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kl. Adultos mayores que vuelven a Venezuela CON MÁS DE 60 AÑOS DEJARON SUS CASAS PARA ESTABLECERSE EN CHILE. BUSCABAN MANTENERSE CERCA DE SUS HIJOS, VER CRECER A SUS NIETOS Y TENER UNA VEJEZ MÁS TRANQUILA, PERO PREFIRIERON VOLVER A SU PAÍS DE ORIGEN.
PESE AL DUELO POR LA SEPARACIÓN Y LAS DIFICULTADES PARA ACCEDER A SERVICIOS BÁSICOS COMO LUZ, MEDICAMENTOS, AGUA Y COMIDA, CUATRO ADULTOS MAYORES VENEZOLANOS CUENTAN QUE REGRESARON PORQUE EXTRAÑABAN SUS COSTUMBRES Y LA INDEPENDENCIA DE SUS VIDAS. POR Manuel Hernández González. ILUSTRACIÓN: Francisco Javier Olea. La La segunda vez que Nelly Joseph Robinson (80) vino a Santiago ya estaba planificado que se quedaría en Chile. Antes de solicitar una Visa de Responsabilidad Democrática Democrática y migrar, vivía sola en un departamento de tres habitaciones en Puerto La Cruz, al oriente de Venezuela.
Su hija, que ya llevaba un par de años establecida en Independencia con su marido, quiso que se mudara con ellos para que tuviera mejor calidad de vida y la ayudara en la crianza de su primera nieta. Era 2019 y, salvo por el invierno y el frío, la ciudad le gustaba.
Recuerda que podía utilizar las micros, se inscribió en un taller de adultos mayores autovalentes de la comuna donde la atendían kinesiólogos y cada viernes tenía clases aeróbicas en una piscina, hizo amigas en la iglesia, cuidaba a su nieta y cocinaba dulces para vender desde su casa. Pero en marzo de este año volvió a su departamento departamento en Venezuela: Aquí vivo sola. Puedes despertarte y acostarte a la hora que tú quieras. No molestas. A veces uno necesita estar en su espacio y mi hija también necesita su espacio y yo tenía mi casa sola, no podía perderla. Pero hay otras cosas que te faltan reconoce por teléfono antes de enumerar las dificultades que ha encontrado al regresar a su país: Ha sido muy difícil adaptarme. Ir al mercado no es igual, los autobuses están destruidos, los servicios siguen funcionando mal. Se va el agua. Se va la luz. Te dan tu dosis de patria, como decimos aquí. Pero es tu país, ¿cómo hace uno? Lo más difícil, asegura Nelly, no es ni la falta de luz ni de agua ni el internet intermitente. Es hacer rendir el dinero de su jubilación jubilación como enfermera para comprar comida y pagar sus medicinas en una economía dolarizada. Al cambio oficial, recibe cinco dólares dólares mensuales de jubilación. Además, el Estado le da un bono denominado “bono de guerra”, que serían US$ 19: Con lo de la jubilación me compro un pollo. Con lo otro alcanzo a pagar los gastos comunes del edificio, que son 15 dólares, dólares, y el agua o la luz o algo más. Del resto me ayuda mi hija, como puede, y mis sobrinas.
El otro día me dio un dolor en el hombro y como en el hospital solo atienden siete personas al día y entregan los números en la madrugada, yo sola, a esta edad, no puedo ir. Le tuve que pedir a una doctora amiga que me atendiera y luego me ayudaron a pagar las medicinas mis amigas de la iglesia en Chile. Cuando reflexiona sobre la posibilidad de regresar, Nelly Joseph Joseph dice que por ahora no es una opción. Tiene que renovar su pasaporte y aunque le gusta estar en su casa, extraña las certezas que le entregaba su cotidianidad en Santiago. Me hace falta Chile porque extraño a mi nieta y porque allá iba a mis talleres de adulto mayor y me podía mover más tranquila. tranquila. Allá se preocupan por la calidad de vida del adulto mayor. Aquí no hay nada de eso.
Aunque no hay datos oficiales de retornados a Venezuela, Venezuela, una investigación que lidera la directora del Observatorio Venezolano de Migración de la Universidad Católica Andrés Bello, Anitza Freites, estima que la cifra de retornados es menor al 5%. Los resultados se publicarían a fin de año y no incluyen el detalle de adultos mayores retornados, pero Freites sostiene que la cifra sería más baja en este grupo etano, ya que junto a los menores de edad representan menos del 10% del total de venezolanos que han dejado su país de origen. Los adultos mayores migraron, fundamentalmente, en el periodo más reciente.
Una vez que los hijos se establecieron y en algunos casos se llevan a los padres, sobre todo a las madres, con fines de brindar apoyo al cuidado de sus nietos en un proceso de reagrupación familiar explica Freites.
Y añade: En 2022, cuando empiezan a darse señales de que hay cierto impulso de la economía, creció la expectativa de que íbamos a tener una oleada de retornados, pero era difícil imaginárselo sin la creación de empleos y sin seguridad social para apoyarlos mientras mientras encuentran una fuente de sustento.
En el caso de Chile y posibles retornados, el Servicio Nacional de Migraciones informó que 12.433 venezolanos residentes salieron salieron del país durante el primer semestre de este año, pero esa cifra puede atribuirse a viajes de turismo, negocio o para retornar a su país de origen. Sin embargo, en ese mismo periodo, Migraciones autorizó la salida de 6.501 venezolanos que ingresaron de forma irregular a Chile para que pudieran retornar a Caracas.
Adicionalmente, el canciller de Venezuela, Yván Gil, afirmó en enero que unas 300.000 personas volvieron desde 2022 y 30.900 volaron con el plan “Vuelta a la Patria”, una iniciativa del gobierno gobierno venezolano para que migrantes puedan regresar a su país de Adultos mayores que vuelven a Venezuela. origen de forma gratuita. Lilian Arévalo (75) es una de ellas. Volvió a Puerto Ordaz el 2 de febrero de 2020, después de 18 meses en Estación Central.
No se adaptó, dice, por el frío y porque le hacía falta "la alegría" del venezolano. --Estaba siempre en la casa porque mi hija trabajaba y yo la ayudaba haciendo los quehaceres del hogar, entonces a veces me fastidiaba. Vivíamos mi familia completa, mi hija, su esposo y mis nietos --cuenta, con la voz interrumpida constantemente porque la conexión a internet es muy inestable.
En su casa de Puerto Ordaz también vive con un hijo, su nuera y nietos, pero es más grande, tiene su propia habitación, es amiga de sus vecinos, unas sobrinas la visitan todas las semanas y cocinan juntas o la llevan a pasear.
Además, arrienda un anexo de su casa --como denominan a un espacio de la vivienda que dividen para hacerlo independiente-y vive de ese ingreso, la jubilación y lo que sus hijos le dan como ayuda: --A mí me dicen la señora fiesta y extrañaba estar así, con mi gente, esa hermandad. Pero te reconozco que me da nostalgia, extraño mucho a mi hija, a mis nietos. Me gustaría que estuviéramos todos juntos, pero nos tocó así y aquí estoy más tranquila. Lilian dice que en el vuelo de regreso a Venezuela conoció a más adultos mayores que también volvían a sus casas.
El doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Trino Márquez, explica que los adultos mayores que migran son los más propensos a retornar a su país de origen: --Les resulta mucho más difícil establecerse, conseguir trabajo, sembrar raíces y es más grande la nostalgia. El hecho de que tengan una propiedad y una red de familiares que puedan apoyarlos les hace mucho más atractivo regresar al país de origen. Y agrega: --No es lo mismo ser independiente, ser autónomo, a que pases a depender de tus hijos. La posibilidad de enviar remesas a los adultos mayores como un factor atractivo de retorno fue analizada y descartada recientemente. Todo esto, ya que la Encuesta de Condiciones de Vida precisa que durante la pandemia cayó drásticamente y pospandemia no ha repuntado.
El doctor Trino Márquez coincide y detalla que según el último análisis de la empresa Consultores 21, actualmente el envío de remesas promedia US$ 52 mensual por familia: --Con una canasta básica para cinco personas de US$ 526, y ese monto en remesas, ese no puede ser un factor poderoso para que la gente retorne. Más bien operan estos factores de orden emocional, psicológicos. Probablemente sienten que en Venezuela, a pesar de las dificultades, se puede conseguir algún ingreso adicional y dedicarse a un oficio o una actividad para la cual tienen competencias. Solo seis meses necesitó Miguelina Peraza (65) en Santiago Centro para darse cuenta de que quería volver a su casa en Guacara, un pueblo cerca de Valencia, al occidente venezolano. Ella llegó a Chile en mayo de 2022, luego de que sus hijas le solicitaran una visa por reunificación familiar. Fue feliz el tiempo que estuvo acá, dice.
Vivía con una de sus hijas y a la otra la veía regularmente porque la ayudaba a buscar a sus nietos al colegio, pero aunque tenía la posibilidad de quedarse prefirió volver a su casa. --Es como cuando explota una cotufa (cabrita). Un día me levanté y dije: `Ya tengo suficiente aquí. Me devuelvo'. No me veía allá. Me siento joven, aunque tengo mi edad, y después de enviudar hace tres años entendí que la vida es más sencilla. Yo tenía mi trabajo en Venezuela y me gusta, me va bien. En Santiago hay que trabajar en lo que haya y preferí regresar.
Cuando piensa en que sus hijas están tan lejos, reconoce que le gustaría estar en Santiago apoyándolas, buscar a su nieta al colegio y llevar a su nieto a las clases de fútbol, pero "estar allá era como resignarme a una vejez prematura y yo amo mi país. No más que a mis hijos, no me vayas a malinterpretar, pero estar aquí, con este clima tropical, me gusta. Ahora, ¿me asusta estar en Venezuela? Sí, porque es un país sin condiciones de vida. Entonces sí, tiene su parte difícil y deprimente". Miguelina Peraza es licenciada en Recursos Humanos, pero desde hace años ejerce como corredora inmobiliaria. Cuando regresó pudo retomar su trabajo. Dice que disfruta lo que hace porque la mantiene activa, todos los días conoce gente y los ayuda en la casa que quieren vender o a encontrar en la que quieren vivir.
Pero no es tan fácil, dice que hay mucha competencia porque en Venezuela es más rentable vender inmuebles a trabajar como médico o ingeniero o cualquier otra profesión asalariada. --A lo mejor haces una venta que te ganas US$ 900 o US$ 1.000, pero es variable y aquí todo está muy costoso. Lo que me impulsa también a estar aquí es que mientras yo considere que puedo trabajar, lo haré. Mi satisfacción es no darles cargas a mis hijos. Sin embargo, ellas a veces me ayudan. Mi hija mayor tiene un inmueble alquilado aquí y me dio 80 dólares porque no había cerrado una venta y los necesitaba. En Venezuela tampoco está sola. Un hijo, el único que no emigró a Chile, vive con ella por ahora, pero en los próximos meses se va a casar. Cuando eso pase, Miguelina quiere vender su casa para mudarse a un departamento más pequeño. Así lograría estar más segura y tener ahorros para poder viajar y visitar a sus hijas en Santiago. --Espero poder volver a Chile en marzo del año que viene. Esa es mi meta. Ir y pasar 15 días o un mes y ya veré si me quedo de nuevo o si me regreso a Venezuela. Lo que pase mientras me pueda valer por mis propios medios, porque no es fácil ser una Nelly Joseph Robinson (80) vive en Puerto la Cruz. Regresó en marzo, tras tres años en Santiago. Adultos mayores que vuelven a Venezuela. r -srMiguelina -srMiguelina Peraza (65) regresó y retomó su trabajo como corredora inmobiliaria. “Ha sido muy difícil adaptarme. Ir al mercado no es igual, los autobuses están destruidos, los servicios siguen funcionando mal. Se va el agua. Se va la luz. Te dan tu dosis de patria, como decimos aquí. Pero es tu país”. carga para los hijos. Mientras yo pueda ocasionarles menos gastos a mis hijos, mejor. A los 69 años, Felipe Martínez cerró su empresa. En la Navidad de 2018 su hija estaba de visita en Caracas y le ofreció un pasaje para que viniera a Santiago a estar una temporada con sus tres hijos. Así, dice él, cambió momentáneamente al Avila por la cordillera, sin imaginarse que el viaje se alargaría por cuatro años. Felipe Martínez resume su estadía en Chile como maravillosa.
Durante estos años apoyó a su hija con un minimarket de productos productos venezolanos que abrió en Macul, vio crecer a su nieto que hoy tiene siete años, se vinculó con organizaciones sociales de venezolanos venezolanos y lo más importante dirá varias veces durante la entrevista entrevista es que podía estar con sus tres hijos: Viven los tres cerca, entonces a veces podía desayunar con uno, almorzar con otra y cenar con la otra. Eso para mí es impagable impagable y es lo que extraño de estar en Chile. A los seis meses llegó su esposa, pero no vivían juntos. Como es su segundo matrimonio y los hijos de ella también viven en Santiago, Santiago, cada uno vivía con uno de sus hijos y se veían todas las semanas. Ella vivía en Puente Alto y él vivía en Ñuñoa con la hija que lo invitó a Chile y compartía habitación con su nieto. Poder vivir con su esposa, en las comodidades de su apartamento apartamento en Caracas, además del frío de Santiago, fueron los motivos principales para decidir que era hora de volver. Así, ordenaron sus maletas y en enero de este año regresaron: Me vine con nostalgia. Dejé a mis hijos allá, a quienes adoro, pero las circunstancias no es que lo obligan a uno, sino que lo conducen a tomar alguna decisión que uno había evitado. Compartí Compartí con ellos de una manera extraordinaria, pero ellos necesitan su comodidad, tienen derecho a su privacidad, y yo tengo mi casa en Caracas. Así de sencillo. A pesar de que le afectan las mismas complejidades que al resto de los venezolanos, dice que está feliz de volver. Incluso, reconoce que extrañaba un poco el caos de su país.
Lo más difícil ha sido adaptarse a las colas para cargar la bencina, la inflación y los nuevos billetes que con seis ceros menos tienen una denominación denominación muy confusa y tener que ducharse con potes de agua porque pasan más horas al día sin agua que con la posibilidad de tomar una ducha regular. En Santiago yo no tenía problema en abrir el grifo y usar el agua, ni con la luz ni el internet. Es calidad de vida. Ahora, yo me vine a sabiendas de que todos esos problemas aquí todavía existen. existen. Es un cambio en el modo de vida y para uno, de tercera edad, es muy difícil adaptarse y no sabía que esto estaba así. Pero ya estoy acá.
Por todo eso, y para tener a su familia lo más cerca posible, el plan de Felipe Martínez es volver pronto a Santiago y lograr que todos los años pueda pasar una temporada en ambos países: Es muy probable que vuelva a Chile en octubre, noviembre, para buscar mi permanencia definitiva. Mi idea siempre ha sido tener una conexión directa con Santiago. Tener cuestiones que atender en Chile y cuestiones que atender en Caracas. El plan es ir y volver, estoy conversando para ver la posibilidad de alguna inversión y estar en Santiago, pero no quedarme fijo allá. Mi casa está en Caracas. kl.