No nos confundamos
Señor Director: La historia del pueblo de Israel es larga, muy larga, mientras que la del Estado de Israel es breve, muy breve. Ambas están indisolublemente unidas, lo que hace posible que se confundan a veces las críticas al Estado, justificadas o no, con manifestaciones antisemitas, nunca, nunca aceptables. Es lo que ocurre en estos días. Desde la brutal y sangrienta incursión de Hamas, en octubre del año pasado, se sabía que el Estado judío iba a reaccionar como era su obligación. Lo hizo de manera implacable, y ha significado miles de muertos en Gaza y centenares en el Líbano, aparte de conflictos con otros vecinos.
Y, lo grave, el rescate de los rehenes sigue sin completarse, con muchos de ellos que han muerto en su largo cautiverio, En Chile, desafortunadamente, las críticas a las acciones del gobierno de Benjamín Netanyahu han sido interpretadas como si lo fuera al pueblo judío y al propio Estado de Israel. Esta interpretación es injusta y peligrosa. Como se ha dicho en los últimos días desde La Moneda, los gobiernos pasan y los Estados y las naciones quedan. Un niño nacido en Belén nos reitera ahora lo esencial: rechazar siempre la violencia y amar, siempre, al prójimo, cualquiera sea su color, religión u origen racial. Escuchemos su llamado. ABRAHAM SANTIBÁÑEZ Periodista