Los caminos otoñales de Panguipulli
Los caminos otoñales de Panguipulli "E l objetivo es que vengan a probar el sabor de Panguipulli", dijo, una nublada tarde de otoño, el chef Rolando Ortega en el restaurante que dirige en Panguipulli: Escuela. Afuera hacía frío y estaba comenzando a llover, pero adentro, en la mesa, todo era una cálida explosión de sabores.
Había una trucha crocante sobre pesto de zanahoria, una berenjena ahumada crocante, todo tipo de hojas verdes, papas nativas, encurtidos, mostazas y panes caseros, jugos naturales y un largo etcétera de preparaciones ciertamente inusuales de encontrar en un pueblo pequeño como este. Aunque, en realidad, no tanto.
Elegido Chef Revelación de 2014 por la revista Wikén, cuando comandaba su restaurante Salvador Cocina y Café en Santiago, Rolando ganó distintos reconocimientos por este tipo de preparaciones, las que ahora elabora en Panguipulli: en 2020, durante la pandemia, decidió cambiar de vida y se vino con su familia a vivir a este lugar y hacerse cargo de un proyecto gastronómico poco común: en este restaurante, desde los cocineros hasta los garzones son estudiantes de enseñanza media del liceo People Help People (PHP), que patrocina la fundación del mismo nombre. "Esto es una vitrina para que los alumnos se eduquen y desarrollen --explicó Ortega, haciendo lucir los tatuajes de sus brazos--, pero además queremos devolverles el orgullo por los productos locales.
La idea es demostrar que con ellos también se puede hacer comida gourmet". El restaurante Escuela fue la primera escala de un viaje por la comuna de Panguipulli a través del llamado Circuito Siete Lagos, que es parte de la Ruta Lagos y Volcanes.
Un viaje de tres días en auto que en esta época tiene como ingrediente especial, además de que anda mucho menos gente, que el paisaje se convierte en un auténtico espectáculo de tonos rojos, amarillos y anaranjados. Día 1. Panguipulli Pequeña y de calles onduladas, Panguipulli suele ser considerada solo como escala para recorrer los grandes atractivos de esta zona, como las Termas Geométricas o el salto Mili Mili, cerca de Coñaripe. Pero hay varias razones que justifican quedarse por aquí.
Primero, culturales: una de las novedades es el Teatro Educativo de las Artes, una moderna construcción financiada por la Corporación de Amigos de Panguipulli que se inauguró en octubre de 2022 y hoy cobija distintas muestras artísticas, y que además cuenta con un gran escenario para eventos musicales. El 27 de junio, por ejemplo, se presentará allí el avance del ballet Cascanueces desde el sur, que está siendo trabajado por niños y adultos de la zona.
Panguipulli es una ciudad de ambiente musical, un poco al estilo de Frutillar: tiene una reconocida Orquesta Sinfónica Intercultural, que desde 2006 ha sido un semillero para niños y jóvenes de la región, y en espacios como la Casona Cultural hay concurridos talleres artísticos de disciplinas como danza, música, artesanía y pintura, además de distintas exposiciones, como una que vimos sobre paisajes de agua, de la fotógrafa Andel Paulmann. En Panguipulli, además, hay buenos hoteles boutique para ir y volver por el día, y también buena gastronomía. Antes hablábamos del Escuela, pero ahora recomendamos dos restaurantes más que tienen una historia similar: sus dueños también decidieron radicarse en Panguipulli buscando un cambio de vida.
Uno es la cafetería La Felsinea, del chef Felipe González Margozzini, que tiene una ubicación de postal a orillas de un estero que nace del lago Panguipulli, ideal para partir la mañana (o terminar una tarde junto a su chimenea, probando su torta austríaca, que tiene una masa tipo crème brûlée). El otro es El Mirador, proyecto de Luis Muñoz y su esposa Josefina Vial, quienes llegaron de Santiago hace ya 10 años y hoy manejan este restaurante que le hace honor a su nombre: en un día despejado, desde sus ventanales y terraza se pueden ver cuatro volcanes (Villarrica, Quetrupillán, Lanín y Mocho-Choshuenco). Mejor aún si esto se hace probando sus tostadas de locos o sus ñoquis de castañas, dos de las especialidades de la casa. Día 2. Neltume Este era un viaje otoñal, recuerden, así que nuestra siguiente escala, el pueblo maderero de Neltume, tuvo un "inconveniente": había que parar a cada rato.
No por los caminos, que son excelentes, sino porque el paisaje lo ameritaba; los bosques en los cerros formaban una maraña de colores otoñales y, a veces, metidos entre las nubes, formaban la mejor foto para rompecabezas, de esos de 4.000 piezas. En cerca de una hora ya estábamos en Neltume, un pueblo de origen maderero que tiene una historia, por decir lo menos, intensa.
Un territorio mapuche que fue entregado a colonos que lo dedicaron a la explotación maderera en el creado fundo Neltume-Carranco (desde allí se exportaron toneladas de raulíes entre los años 50 y 80), y donde los obreros trabajaban en condiciones paupérrimas, tal como en las salitreras del norte.
La historia no termina ahí: en los setenta, tras la reforma agraria de la UP, parte del antiguo fundo fue tomado por Los caminos otoñales de PANGUIPULLI Fuera de temporada y con los bosques tapizados de tonos rojos, amarillos y anaranjados, un viaje por esta comuna --eje del Circuito Siete Lagos-resulta una experiencia diferente y recomendable. Más aún si sigue estas coordenadas probadas en terreno. TEXTO Y FOTOS: Sebastián Montalva Wainer, DESDE LA REGIÓN DE LOS RÍOS. CLIC. La Ruta Internacional que bordea el lago Panguipulli y tiene distintos miradores. ROSTROS. El chef Rolando Ortega (atrás a la derecha) junto a sus alumnos del restaurante Escuela. Al lado, el salón del hotel boutique 381, Panguipulli. CRIS TIAN FIOL CULTURA.
El Teatro Educativo de las Artes tiene una variada cartelera.. Los caminos otoñales de Panguipulli campesinos que anhelaban reivindicaciones sociales, liderados por José Liendo, un estudiante de Ingeniería Forestal de la Universidad Austral que había llegado en los años 60 y que era militante del MIR. En esa época se creó el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, la empresa forestal estatal más grande del país en el momento. Después llegó la dictadura y una represión brutal que terminó con más de 70 personas detenidas, desaparecidas y ejecutadas.
De todo esto y más uno se puede enterar en el Centro Cultural Museo y Memoria, que partió como un museo comunitario y ahora tiene un nuevo espacio en una casona tradicional, donde artesanas locales rescatan la historia de los antiguos oficios madereros a través de la confección de pequeñas figuras que los representan.
El recorrido siguió hacia el Parque Neltume, área de conservación privada de 24 hectáreas que abrió en 2019 y que, además de su entretenido circuito de canopy y arborismo, destaca por su sendero inclusivo que permite llegar en pocos minutos --avanzando por una pasarela de madera, y sin subir ni bajar escaleras-a los famosos Saltos del Huilo Huilo. Por estos días trae harta agua, y hay una brisa que moja aunque no esté lloviendo. Ahora, si quiere algo un poco más aventurero, vuelva al pueblo y contacte a Karina Putz, fundadora de Choshuenco Experience. Su historia, nuevamente, es como la de muchos acá: cambio de vida. Karina es enfermera, pero se enamoró de las montañas y dejó eso para convertirse en guía, se fue a trabajar unos años a Huilo Huilo y ahora tiene su propia agencia. Desde Neltume, Karina organiza subidas al volcán Mocho-Choshuenco, escalada en glaciar, navegación en kayak, trekking por un sector conocido como Pampa Pilmaiquén y diversas salidas en bicicleta. La que probamos fue una ruta en bajada desde Puerto Fuy, localidad a orillas del hermoso lago Pirehueico, hasta Neltume. Pero en vez de irnos todo el tiempo por la ciclovía, que tiene 6 kilómetros, fuimos por el bosque, bordeando el río Fuy. Allí, nuevamente, el otoño estaba en todo su esplendor: las hojas caídas tapizaban completamente el suelo, por lo que todo el tiempo avanzábamos sobre una especie de alfombra roja y esponjosa. Día 3. Coñaripe A la última escala de este recorrido llegamos por otro espectacular camino otoñal, esta vez de ripio: la Ruta T-29, que une Neltume con Liquiñe.
Avanzando en medio de la montaña, se veía abajo el lago Neltume, pero lo mejor vino unos kilómetros más adelante: el espectacular y poco conocido valle del río Cua-Cua, que está tapizado por bosques de Nothofagus y otras especies. Incluso desde la ruta se podía ver el volcán Villarrica, completamente nevado, de fondo. Eran cerca de las nueve de la mañana cuando llegamos a Liquiñe, donde tratamos de tomar un café para despertar, pero pasó lo que suele ocurrir en muchos de estos pueblos: estaba todo cerrado. Así que fuimos rápido hacia Coñaripe, bajando por la cuesta Los Añiques, desde donde se tenía una vista de frente al Villarrica. Hermoso camino.
El objetivo, en todo caso, era llegar al sector de Pucura, para conocer el taller de artesanías Rag Mapu, que impulsan Yimara Rayén y su marido Juan Olguín, y que funciona además como galería de arte y residencia de artistas. Uno de los sellos de Rag Mapu son las llamadas "esculturas sonoras", que elabora el propio Olguín y que representan animales y otras formas, pero que se pueden soplar para que produzcan sonidos.
Varias de esas esculturas, que representan aves locales, se pueden ver en un lugar cercano llamado Azkintuwe, proyecto de Tirsa Hueicha, joven emprendedora de origen mapuche que conduce recorridos interpretativos por el bosque nativo, que vinculan la historia natural con el conocimiento ancestral.
El bosque, en rigor, está en el patio de su casa, y tiene un sendero que en unos 40 minutos llega a la cima del cerro Rukañanco, con gran vista hacia el valle y el lago Calafquén.
Al regreso, tras un reponedor almuerzo en AdKantú, uno de los mejores lugares para comer en Coñaripe --con platos chilenos y gourmet--, solo quedaba la última escala: el lago Pellaifa, un cuerpo de agua de origen glaciar que aumentó su nivel tras el terremoto de 1960, lo que provocó una tremenda inundación que sepultó casas y dejó un bosque hundido, del que hoy solo se ven las puntas de los troncos. Junto a Fernando Bustos, fundador de Turismo Lemu-Mahuida, fuimos esa misma tarde a remar por el lago Pellaifa. Como no había viento, la remada resultó agradable, y pudimos pasar tranquilamente entre los árboles sumergidos. Es cierto: en el lago, el bosque era solo un recuerdo, pero en este viaje otoñal habíamos visto tantos, y de tantos colores, que uno más o uno menos, en realidad ya daba la mismo. D NATURALEZA. Arriba, kayak en el lago Pellaifa. Abajo, el bosque que se recorre con Azkintuwe, en Pucura. DORMIR.
En Panguipulli, Amukan Lodge son cabañas boutique con vista al lago (AmukanLodge. cl). También destaca Hotel 381, que tiene 7 habitaciones de diseño (Hotel381. com). En Neltume, buena opción son las cabañas Patagonia Mawida, a orillas del río Fuy (PatagoniaMawida. cl). COMER. En Panguipulli, Escuela Restaurant (@escuelarestaurant) y El Mirador (@elmiradorpanguipulli), y la cafetería La Felsinea (@lafelsinea) tienen cocina gourmet y buena pastelería, respectivamente. En Neltume, El Tronco Viejo (@troncoviejoneltume) también destaca por sus platos gourmet, y en la Cervecería Truful (@cerveza. truful) hay buena cerveza artesanal. En Coñaripe, el restaurante AdKantú (@adkantu) y la Cervecería Pasthorius (@pasthorius_restobar) son datos seguros y abiertos siempre. HACER.
En Neltume: Choshuenco Experience, rutas de bicicleta, randoné y kayak ( @choshuencoexperience); y Parque Neltume, con miradores, canopy y arborismo (@parqueneltume). En Pucura, Coñaripe: Azkintuwe, sendero ancestral, esculturas sonoras e interpretación del bosque (@azkintuwe_pucura); y Rag Mapu, taller y galería de arte (@ragmapu). En toda la región, Turismo Lemu Mahuida, del guía Fernando Bustos, hace rutas en kayak por lagos como Pellaifa y otros (@turismo_lemu_mahuida). OJO CON... Estas actividades se pueden reservar a través de la plataforma Ruténica (@rutenica_cl). Más información en SieteLagos. cl DATOS ELEGIDOS DATOS.
De izquierda a derecha, las cabañas de Amukan Lodge, con vista al lago; tostadas de locos en el restaurante El Mirador, Panguipulli; y el circuito en bicicleta por el bosque otoñal desde Puerto Fuy a Neltume, que organiza Choshuenco Experience. ESCALAS.
De izquierda a derecha: Yimara Rayén y Juan Olguín, artistas del taller Rag Mapu de Pucura; Felipe González Margozzini, dueño y chef de la cafetería La Felsinea de Panguipulli; y el Centro Cultural Museo y Memoria del pueblo maderero de Neltume. TURISMO LEMU MAHUID A.