EM LOS RECUERDOS DE LA HIJA de Leonard Berntein
EM LOS RECUERDOS DE LA HIJA de Leonard Berntein Poco más de una década atrás, Jamie, Alexander y Nina, los hijos del más célebre director de orquesta, el norteamericano Leonard "Lenny" Bernstein, recibieron un sobre sellado con cartas y documentos en su interior. Harry Kraut, el mánager de su padre, se los pasó bajo la instrucción de que no lo abrieran sino hasta que pasaran 25 años de la muerte de Lenny. Faltaban todavía unos años para que el plazo llegara.
Había correspondencia entre sus padres: el matrimonio compuesto por Lenny y la pianista y actriz costarricense-chilena Felicia Cohn Montealegre (también conocida como Felicia Montealegre), una de las parejas más influyentes de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Los Bernstein eran considerados un símbolo cultural. Su influencia no se limitó a la cultura. Fue activa en movimientos políticos y sociales de izquierda, lo que atrajo críticas por parte de intelectuales como Tom Wolfe, quien acuñó el término "radical chic" para burlarse del supuesto radicalismo de la élite. Pero, sobre todo, las relaciones extramatrimoniales de Bernstein seguían siendo una incógnita para la familia años después de su muerte.
Desde su casa en Manhattan, un jueves de invierno, la neoyorquina Jamie Bernstein, hija mayor del clan, 71 años, autora, narradora, directora, locutora y cineasta, creativa tras conciertos sobre Mozart, Aaron Copland y Stravinsky, recuerda cuando los hermanos --copropietarios de los derechos de la obra de su padre, que incluye la música de West Side Story, considerada de las mejores de la historia del teatro musical-tuvieron el sobre sellado en frente. "Mi hermano, mi hermana y yo dijimos: `Oh, simplemente abrámoslo'. No habían pasado 25 años, pero a quién le importa", dice. Entre los documentos del sobre, una carta cerrada que databa de 1951, el año en el que sus padres se habían casado, sobresalió. "En ella mi madre le decía a mi padre: `Eres homosexual. Tú lo sabes y yo lo sé, pero nos adoramos y queremos. Simplemente, démonos una oportunidad. Intentemos este experimento entre nosotros'", relata Jamie.
Si bien mientras sus padres estaban vivos los hijos nunca supieron si Felicia había aceptado "el otro lado de la vida" de su marido, aquellas palabras escritas de su puño en aquella correspondencia despejaron toda duda. "Con esa carta, supimos que nuestra madre se casó entendiendo plenamente cuál era la situación", dice Jamie. Esa carta estuvo a su disposición cuando Jamie comenzó a escribir Famous father girl (en español, La niña del padre famoso) que publicó en 2018, para el centenario de su padre.
Esas memorias fueron las que inspiraron a Bradley Cooper a coescribir, dirigir y actuar la película Maestro, producida por Steven Spielberg, estrenada en Netflix, nominada a siete premios Oscar, y que, a diferencia de otros recuentos de la vida y obra de Bernstein, pone foco en su historia más desconocida: su matrimonio con Felicia y su relación con sus hijos. "Nuestra madre también era una luz brillante" Crecer como la hija de los Bernstein para Jamie "era como estar en un país de las maravillas", asevera. "Ver a nuestro padre en la televisión, en un escenario con gente aplaudiendo en los conciertos para jóvenes y con cámaras, luces y todo... era todo tan asombroso. ¡Era más grande que la vida!". En sus memorias, Jamie Bernstein dice de la relación con su padre que "no hubo ningún momento en el que Lenny no estuviera siendo un maestro". "Era un maestro compulsivo y constante.
Tenía tanta curiosidad y tanto interés en todo y estaba tan encantado cuando descubría algo nuevo que en el momento en que aprendía algo que le entusiasmaba, se sentía obligado a darse la vuelta y a compartirlo.
Además de un maestro perenne también fue un estudiante perenne". Sin embargo, lo más conmovedor de ser espectadora de sus memorias en la pantalla grande para Jamie ha sido ver en escena a su madre, personaje hasta ahora más bien relegado al anonimato. "Ha sido una verdadera exploración de nuestra madre porque normalmente la pasan por alto cuando la gente está tan concentrada en nuestro padre porque él era una luz tan brillante. Pero nuestra madre también era una luz brillante. Por eso es emocionante verla recibiendo tanta atención", dice. Su madre, Felicia Montealegre, antes de convertirse en Felicia Bernstein, fue una aristócrata nacida en Costa Rica.
Hija de un ingeniero en minas estadounidense destinado en San José y una madre costarricense, fue la segunda entre sus h e r m a n a s M a d e l i n e y Nancy. Su conexión con Chile, según Jamie, es una parte fundamental de los Bernstein. Cuando su padre fue destinado a una empresa minera de cobre, Felicia pasó su infancia y adolescencia en el país.
En Chile, cuenta Jamie, fue a una escuela de monjas, asistía a la iglesia los domingos y vivió "con sirvientes y niñeras; el tipo de vida que la gente con dinero tenía esos días". Pasados los años, Felicia y Madeline emigraron a Estados Unidos, mientras que Nancy se casó con el político chileno Arturo Alessandri Besa y se estableció en Chile.
Esta rama de la familia se convirtió con el tiempo en un núcleo fundamental para Felicia, y perduró a pesar de la vida que se armó rápidamente en Nueva York, donde llegó a los 22, a clases de piano con Claudio Arrau. Jamie cree que fue más "una excusa" para estudiar actuación, carrera que con el tiempo la llevó a participar en la televisión americana y en Broadway. En un cumpleaños del pianista chileno Felicia conoció a Lenny, y su vida cambió. Tras casarse con él, se retiró de las tablas a medida que nacían sus hijos y la popularidad de su marido crecía. Ella siguió tocando el piano en casa, sobre todo cuando el padre estaba de gira y su interpretación de Schumann o Brahms calmaba el llanto de sus hijos. También reprodujo para sus hijos costumbres de su pasado aristocrático en Chile. Jamie dice que la mayoría de sus nanas fueron chilenas. Solían hablarles en español --Jamie lo habla sin dificultad-y prepararles empanadas, chupe, pastel de choclo. "Todos adoraban a nuestra maravillosa cocinera Rosalía Guerrero, más chilena que los porotos. Y nuestro padre la quería tanto que se refirió a ella en dos de sus musicales.
En Candide hay un barco llamado `Santa Rosalía'. Y en West Side Story, una de las chicas `Sharks' se llama Rosalía". De hecho, su nana de más larga data, Julia Vega, sobrevivió a sus padres, dice Jamie, y vivió para ayudarla a criar a sus hijos, pero "como una abuela". Jamie recuerda los viajes que hizo con su madre a Chile. El primero fue en 1957, cuando tenía apenas cuatro años y su padre intentaba terminar West Side Story con urgencia. Entonces, Felicia la llevó a Santiago a pasar tiempo con sus primos Alessandri, incluso asistiendo como una alumna más a su colegio. "No sé qué estaba haciendo en esa sala de clases. No puedo haber estado aprendiendo nada.
Lo único que recuerdo es mi almuerzo: un sándwich de palta, lo más delicioso que jamás había existido". Jamie rememora sobre todo la relación que su madre tuvo con su hermana Nancy y su marido, Arturo Alessandri. "Había tanto amor, risas y cercanía con ellos. Aunque vivían tan lejos, intentábamos reunirnos a menudo. Y muchas veces eso pasó en Europa. Un año, yo tenía como siete, y mis padres se juntaron con los Alessandri y sus cuatro hijos en Italia, creo. Y luego nuestros padres se fueron a otro lugar, tal vez a Rusia. Quizás ese fue el verano en el que mi padre dirigió la Filarmónica de Nueva York en Moscú. Y mientras tanto mi hermano, Julia y yo nos quedamos con los Alessandri y viajamos por Italia. Los italianos pensaban que los seis niños les pertenecían.
Y entonces decían `¡ oh, sono tutti tuoi! (¡Son todos suyos! )'. Y ellos decían: `¡ Sí, todos son nuestros hijos! '". La relación con los Alessandri ha perdurado tanto que cuando la actriz Carey Mulligan, quien interpreta a Felicia en la ficción de Cooper, viajó a Chile a investigar su raíz, vino a conversar con Arturo Alessandri. "Fue una conexión muy importante con nuestra madre, ya que era alguien de su misma generación". Jamie recuerda también cuando Nancy, junto a Madeline, la acompañaron durante su primer diagnóstico de cáncer, su separación y reencuentro con Lenny mientras se recuperaba, y estuvieron con ella cuando el cáncer regresó y la mató a los 56 años, en 1978. "Vinieron en diferentes momentos a visitarla a East Hampton, Long Island, en las últimas semanas de su vida", dice. "Todos perdonamos a Lenny" Tras casi dos décadas de la muerte de su madre, y con la muerte de su padre el 14 de octubre de 1990, ella y sus hermanos asumieron que eran los responsables de preservar y honrar la prolífica carrera del maestro. "Mientras nuestro padre estuvo vivo, nunca pensamos en su legado.
Él era simplemente `el papá'. Comíamos choclo cocido, pastel de choclo al final del verano, nadábamos en la piscina, jugábamos tenis, lo acompañábamos en gira", rememora. "Cuando lo perdimos nos dimos cuenta de que teníamos este nuevo trabajo para el que no estábamos preparados.
Nos tomó un tiempo acostumbrarnos a la idea de que teníamos que aprender a hacerlo". El lanzamiento de las memorias de Jamie, Famous father girl, los conectó con adherentes de la obra de su padre que no sabían que existían: "Personas mayores que habían estado allí cuando él estaba vivo y trabajando y conocían su música, habían comprado sus discos, lo veían por televisión y eran fanáticos", dice.
Pero sobre todo, los preparó para embarcarse en un proceso de reconciliación con su historia que Jamie describe como "catártico". En su autobiografía, Jamie repasa "los dolorosos días de la enfermedad" de su madre y lo complejo de la separación de sus padres. --¿ Cómo recuerda la separación de sus padres? --Este fue un episodio muy doloroso en nuestras vidas.
Fue horrible ver a nuestra madre sufrir por la vergüenza y el aislamiento de la separación, y nos costó muchísimo descubrir cómo pasar tiempo con cada uno de nuestros padres sin "tomar partido". Todos nos sentimos muy aliviados cuando la separación terminó un año después y nuestros padres se reconciliaron, pero para entonces nuestra madre tosía mucho, y un año después murió.
Por eso, dice Jamie, el libro los ayudó a encontrar palabras para experiencias para las que "no las teníamos". "En particular, el proceso confuso y atenuado de comprender la bisexualidad de nuestro padre". --En Maestro, su padre le dice que no crea en los rumores que circulan de él. ¿Cómo fue su relación? ¿ Cuán cuidadoso fue con usted sobre este "otro lado" suyo? --No habló de eso con nosotros en absoluto hasta que me gradué de la universidad. Fue entonces cuando comenzó a unir estos dos mundos separados de su vida de esta manera tan confusa. No hablamos de eso, pero de repente nos estábamos enterando. En aquellos días, a principios de los 70, la gente no tenía el vocabulario para hablar sobre ser gay o bisexual. Era muy incómodo y por eso nunca nuestro papá se sentó y nos dijo "así soy yo". Simplemente lo descubrimos gradualmente en esta especie de retroceder hacia las cosas con los ojos medio cerrados.
Y así, poco a poco, llegamos a comprender lo que estaba pasando. --Pero hubo un momento en el que, después de 25 años de matrimonio, Lenny dejó a su madre y empezó a vivir abiertamente como un hombre gay. --Más o menos abiertamente. Todavía estaba un poco reprimido porque lo estaba intentando. Nació a principios del siglo XX en una familia judía muy conservadora y anticuada. Sus padres eran de Ucrania y emigraron aquí. Era un país muy viejo, un mundo muy viejo. Y su madre todavía estaba viva. Así que no estaba muy seguro de cómo explicarle esto y esa es parte de la razón por la que nunca salió del clóset. Y al final no pudo sostenerlo, tratando de salir. No pudo hacerlo. Y la relación con este joven, Tommy (Cothran), tampoco funcionó. Y así, al final de ese año de separación de mi madre, él regresó y volvieron a estar juntos. Al mismo tiempo, ella enfermó por segunda vez y luego, un año después, murió. Todo se mezcló. --¿ Cree que Felicia lo perdonó? --Sí. Así parecía ser al final de su vida. Fue lo que ella me dijo en su cama cuando se estaba muriendo. Está en la película. "Bondad, bondad, bondad". Y está en mi libro. Ahí es donde Bradley lo encontró.
Creo que lo que quería decir es que teníamos que mantener nuestros corazones abiertos, pase lo que pase. --¿ Y usted perdonó a Lenny? --(Silencio) Sí... Quiero decir, al final todos lo perdonamos y todos seguimos adelante como familia. Fue difícil.
No te podría mentir... Las memorias de la autora Jamie Bernstein, la hija mayor del matrimonio entre el director de orquesta norteamericano Leonard "Lenny" Bernstein y la actriz costarricense-chilena Felicia Cohn Montealegre inspiraron a Bradley Cooper a coescribir la película Maestro, nominada a siete premios Oscar. Aquí se refiere al lado oculto de "Lenny", al fuerte vínculo de su madre con Chile y al rol de preservar el legado de su padre.
POR MURIEL ALARCÓN EN LOS RECUERDOS DE LA HIJA de Leonard Bernstein "Ver a nuestro padre en la televisión, en un escenario con gente aplaudiendo... era todo tan asombroso", recuerda. © 20 16 S TEV E J. SHERM AN "A principios de los 70 la gente no tenía el vocabulario para hablar sobre ser gay o bisexual.
Era muy incómodo y por eso nunca nuestro papá se sentó y nos dijo `así soy yo'. Lo descubrimos gradualmente". En sus memorias, Jamie Bernstein dice de la relación con su padre que "no hubo ningún momento en el que Lenny no estuviera siendo un maestro". © THE LE ON ARD BERNS TEIN O FFICE, INC.
PA U L DE HU E CK, C O UR TES Y O F T HE LE O NARD BERNS TEIN OFFIC E "Fue horrible ver a nuestra madre sufrir por la vergüenza y el aislamiento de la separación", recuerda Jamie. Luego volvieron y ella murió después. © THE LE O NA RD BERNS TEIN OFFICE, INC. Felicia con Jamie, Alexander, Leonard, y Nina. "Mientras nuestro padre estuvo vivo, nunca pensamos en su legado. Él era simplemente `el papá'". papá'"..