Autor: JEAN PALOU EGOAGUIRRE
Harris y Trump llegan a la recta final de unas elecciones extremadamente reñidas en EE.UU.
la delantera en el voto popular a nivel nacional. una ventaja mínima en los estados clave.
A un mes de los comicios del 5 de noviembre en EE.UU. : Están prácticamente empatados en las encuestas y los expertos dicen que podría ganar cualquiera. ¿Habrá “sorpresa de octubre”? Harris y Trump llegan a la recta final de unas elecciones extremadamente reñidas en EE.UU.
A un mes de los comicios del 5 de noviembre en EE.UU. :por los dos intentos de asesinato contra uno de los contendientes, los estadounidenses todavía advierten: queda aún la “sorpresa de octubre”. Es que es justo en este mes cuando, en muchos ciclos electorales, han ocurrido hechos inesperados que cambian el curso de los comicios. El clásico ejemplo es cuando en 1972 Henry Kissinger anunció que “la paz está cerca” en Vietnam, lo que benefició a Richard Nixon frente al candidato antibelicista George McGovern. Para los analistas, ya han ocurrido suficientes sorpresas. “Ciertamente ha sido un período de campaña muy extraño.
En algunos aspectos, es comparable a la campaña presidencial de 1968, cuando el presidente Lyndon Johnson decidió retirarse abruptamente de la carrera y el clima político era bastante volátil”, comentó James McCann, politólogo de la Universidad de Purdue. “Pero este año ha sido único () Ya ha habido muchas sorpresas. Es posible que haya más en octubre, pero no esperaría que Biden cree una crisis o tome medidas extraordinarias solo para ayudar a la campaña de Harris. Los eventos en la política internacional, particularmente en Medio Oriente, podrían incitar a EE.UU. a tomar medidas audaces este mes, pero esto probablemente no estaría vinculado a la política electoral”, señaló.
“Las sorpresas de octubre, por definición, son muy difíciles de predecir. ¡No serían una sorpresa si lo fueran! Pero más importante aún, rara vez tienen un impacto significativo en los números de las encuestas”, apuntó Aldrich. La incertidumbre es total. “En este momento, la elección presidencial está en un punto muerto, lo que significa que ninguno de los candidatos tiene una ventaja fuera del margen de error. Todo dependerá de la participación del núcleo de votantes de cada partido. El desafío para los demócratas es lograr una alta participación entre las mujeres, los votantes negros y los jóvenes. El reto para la campaña de Trump es recuperar una parte de los independientes que no votaron por su reelección en 2020”, señaló Wendy Schiller, experta de la Universidad de Brown. “Pero las elecciones de 2024 no se parecen a ninguna otra en la historia reciente”, añadió.
ESSERPECNARFUna de las carreras presidenciales más vertiginosas que se recuerden en EE.UU. entró en su último mes en una situación de indefinición total: Kamala Harris y Donald Trump llegan a la recta final de la campaña prácticamente igualados en las encuestas, que dan a la demócrata una leve ventaja a nivel nacional, pero al republicano la delantera por una diferencia minúscula en los siete estados clave.
En un escenario muy reñido y polarizado, los analistas ya no confían plenamente en la capacidad predictiva de los sondeos y dicen que cualquiera puede ganar, mientras los candidatos juegan sus últimas cartas y los estadounidenses esperan si ocurrirá la famosa “sorpresa de octubre”, un evento repentino que en anteriores procesos ha cambiado las tendencias como si ya no hubiesen ocurrido suficientes en 2024. Según el promedio de encuestas que recopila Real Clear Politics, Harris tiene a nivel nacional 49,1% de intención de voto, frente al 46,9% de Trump. De los nueve sondeos que monitorea, solo uno le da la delantera al republicano.
“En la categoría de ¿ quién sabe?”Sin embargo, el sistema de sufragio indirecto se basa en los votos que cada uno reciba en el Colegio Electoral, por lo que la atención está puesta en los estados claves o bisagra (los battleground states) que suelen cambiar de color en cada elección. Es ahí donde Trump quien gana por una mínima diferencia: en promedio tiene 48,4% de intención de voto, frente a 48,3% de Harris.
El expresidente ganaría en Arizona (+1,4 puntos porcentuales), Georgia (+1,5) y Carolina del Norte (+0,6%); habría un empate perfecto en Pensilvania, mientras que la actual vicepresidenta se impone en Nevada (+1,1), Wisconsin (+0,8) y Michigan (+0,7). “La elección está demasiado cerrada.
La agregación de encuestas indica una pequeña ventaja para Harris, pero hay razones para pensar que esto simplemente debe considerarse demasiado ajus-SSERPDETAICOSSAEHTtado para predecir”, dijo John Aldrich, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Duke, quien señala que hacer encuestas “se ha vuelto cada vez más difícil” en EE.UU. y cita el precedente de 2016, cuando hubo un “votante tímido” de Trump “que se sentía avergonzado” de admitir que votaría por él. “La preocupación actual es que quizás haya más votantes de Trump que de Harris que se están negando a responder los sondeos”, destacó. “Las encuestas han sido buenas para predecir el voto popular nacional, pero la elección se decidirá en siete estados, y la industria de centros demoscópicos trabaja mejor a nivel nacional que estatal. Así que esto coloca a estas elecciones en la categoría de ¿ quién sabe?”. Los últimos esfuerzos de la campañaBajo esta incertidumbre, los candidatos han apurado el trancoen los estados clave.
Harris ha dedicado sus últimos días de campaña a Wisconsin, donde participó de un mitin junto a la excongresista republicana Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney, quien se ha convertido en una dura crítica de Trump. “El país está por encima del partido”, dijo la demócrata, en un intento de atraer a más republicanos descontentos. “El Presidente de EE.UU. no debe mirar a nuestro país a través del estrecho lente de la ideología ni de la política partidista ni el interés propio”, agregó. Harris ha hecho un esfuerzo por mostrarse más centrista y ha apostado por dar a los indecisos una opción moderada sobre los temas que más les preocupan.
En esa línea, ha evitado hacer promesas al electorado más de izquierda como la prohibición del fracking, que ya no menciona; tampoco habla de asuntos controvertidos, como la pena demuerte, y se mantiene en un punto intermedio en otros, como el de las armas de fuego, en el que si bien apoya mayores controles, también reconoce que ella misma posee un arma.
Trump, por su parte, ha mantenido una frenética agenda en los estados clave y para hoy tiene planificada una simbólica parada en Butler (Pensilvania), donde el 13 de julio sobrevivió a un intento de asesinato por parte de un hombre que disparó un rifle de asalto que le hirió en una oreja.
La expectación mediática está asegurada, ya que el empresario Elon Musk, dueño de Testa y de la red social X, ha anunciado su asistencia “para ayudar”. En las últimas semanas Trump ha reforzado su retórica incendiaria.
“Nuestro país va a la deriva”, reitera el republicano, quien ha insistido que EE.UU. está asolado por migrantes “terroristas” y “violadores”, salidos de “cárceles y manicomios”, y ha prometidoque cuando gane “termina la invasión y comienzan las deportaciones”. También ha subido el tono contra Harris, a quien apoda ahora “Camarada Kamala” y caricaturiza como una “marxista” y “comunista” que quiere introducir medidas “sacadas directamente de Venezuela o la Unión Soviética”. El fin de semana pasado, sin embargo, incluso republicanos se apartaron de sus dichos cuando definió a su rival como “deficiente mental”. Un período de campaña extrañoEn una elección muy atípica, marcada por el intento de volver al poder del primer exmandatario declarado culpable en un caso penal; por la bajada del Presidente Joe Biden tras las críticas a su elevada edad y su desempeño errático en un debate; por la irrupción como candidata de una mujer negra de ascendencia surasiática y.