MINISTRO DE DEFENSA: “QUIERO MUCHO A CHILE”
después de vivir un año entre ellas. Lo mandó a matar un jefe mara desde la cárcel. El miércoles 28 de agosto, un golpe a otro tipo de criminalidad organizada quedó expuesto en la Base Naval de La Unión, a 210 kilómetros al este de San Salvador, en la costa del Pacífico. Arribaba un buque con 10 traficantes de cocaína y armas, que fueron interceptados por la marina salvadoreña a 1.004 millas náuticas de su costa. Los esperaban el ministro de Justicia, el fiscal general, el director de la Policía Nacional Civil y el ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy. Con especial atención saludó el vicealmirante Merino (el primer oficial naval en ser secretario de Estado) a la enviada de “El Mercurio”, cuando supo que había una periodista chilena. Había una razón, que él mismo contó: “Quiero mucho a Chile. Me gradué en la Escuela Naval en Valparaíso y después hice un curso allá. Tengo amigos chilenos”, dijo. La esposa del ministro de Justicia Gustavo Villatoro también tiene lazos con chilenos. Estudió con profesores de Santiago en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, que llevó ella a ese país. Después de los saludos, un buque se acercó al muelle y descendieron 10 hombres esposados: cuatro a pie pelado, uno con hawaianas, uno con botas blancas y cuatro con botas amarillas. Ecuatorianos, guatemaltecos y mexicanos. Luego bajaron el cargamento que los delataba: 12 carabinas AR-15,20 fusiles AK-47,1 ametralladora M-60,1 fusil de francotiradores Barret. 50,10.439 cartuchos y 191 cargadores. “Hemos erradicado el flagelo que más asediaba a los salvadoreños, las pandillas, pero también se ha intensificado la lucha contra el narcotráfico. Esta lucha no solo es a nivel nacional. El Salvador también se ha convertido en un importante contribuyente a la comunidad internacional, neutralizando esta amenaza regional”, dijo el ministro Merino Monroy. La cifra oficial indica que mientras en 2015 había 105 homicidios por cada cien mil habitantes, hoy es de 2,2. El autoritarismo que ha evidenciado Bukele no logra desanimar a los salvadoreños, cuyo apoyo supera el 80% en un país donde la extrema violencia es historia demasiado reciente. n.