EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres
EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres ROSARIO GARRIDO. - - - - EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres HOY EN CHILE LOS CLUBES DE LECTURA SE HAN CONVERTIDO EN UN FENÓMENO ENTRE MUCHAS MUJERES.
APARECIERON HACE MÁS DE UN SIGLO COMO UN ESPACIO QUE ALGUNAS USARON PARA DEBATIR SUS DERECHOS Y COMPARTIR SUS EXPERIENCIAS Y ESTÁN DE REGRESO PARA VISUALIZAR EL TRABAJO DE MUJERES ESCRITORAS, REFLEXIONAR O SIMPLEMENTE CONVERSAR SOBRE LOS MUNDOS A LOS QUE LLEVA LA LITERATURA. POR Amparo Missiego. FOTOGRAFÍAS: Sergio Alfonso López. En En marzo de 2020, Francisca Mancilla (33, politóloga) se encontró en una encrucijada. Pasaba por una época dificil en dos sentidos: Además de haber perdido su trabajo en el servicio público en la Comisión Nacional de Acreditación, comenzaba el confinamiento por la pandemia. Como una vía de escape, Mancilla retomó una actividad que había abandonado: la lectura. Partió con las novelas de la escritora japonesa Banana Yoshimoto, Yoshimoto, pero solo fue el punto de partida. Mi meta era leerme todo mi librero recuerda y enumera que luego siguió con las novelas de la argentina Mariana Enríquez, como “Nuestra parte de noche” entre otros. Este regreso a la lectura la llevó a otro desafío que no imaginaba: decidió crear la cuenta en Instagram @Lee. como. nina (que hoy tiene más de 12 mil seguidores) para compartir sus reflexiones literarias. Al año siguiente inició un club de lectura con el nombre del proyecto.
Quería sacar el comentario de los libros del mundo académico, sacar la idea de que no puedes hablar de libros si no estudiaste Literatura Literatura comenta Francisca Mancilla, quien inició su primer taller a finales de noviembre de 2020 leyendo “Las cosas que perdimos en el fuego” de la argentina Mariana Enríquez. El club de lectura “Lee como niña” es uno de los tantos que hoy funcionan a lo largo del país. Estas reuniones están destinadas a personas que buscan experiencias colectivas, compartir opiniones o un intercambio de percepciones en torno a los libros. Todos funcionan funcionan con reuniones mensuales o semanales. Algunos son gratuitos; especialmente los que se dictan en las bibliotecas públicas, universidades universidades o fundaciones. Pero hay otros que son dirigidos por profesionales profesionales conocedores de la literatura y la edición que tienen cuota de participación. Algunos espacios son mixtos, otros, como los de Francisca Mancilla, Mancilla, son comúnmente solo para mujeres.
No tiene una temática, pero si la premisa es analizar nuestro lugar como mujeres a través de la literatura, leemos autoras en distintos distintos géneros y siempre intento ver cómo las hicieron sentir o en que se sintieron reflejadas.
II. jj Ir i. - - - - - EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres *** Aunque los clubes de lectura tienen raíces históricas en Chile y en el mundo, durante los años 80 y 90 prácticamente se desdibujaron, hasta que hace poco más de una década comenzaron a reflorecer.
La subdirectora del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, Paula Larraín, señala que la pandemia reforzó el escenario de los clubes de lectura: --Los clubes de lectura se revelaron como una estrategia que permitió a muchas personas seguir en contacto con otros mediante la lectura, un refugio para acompañarse en el día a día.
Por esa época se iniciaron diversas estrategias del Ministerio de Cultura para que las personas mantuvieran el contacto con la lectura: con los clubes ya establecidos de las bibliotecas públicas de todo el país, se conformó en noviembre de 2022 la Red Nacional de Clubes de Lectura para poder coordinar a las personas que desarrollaban estos grupos y poder dar un apoyo al trabajo descentralizado. Según comenta Paula Larraín, existe un aumento a nivel mundial de mujeres vinculadas a fomentar la lectura. Las estadísticas del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas lo corroboran: 60% de los préstamos de material bibliográfico a domicilio son a mujeres.
Un estudio de 2022 sobre los hábitos y percepciones lectoras, realizado por Fundación La Fuente e Ipsos --empresa de estudios de mercado y de opinión-registra que existe una fuerte inclinación de las mujeres en la lectura por placer, con un 72%, en comparación a los hombres, con un 68%. Un estudio de la empresa Global GfK respecto a la frecuencia en la lectura de libros, en países como España, China, Países Bajos y Reino Unido, indica que las mujeres leen más que los hombres.
Según la revista digital estadounidense de lectura BookBrowse, 93% de los asistentes a clubes de lectura de los últimos 15 años son mujeres. --Es un lugar seguro donde hablar de libros, pero también de otros temas que nacen de las historias.
Creo que las mujeres están más preparadas para eso: para expresar sus sentimientos, para hablar desde lo profundo --dice Claudio Aravena, gerente de desarrollo de Fundación La Fuente. *** Soledad Camponovo (41) lleva más de una década ligada a los clubes de lectura. En 2012, después de finalizar su máster en la Universidad de Leiden en Holanda, trabajó en el Ministerio de Cultura, mientras organizaba grupos de lectura entre sus amigas.
Dos años después fue invitada por la plataforma independiente Zancada para ampliar su proyecto lector y entregar un aprendizaje vivencial con los libros. --Por ejemplo, leímos a Roberto Merino y caminábamos por Santiago, cuando leímos "Walden" de Henry David Thoreau nos fuimos a caminar por el Parque Natural Aguas de Ramón, después, cuando leímos a Rebecca Solnit, caminamos por el San Cristóbal.
Camponovo, quien comenta que la lectura entre mujeres visibilizó a aquellas escritoras no tan masivas, analiza el actual resurgimiento de los clubes de lectura. --Tengo la idea de que en la década de 1990 comenzó un resurgimiento de los clubes de lectura, por un lado, se fueron popularizando en Estados Unidos con clubes como los de la presentadora de televisión Oprah Winfrey, y a su vez en Chile, debido a una mayor profesionalización de la industria editorial, se fortalecieron porque se estaban buscando nuevas maneras de hacer circular los libros. En ese contexto, algunas mujeres empezamos a preguntarnos por nuestras lecturas y a buscar a escritoras para leer. Catalina Ibáñez tiene 51 años y es profesora de Lenguaje en los colegios Los Andes y Los Alerces. A mediados de 2018 recibió una llamada telefónica de una exalumna, que tenía una cuenta de InstaSOLEDAD RODILLO CATALINA IBÁÑEZ. EL AUGE DE LOS CLUBES DE LECTURA: Leer entre mujeres gram para promover la literatura y quería invitarla a dirigir un club de lectura. Aunque la cuenta de Instagram que originé todo ya no existe, casi seis años después, el club de lectura de Catalina Ibáñez reúne a mujeres mujeres de distintas partes de Chile, Argentina y México.
Para Ibáñez, el objetivo de su club es encontrar calidad literaria y contenido humano en los escritores que selecciona, con el fin de que sus alumnas crezcan a través de la literatura. *** La historia de los clubes de lectura es larga.
Desde el siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XX se desarrollaron discusiones en torno a la literatura en distintos salones literarios de la alta sociedad europea, especialmente en Francia, que pronto se extendieron a distintos puntos de Europa y América.
La idea llegó a Chile y, al igual que Europa y Estados Unidos, generé un gran interés en las mujeres burguesas quienes organizaban reuniones en sus casas para hablar de libros y, de paso, analizar su situación en una sociedad patriarcal.
Entre las primeras anfitrionas que formaron grupos de lectura fueron Mercedes Marín Recabarren, considerada como la primera escritora y poeta chilena, y Delia Matte de Izquierdo, reconocida como una de las feministas más activas de la historia nacional y fundadora del Club de Señoras, agrupación de mujeres en respuesta a la mayoría de grupos tradicionalmente masculinos.
Se reunían entonces entonces en la llamada calle Los Huérfanos de la comuna de Santiago, para también promover nuevas tradiciones, según narra la historiadora Asunción Lavrin, en su libro “Mujeres, feminismo feminismo y cambio social en Argentina, Chile y Uruguay.
Uruguay. 1890-1930”. En paralelo, Delia Matte de Izquierdo desarrollé desarrollé junto con Amanda Labarca, la primera mujer titulada como profesora en Chile, en la revista Familia, el “Círculo de Lectura”, que buscaba fomentar la educación de las mujeres mediante la lectura de clásicos, nuevas publicaciones publicaciones literarias y encuentros donde se discurían discurían los textos inspirándose en grupos de mujeres mujeres de Francia, Argentina y Estados Unidos.
La historiadora Ana María Stuven recalca el interés en el conocimiento que buscaban las mujeres chilenas de la élite a comienzos del siglo XX para avanzar en su educación y en su integración con la ciudadanía. Los clubes de lectura, asegura Stuven, fueron un mecanismo para insertar la vida cotidiana en relación con los fenómenos culturales. Fue un primer paso en el proceso de alcanzar los estándares necesarios para asumir la lucha por sus derechos explica la historiadora. historiadora.
Con una trayectoria en entornos relacionados con la lectura, como la Biblioteca Nacional y en la subsecretaría de Culturas y las Artes, Daniela Correa desarrolló en 2018 la plataforma digital Alejandría Chile, comunidad lectora en su sitio web e Instagram con más de 12 mil seguidores. Correa dice que nació de la necesidad de no únicamente únicamente compartir lecturas individuales, sino buscar un espacio diverso diverso en opiniones y crecer junto a las lectoras. La lectura es una forma de representar, de reflexionar e interpretar interpretar el entorno.
Una política participativa solo puede fortalecer el ecosistema, genera resultados reales y transversales para nuestra sociedad explica Correa y comenta que antes de la pandemia conformó conformó los primeros grupos de lectura, uno para adultos mayores de 65 años y otro para jóvenes. Ambos de mujeres. Para los ocho grupos diferentes que tiene en sus talleres, Correa crea cuatro propuestas anuales de temáticas, una, por ejemplo, sobre autoras que escriben desde la incomodidad y no el pertenecer. Otro club que se inició en la pandemia es Pícnic, que está asociado a la editorial independiente Bastante. Su creadora es la editora Rosario Rosario Garrido (51) quien dice mantener una “relación voraz” con la literatura desde los trece años, cuando visitaba la biblioteca municipal municipal de Providencia. Garrido quiso experimentar desde el mundo digital con un club de lectura híbrido, en el que las personas pueden optar por participar de forma online o presencial.
Para la creadora de los clubs Pícnic era clave propiciar un espacio donde los libros provocaran “cuestionamiento, diálogo significativo y conexiones internas”. Los encuentros presenciales ocurren dos veces por semestre y online dos sesiones al mes.
En el último, a fines de 2023, se trabajó el tema de la naturaleza, a través de lecturas como “Los árboles caídos también son el bosque” de la argentina Alejandra Kamiya o “Bajo Tierra”, del británico Robert McFallen.
Se va dando naturalmente, porque hay como una cierta comodidad comodidad con las mujeres y las escrituras de mujeres, se produce una especie de conexión muy interna. *** Hay consenso entre quienes imparten un club de lectura: leer es un viaje personal, pero con un club se convierte en colectivo. Soledad Rodillo (49) mantiene su club de lectura “Escritoras imprescindibles” y “Latinoamérica hoy” desde 2018. Al tiempo que se incubaba la revolución feminista en Chile, esta periodista y magíster en Literatura buscaba crear un grupo de lectoras que quisieran conocer las obras de autoras femeninas de diferentes épocas. Hoy, explica, no es el objetivo principal de sus talleres, pero sí incluir La lectura global de autoras de otras tradiciones como africanas o asiáticas. Partió un poco por juntarse y hacer algo distinto, existían grupos para cocinar, para tejer, para hacer deporte. Pero las mujeres se dieron cuenta, que, en el fondo, habían abandonado el gusto por leer. En cada sesión que guía, Soledad Rodillo entrega información sobre el libro a elección, sobre su escritora y el estilo de narración que existe tras cada texto. Asisten más de 40 mujeres, algunas viven fuera de Chile, incluso tiene una alumna que se conecta desde Alaska. En las reuniones de verano presenciales siempre incluye la visita de una escritora chilena. Las temáticas que Soledad Rodillo busca en las lecturas de su club están orientadas a las vivencias femeninas como la maternidad, la familia y las relaciones personales. Las mujeres son más abiertas para conocer a más personas, tienen el ansia de compartir sus lecturas. Aun así, los formatos a la hora de elegir la lectura pueden ser variados. Para algunas la lectura en papel es primordial para la experiencia experiencia en comparación a lo digital. A la hora de recomendar autoras imprescindibles, coinciden en las escritoras Maggie OFarrell, Iréne Némirovsky, Ottessa Moshfegh y la chilena Lina Meruane.
Daniela Correa recalca que la selección de una próxima lectura debe ir tanto en el interés de su escritura como en el espacio narrativo que ofrece una autora: Entendiendo la lectura como una forma de representar, reflexionar reflexionar e interpretar el entorno. Quien es capaz de incorporar la lectura a su entorno, es capaz de modificarlo. Según las esfadisticas del Sistema Nacional de Bibliotecas Publicas, 60% de los prestamos de material bibliográfico a domicilio son a mujeres..