La decisión DE DIEGO UYARZO
La decisión DE DIEGO UYARZO La noche anterior, el 1 de enero, Diego (18) no podía dormir.
La ansiedad lo comía por querer saber sus resultados en la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES). El sentimiento lo acompañaba desde que había rendido la prueba el 28 de noviembre de 2023, por lo que a esas alturas ya llevaba un mes nervioso, cuenta Diego, asomado a la pantalla de Zoom desde su casa en Punta Arenas, vestido con ropa de color negro.
Diego puso su alarma a las 8:00 horas en punto el 2 de enero y le dijo a su mamá que no lo despertara antes. "Lo que quería era despertar y ver cuáles eran mis puntajes para sacarme esa duda de encima", cuenta. Acompañado de su madre, comenzó a revisar de a poco los resultados, hasta que finalmente vio sus 1.000 puntos en Matemáticas, lo máximo que se puede obtener en la prueba.
La reacción de su madre fue mucho más emotiva que la de él. "¿Por qué lloras?", le preguntó Diego. "Es que estoy emocionada", le respondió ella. "¡Pero, mamá, el que tendría que estar emocionado soy yo! ", replicó él. En ese momento, recuerda ahora, ya tenía clara su preferencia: estudiar Pedagogía en Matemáticas, un sueño que tenía desde niño.
Pero al conocerse que había obtenido el puntaje más alto en Matemáticas, lo que le permitiría, por ejemplo, entrar con facilidad a la carrera de Ingeniería, el resto comenzó a formularle una pregunta que se volvió insistente: "¿ Y si mejor estudias otra cosa más rentable?". Las matemáticas no siempre fueron su materia favorita.
Cuando cursaba la educación básica en el Liceo San José de Punta Arenas, a Diego Oyarzo le gustaban todas las materias. "A todas les encontraba algo entretenido, algo que me divirtiera, entonces nunca sentí como tal una afinidad específica con una". Fue a partir del segundo ciclo --que comprende de 5 a 8 año básico-y especialmente cuando llegó a la educación media, cuando sus gustos y preferencias se fueron perfilando. "Ahí me di cuenta de que lo que a mí más me gustaban eran las ciencias más exactas: matemáticas y física, particularmente, que son las áreas que más me gustan. Eso sí, nunca me llevé muy bien con la química", reconoce. Diego Oyarzo vive junto a sus padres, Francisco y Lilian, y su hermana menor, Javiera. Su paso por el colegio lo define como algo bueno. "Me fue bastante bien", cuenta. De hecho, se licenció de 4 medio con promedio 6,8, el mejor de su generación.
Sus notas siempre rondaron los 6,7 y 7,0, las que también le ayudaron a obtener un buen NEM (Notas de Enseñanza Media) y un buen hábito de estudio, algo que espera replicar en su ingreso a la universidad. "Siempre quise estudiar pedagogía", dice Diego, a pesar de que muchos de su familia hicieron que se lo replanteara una y otra vez.
Desde los cinco años de edad que esa idea le daba vueltas por la mente al ver a sus profesores y profesoras de básica. "Todo nace porque cuando uno es chico lo primero que conoce son los profesores y me parecía bonito el trabajo que hacían, la manera en que trataban a los alumnos. Y ahí decía: `Yo quiero ser profesor y trabajar en eso'". --¿ Y por qué las matemáticas? --Me gustan mucho porque las entiendo y les encuentro sentido y lógica. Me encantan porque cuando me presentan un problema matemático que no es sencillo, para mí es divertido de resolver porque hay que pensar. Me gusta ver las matemáticas desde el punto de vista de pensar, no del "me aprendo una fórmula y la repito" para resolver el problema, porque para mí, eso no es aprender algo.
Su tío Jonathan es profesor en Educación General Básica y uno de sus primeros encuentros con la pedagogía fue con él, aunque recalca que no quiso estudiar la carrera netamente por su tío, pero sí fue una inspiración. Desde pequeño lo ayudaba a corregir pruebas y eso para él era entretenido. "Notaba en él todo el trabajo y el cariño que ponía en su trabajo", recuerda. Le daba consejos, aunque a su manera. "Mi tío es bastante bromista, así que lo hacía a su forma". --Me decía y me sigue diciendo que es un trabajo bastante bonito. Una de las cosas que más recuerdo de él es que me recalcaba que no me preocupara por el tema de la remuneración, que es algo que en todos lados dicen. Él tiene la esperanza, al igual que yo, de que en un futuro esta vocación sea mejor vista y pueda ser mejor remunerada. Un día, cuando cursaba cuarto medio, llegaron unas invitaciones a su sala de parte de la Universidad de Magallanes. En aquella ocasión, recuerda Diego, eran para aquellos alumnos que estuvieran interesados en la pedagogía.
Todo formaba parte de la Escuela de Talentos Pedagógicos (ETAPE) de la misma universidad, una instancia de introducción para aquellos estudiantes de cuarto medio de Punta Arenas que estuvieran interesados en estudiar la carrera. "Me paré, fui a buscar una y un par de compañeros también, quienes tenían la pedagogía como en un plan C o un plan D", recuerda.
Al momento de volver a su asiento, su profesora dijo: "Ahora voy a preguntar por nombres de alumnos, porque hay algunas que vienen con nombre". --Y resulta que entre esas que venían con nombre estaba el mío, porque mi profesor jefe ya me había anotado. Franco Rimenschneider fue el profesor que lo inscribió.
Cuenta que desde pequeño vio la vocación de Diego por la pedagogía y fue precisamente eso lo que lo llevó a inscribirlo a la ETAPE. "Diego siempre tuvo ese interés del cómo hacía uno las cosas; entonces, como conocía a mis alumnos, les hacía clases en función de lo que querían estudiar.
Diego siempre mostró interés en cómo enseñar, en cómo ayudar a sus compañeros, la diversidad y el aprendizaje y todo eso trataba de inculcarlo y de ayudarlo". Tenía clases solo los días viernes y el programa incluía tres módulos: Expresión y Sentidos, Pensamiento Lógico y Vocación Pedagógica e Identidad Regional. Su módulo favorito fue el de Expresión y Sentidos. "Una de las cosas que más recuerdo de ese módulo fue una clase en la que hablábamos del no ser desubicados y el no ser desatinados. Teníamos que conocer el contexto en el que estábamos trabajando para que estuviéramos bien ubicados e hiciéramos las cosas correctas". Recuerda que varios de sus compañeros desistieron de la ETAPE. El examen final consistió en la elaboración de un ensayo sobre la pedagogía. Diego escogió el tema del pensamiento crítico como método de enseñanza y la pedagogía como proyecto social, cultural y de vida.
El producto final lo define así: "Empecé con la idea de conectarlo con la pedagogía como un proyecto social, porque la pedagogía no es un trabajo que voy a hacer para mí, sino que un trabajo que voy a poner al servicio de muchos jóvenes.
Y después terminé hablando sobre el pensamiento crítico, del querer que mis estudiantes usen los conocimientos que tengan para poder resolver los problemas". --Yo creo que la principal función que tuvo en mí la ETAPE fue ayudarme a reforzar la idea de querer entrar a estudiar pedagogía. Para mí, significa un gran paso en lo que es mi camino a la carrera, porque verdaderamente esos profesores fueron un apoyo y al menos, a mí, me enseñaron muchas cosas valiosas. Al principio, la decisión de Diego fue bastante cuestionada por su familia. Le decían que quizás quería ser profesor solamente porque era la única profesión que conocía y hasta le recomendaron alguna ingeniería.
Eso sí, reconoce que en un momento de su vida lo lograron convencer de estudiar Odontología. "Después de estudiar más sobre la carrera me di cuenta de que no era lo que me apasionaba, no era lo que quería. Y volví a mi discurso de querer ser profe", recuerda. Otros familiares le decían que estudiara Derecho, pero tampoco le llamaba la atención. "No voy a ser feliz, ni leería con gusto el Código Penal o un libro de leyes de comercio. No sería feliz". --¿ Y por qué te decidiste por pedagogía, a pesar de las críticas? --En la pedagogía veo una entrega y un servicio esencial.
Para mí, es poner a disposición mis conocimientos a un grupo de personas que lo necesite... Seguí con esta idea porque es lo que siempre me llamó la atención y también porque digo: "Es mi vida, ¿por qué una persona que no sea yo debe opinar sobre mis estudios?". Está consciente de la realidad de la educación chilena. Al respecto, cree que el sistema educativo nacional solo potencia materias exactas y técnicas, más que enfocarse en temáticas ligadas al crecimiento personal.
Aquello, dice él, puede tener consecuencias como las que suceden en los liceos emblemáticos y la cobertura mediática que se les da a esos casos. "Me parece muy mal que haya padres que piensen que el colegio tiene que educar a su hijo porque, en primer lugar, la primera escuela de uno debería ser la casa". --Aunque suene romántico o esperanzador, tengo fe en los jóvenes del futuro, de lo contrario, no estaría estudiando pedagogía, porque sé que la gente no es mala, sino que hace cosas malas y tengo fe en una mejor educación... No sé si vaya a ser el gran cambio para mi región, pero quiero aportar mi granito de arena para poder hacer ese mundo mejor. Desde que tiene diez años Diego pertenece al grupo de Guías y Scouts San José de Punta Arenas. El rol social que ha aprendido ahí ha sido un motor y una línea de enseñanza que le gustaría implementar en su rol como docente a futuro. Comenzó a ser parte de este grupo principalmente porque quería realizar una actividad libre, algo que ahora le encanta. Cada etapa que ha pasado, dice, le ha enseñado algo distinto y algo bonito.
Cree que ambas ramas se complementan bien y, por lo tanto, reconoce que "siendo estudiante de pedagogía voy a poner mi vida al servicio de los demás, al servicio de los jóvenes". --Cuando vi los resultados lo primero que pensé fue: "Listo, entro". El 2 de enero de este año, luego de ver sus resultados, Diego no dudó en la opción que tenía, que era marcar Pedagogía en Matemática en la Universidad de Magallanes en el documento del orden de preferencias y, a las 9:00 horas, el PDF ya estaba enviado. Aunque igual bromeó con su mamá y comenzó a ponderar algunos puntajes para ver otras opciones, reconoce. Luego de sus resultados, junto a su familia fueron a celebrar a un café que le quedaba cerca.
Sus amigos lo felicitaron y también algunos profesores lo hicieron, como su profesor jefe y el de música. "Que me feliciten es bonito, pero siento que habla más bien de ellos, porque una vez escuché que si un profesor le decía a un estudiante que quiere estudiar Pedagogía que no lo haga, eso significa que el profesor está amargado, porque un profesor que verdaderamente hace lo que hace con cariño cuando ve a un estudiante interesado lo va animar con lo que más pueda". Lo llamaron de distintas universidades ofreciéndole becas, pero él nunca dudó en escoger la Universidad de Magallanes. Aunque reconoce que le gustaría mucho estudiar en la Universidad de Chile, que es la universidad que tiene el enfoque que le gusta: Pedagogía en Educación Media en Matemáticas y Física.
Tenía los medios para poder irse solo a Santiago, que es donde se imparte, pero la situación del país le hizo declinar su decisión luego de conversar con sus padres. "Para una persona como yo, que está acostumbrado a la calma, vivir en Santiago no me transmitiría la misma calma y a lo mejor no me sentiría tan tranquilo como me siento acá", dice. Pero llegó a la conclusión de sacar la pedagogía en matemáticas y luego hacer una convalidación con física. Hasta el día de hoy dice que le sorprende que su caso se hiciera tan conocido y fuera tan comentado. Tras publicarse los puntajes, recibió mensajes del actual ministro de Educación, Nicolás Cataldo, y un tuit del Presidente Gabriel Boric. Su historia ha sido divulgada en diversos medios regionales, nacionales e incluso el mismo Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) la dio a conocer a través de su sitio web oficial.
Eso sí, la publicación no estuvo exenta de comentarios negativos. --¿ Por qué crees que ha llamado tanto la atención que te decidieras por Pedagogía? --Recuerdo una carta al director que salió en "El Mercurio" que hablaba sobre el tema de los prejuicios y es increíble, poco más que desprecio, que se le tiene a la pedagogía, porque en vez de decir: "Este chico va a estudiar lo que a él le gusta, va a ser feliz", lo primero que dicen es: "¿ Cómo vas a pagar tus cuentas?". Relata que le gustaría trabajar en ambos sectores de la educación: público y privado, y que su objetivo profesional es llegar a ser profesor universitario. Al conocer las diferentes realidades, dice, podrá tomar toda la experiencia que se requiere para cumplir lo que quiere. Ahora sus padres lo apoyan y comprendieron que la pedagogía era la carrera que realmente quería estudiar, independientemente de lo económico. "Me dicen que ponga todo de mí.
Cuando entendieron, y se dieron cuenta de que no iba a cambiar de decisión, lo único que me dijeron es que sea el mejor profesor". A dos semanas de comenzar las clases en la Universidad de Magallanes donde estudiará Pedagogía en Matemáticas, Diego Oyarzo está entusiasmado con lo que viene.
A pesar de que trataron de disuadirlo de elegir otra carrera luego de obtener puntaje nacional en la PAES de Matemáticas, en él pesó más la vocación. "Es increíble poco más que desprecio que se le tiene a la pedagogía, porque en vez de decir: `Este chico va a estudiar lo que a él le gusta, va a ser feliz', lo primero que dicen es: `¿ Cómo vas a pagar tus cuentas?'". POR LEONEL LILLO MORA La decisión DE DIEGO OYARZO "Aunque suene romántico, tengo fe en los jóvenes del futuro, de lo contrario, no estaría estudiando pedagogía". JU AN PA BL O NA VA RRETE "En la pedagogía veo una entrega y un servicio esencial.
Para mí, es poner a disposición mis conocimientos a un grupo de personas que lo necesite". Su tío Jonathan es profesor en Educación General Básica y uno de sus primeros encuentros con la pedagogía fue con él. Desde pequeño lo ayudaba a corregir pruebas. En la imagen, una foto de Diego en su colegio. LICE O SAN JOSÉ DE PUNT A ARENAS.