Autor: TEXTO Y FOTOS: Sebastián Montalva Wainer, DESDE LA REGIÓN DE COQUIMBO.
VICUÑA del día a la noche
Admirar el cielo estrellado siempre será una buena razón para volver a Vicuña, el corazón del valle del Elqui. Pero mientras llega ese momento, esta selección de datos y experiencias probadas podría ayudar a hacer más corta y agradable la espera. Legó septiembre y con él, las alergias primaverales. Pero imaginemos esta situación: acaba de llegar a Vicuña, hasta donde ha viajado para admirar el mundialmente famoso cielo nocturno del valle del Elqui, y no se siente muy bien que digamos. Peor aún: lo suyo no se debe precisamente al polen ni alos plátanos orientales, sino que se trata de un resfrío hecho y derecho, con harto romadizo y hasta un poquito de dolor de garganta. Resulta que en Vicuña hay una solución novedosa y natural.
En vez de ir a una farmacia, nuestra sugerencia es que camine hasta la calle San Martín, busque el número 231 justo en la plaza, y pida el “helado para el resfrío” que venden en la cafetería y heladería Gu Frut.
Hace más menos un año, en este local comenzaron a vender diversos helados artesanales que ellos elaboran con hierbas y frutas de la zona que, aseguran, ayudan a curar distintas dolencias: el de eucaliptusmango es para el resfrío, así como el de chachacoma-frambuesa serviría para el mal de altura, y el de romero-menta hace bien para la guata. La creación es de Etna Alcayaga y su marido, Juan Torres, este último un trabajador minero que solía llevar estas hierbas alas faena y se las daba a sus compañeros, que sanaban milagrosamente.
Pero ellos decidieron innovar y, en vez de servirlas solo como tecito, las convirtieron en helados y han causado furor: el año pasado, de hecho, ganaron el Premio a la Identidad Local en la Copa Nacional de Heladerías que se realizó en Santiago, por su helado de copao, un cactus típico de la región. Toda esta introducción es para decir que mientras uno espera que llegue la noche en Vicuña, hay varias cosas que se pueden hacer bajo la luz del sol y disfrutar en el camino. Por ejemplo, tomar un helado en Gu Frut (hay de sabores tradicionales también), o realizar alguna de las actividades que fuimos a probar hace unos días y que detallamos en este artículo. Tome nota.
El día Las recientes lluvias que cayeron en esta zona, y que significaron un alivio para la prolongada sequía que ya era una tragedia, han hecho cambiar notablemente el paisaje de Vicuña y el valle: como no ocurría hace mucho tiempo, casi todos los cerros están verdes y floreciendo. Un espectáculo que se puede admirar desde un “nuevo” atractivo: la histórica Torre Bauer. Construida en 1905, este lugar por años estuvo cerrado al público: para ajustar su reloj había que poner una escalera por afuera y entrar por la ventana.
Pero ahora la municipalidad la restauró y construyó una escalera de acceso interior, que por el momento permite subir hasta el tercero de sus pisos, en compañía de guías, abrir la ventana y tener una espléndida vista hacia la plaza, la iglesia y el cerro Mamalluca de fondo (es mucho mejor si lo hace al atardecer). Este lugar, además, funciona como punto de información turística y está al lado del antiguo Cabildo de Vicuña, que también acaba de reabrir.
La visita a estos dos lugares históricos podría complementarse muy bien con otro imperdible: una visita al Museo Gabriela Mistral, que está construido en el huerto que albergaba la antigua casa de la poetisa y donde hoy se realizan diversos talleres y exposiciones: la más reciente fue RELAJO. En Las Vertientes del Elqui, El Molle, hacen yoga a orillas del río. CAMPESTRE.
El hotel Casa Bagua, en Diaguitas, tiene acceso al río Elqui. una muestra fotográfica sobre la historia del Paso Agua Negra, uno de los cruces fronterizos más altos de Chile: está a 4.870 metros sobre el nivel del mar. Tanta historia de seguro le abrirá el apetito.
Y como claramente un helado para el resfrío no bastará, nuestra recomendación es partir directo a uno de los mejores restaurantes del valle: Entre Cordillera, ubicado en la localidad de Villaseca, a 5 kilómetros de Vicuña.
Famoso por sus cocinas y hornos solares, este lugar no solo destaca por esta particular forma de cocción, sino además por lo más importante: su buena comida chilena y la cálida atención de sus dueños, Luisa Ogalde y Jorge Arroyo. es decir, aquí pueden comer desde pantrucas y carnes al jugo hasta unas preparaciones típicas de la zona como el “cocho chango”, un sofrito que lleva cebolla, ajo y harina tostada, y que solían preparar los crianceros de animales durante las veranadas. Todo bien servido y, además, con un menú diario —entrada, plato de fondo y postre, con diversas alternativas a elegir— DE HIERBAS. Los helados de Gu Frut y su creadora de fondo, Etna Alcayaga. BEBER. En Capel tienen tres tipos de tours, uno de ellos con seis degustaciones. a solo 7.500 pesos. Mejor, imposible.
Buena y enjundiosa comida chilena también se encuentra en el clásico restaurante Halley, que funciona desde 1986 a un costado de la plaza y que se llama así por el mediático cometa que causó gran expectación en Chile durante su paso ese mismo año, pero que terminó siendo una enorme decepción: no se vio por ningún lado. Después del almuerzo, antes de que caiga la noche, una buena alternativa es partir a degustar otra de las grandes estrellas del valle: sus piscos.
Para eso está la tradicional Pisquera Capel, que ahora además de la visita clásica a sus instalaciones y museo, tiene dos experiencias guiadas novedosas: una que incluye un taller de coctelería, y otra que contempla la degustación de seis etiquetas, con tabla de maridaje, que busca realzar el valor y la complejidad de esta bebida. Pero también se puede ir a la Pisquera Aba, que está en el sector de El Arenal, en las afueras de Vicuña.
Más pequeña y artesanal, aquí realizan tures gratuitos por sus instalaciones, donde también explican el proceso de producción del pisco y, por cierto, contemplan degustaciones de sus etiquetas, algunas de diseño más juguetón y variedades refrescantes hechas con pomelo y maqui, entre otras, que sirven para ponerse a tono y prepararse para lo que viene. La noche En Vicuña les gusta decir y repetir que aquí hay más de 300 días despejados al año y que eso, desde luego, favorece la observación astronómica.
Pero... ¿qué pasa cuando uno anda con la nube y justo le toca uno de los 65 días nublados? Si eso llegase a ocurrir, convendría saber que en el emblemático observatorio Mamalluca hay un moderno planetario en el que exhiben distintas películas astronómicas, ideales para quienes estén viajando con niños.
Esto además de sus telescopios, que aquí disponen sobre terrazas al aire libre y también bajo una cúpula móvil (aunque en realidad eso es solo un chiche para la foto: la presencia o ausencia de cúpula no influye en la calidad de la observación). Conviene saber también que en Vicuña las condiciones del cielo a veces cambian de un momento a otro y que, de pronto, se puede abrir una ventanita al universo. Así que antes de cancelar cualquier tour astronómico por un par de nubes, espere. Quizás sea su noche de suerte.
Ahora, en el pueblo mismo, una experiencia diferente es la que ofrece el observatorio Alfa Aldea, donde además de observaciones astronómicas en distintos rincones de un campo típico del Elqui, realizan experiencias que permiten escuchar los sonidos del espacio —como las tormentas solares—, un material que ellos mismos han registrado. Pero lo mejor son sus guías. Entre ellos, Juan Bustamante, que es estudiante de Astronomía en la Universidad Central de La Serena y tiene una cuenta en Instagram llamada (Vastronomiaenlascalles. Así que además de ponerle pasión a su relato, Juan sabe bien de lo que habla y si cualquiera le pregunta algo, responde con datos, no con Opiniones.
Hay varias otras opciones para hacer astroturismo en Vicuña, pero una bastante diferente es la que organiza Mario Rodríguez, de la agencia Kuntur Elqui: se trata de trekkings nocturnos por distintos sectores del valle, que avanzan entre cerros y cactus y permiten llegar a lugares de baja contaminación lumínica, desde donde se puede apreciar el cielo estrellado en todo su esplendor. EMBALSE. Vista desde el hotel Puclaro, otra alternativa para dormir en las afueras de Vicuña, pensada para windsurfistas. Taller de arpillería de Claudia oldes en Rústico Experiencias, Diaguitas. ELQUINOS. Arriba, los murales de Diaguitas, pintados por el artista Samuel Guerra. Al lado, mural de Gabriela Mistral en la Casa de la Cultura de Vicuña. La ciudad hoy luce más verde gracias a las recientes lluvias que aliviaron una prolongada sequía. DIRECCIONES Hotel Terral: San Martín 387, Vicuña; Terral Hotel. Cl Restaurante Aloe y hotel Solar de Madariaga: Gabriela Mistral 683, Vicuña; (Osolarmadariaga Casa Bagua: Calle nueva 7D, Diaguitas; Casa Bagua. Cl Vertientes del Elqui: Ricardo Schwenn s/n, El Molle; Hotel Vertientes. Cl Refugio El Molle: Balmaceda s/n, El Molle; Refugio El Molle. Cl Halley Restaurante: Gabriela Mistral 404, Vicuña; (Ohalleyrestaurante Entre Cordillera: Calle Digna Beagle 71, Villaseca; Heladería Gu Frut: San Martín 231, Vicuña; (Ogu_frut Observatorio Mamalluca. San Martín 275, Vicuña; lluca Alfa Aldea: La Viñita 27, Vicuña; Qalfaaldea Kuntur Elqui: En la plaza de Vicuña; (kuntur. Elqui Centro Turístico Capel: Camino a Perallillo s/n; tel. 51 / 255 4351 Pisquera ABA: Fundo San Juan S/N, El Arenal; Pisquera-aba. Cl Cervecería Guayacán: Calle principal 33, Diaguitas; Guayacan. Cl Rústiko Experiencias: Calle principal 24, Diaguitas; (Orustikoexperiencias Energía Vital: Yungay 593, Vicuña.
Cel. +569 8382 4824, si el tour astronómico es temprano, una buena noche podría concluir con una cena en el restaurante Aloe del hotel boutique Solar de Madariaga, uno de los mejores del valle, que funciona en una hermosa casona colonial restaurada y tiene platos harto recomendables como su capelletti de cabrito o plateada con cremoso de mote, que le dan un toque gourmet a recetas e ingredientes típicos del valle.
Junto con el hotel Terral, que está a pasos de la plaza, son las mejores opciones para dormir en Vicuña mismo, un descanso que podría profundizarse quizás con alguno de los masajes exprés que realiza Vanessa Rojas y su equipo de especialistas en Energía Vital, un centro de terapias integrales que lleva diez años funcionando en el centro. bonus track. Los pueblos Aunque no lo parezca, Vicuña es oficialmente una ciudad y ha crecido bastante en los últimos años, con todo lo que eso significa. Lo bueno es que los pueblitos aledaños siguen manteniendo cierta atmósfera que recuerda al Elqui de antaño, en especial dos: Diaguitas y El Molle. El primero está a solo 8 kilómetros de Vicuña y es, sin duda, uno de los más bonitos de todo el valle. Allí la arquitectura se ha mantenido homogénea y colorida —como pasa pocas veces en Chile—, gracias sobre todo al trabajo de los propios vecinos, que están muy bien organizados. Diaguitas, de hecho, postula por estos días convertirse en “Best Tourism Village”, premio que entrega la ONU a localidades que preservan la cultura y tradiciones a través del turismo.
El pueblo es prácticamente una calle: allí están la plaza, la iglesia, la cervecería Guayacán (que hace tours por su planta y tiene un estilo beergarden) y lugares como Rústiko Experiencias, la casa y tienda de ropa, accesorios y artesanías de Claudia Jeldes, quien llegó a Diaguitas buscando un cambio de vida y hoy ha ganado reconocimiento por sus productos y sus talleres de artesanía en los que enseña distintos tipos de técnicas tradicionales, como la arpillería, y que —según ella misma explica— también pueden servir como instancias de sanación. ¿Para dormir en Diaguitas? Una alternativa es Casa Bagua, el proyecto de Carolina Valdés y Fabián Muñoz, quienes han construido con sus propias manos su casa y refugio de estilo rústico, que se plantea sobre todo como un lugar para desconectarse en las orillas mismas del río Elqui. Por su parte, la localidad de El Molle, que está a 30 kilómetros de Vicuña hacia la costa, también conserva ese ambiente rural característico.
En los últimos años se ha posicionado como destino de turismo de bienestar, sobre todo gracias a hoteles como Vertientes del Elqui, que además de alojamiento, tiene varias piscinas, animales de granja y sitios de pícnic a orillas del río. Todo pensado para ir en familia y complementar con terapias alternativas, masajes y clases de yoga. Solo unos metros más allá, el Refugio El Molle también es una buena opción para quedarse en esta localidad. Sobre todo por su hotel que funciona en una casona de estilo colonial y que tiene un hermoso paisajismo que realmente invita a la desconexión. EXPERIENCIAS. De izquierda a derecha, la variedad de etiquetas de Pisquera Aba; Juan Bustamante, estudiante de Astronomía y guía de Alfa Aldea; y el planetario de Mamalluca. ESCALAS. A la izquierda, el tradicional restaurante Halley, que funciona desde 1986. Al lado, el beergarden de Guayacán, hito del pueblo de Diaguitas. La comuna de Vicuña tiene una creciente oferta de turismo astronómico, de bienestar y también gastronómico. DESCANSO. El hotel boutique de Refugio El Molle es para mayores de 14 años.