están atravesados por huellas de vehículos todoterreno. Si usted es un lector asiduo de Domingo, seguramente vio este lugar en el reportaje que publicamos hace unas semanas sobre los geoglifos de Tarapacá. Pues bien: Ariquilda es solo uno más de las decenas de sitios similares de evidente valor patrimonial, histórico y turístico, pero que hasta ahora son auténticos secretos, incluso para los tarapaqueños. D GEOGLIFOS. Las formas monumentales de Ariquilda, el Nazca chileno. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. CLA U DIO MA GALLANES CUIDADO. "Lamentablemente no existe un resguardo real ni una visibilización de estos lugares, entonces ha habido muchos daños", dice la guía y escaladora Carmen Rosales sobre Ariquilda. Al lado, los nuevos domos del renovado Ecolodge El Hurango. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. DESÉRTICO. La Ruta 5 Norte atraviesa el salar Crespo de Pintados. Al lado, el Laberinto de Pica (o Garganta del Diablo), en la quebrada de Chacarillas, donde también se han encontrado huellas de dinosaurios. El camino de acceso es solo para 4x4. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. PLAN. El Huarango está en plena pampa del Tamarugal, base ideal para esta ruta. VÍC T OR TR ONC OSO PASADO. Parece evidente que Ariquilda fue un lugar importante para los antiguos. SEBAS TIÁN MONT AL V A W.. .