Autor: Conocí al padre francés André Jarlan hace
Cartas: André Jarlan
Señor Director:más de 42 años, cuando yo era el médicodirector del policlínico Dávila, dependiente delHospital Barros Luco-Trudeau del área sur deSantiago. Como yo atendía a personas de la poblaciónLa Victoria, algunas le habían comentado que yocolocaba inyecciones “en las coyunturas” (infil-traciones intraarticulares), por lo que quiso ir ahablar conmigo. Como reumatólogo, le expliqué de qué setrataba. Me di cuenta de que era una personamuy especial, que se preocupaba de los máspobres y necesitados de su población.
Me pidióalgunos medicamentos para algunos de ellos, como vitaminas y algo para “los nervios”. Porcierto, no me negué y, además, le di bolsas deleche rotas que pasaban a merma, las que sedevuelven al hospital corriendo incierto destino. Para los nervios le regalé tabletas de muestrasmédicas de meprobamato, las que guardócuidadosamente en su bolsillo. Comparto totalmente lo expresado por suhermana Hanrriette, en carta del 30 de agostopasado, publicada en este diario. “Un curatestigo silencioso del sufrimiento de los máspobres y desamparados de su Población LaVictoria”. Me impactó cuando supe que una balaasesina lo había alcanzado estando en su humil-de casita de madera, sentado leyendo la Biblia. Hace más de 40 años que está con él en el cielo, y solo esperamos su primer milagro para que lobeatifiquen. DR. ALBERTO VALDÉS SOTOMAYOR.