Autor: { PERFIL | Donald Trump }
La revancha de uno de los grandes fenómenos políticos del siglo XXI
La revancha de uno de los grandes fenómenos políticos del siglo XXI ESSERPECNARFsobrevivió a un intento de asesinato en la campaña. Con la oreja sangrando, Trump levantó el puño y gritó “fight! ”, en el momento más simbólico de su inusual camino para volver a la Casa Blanca. “Creo que el término trumpismo es exagerado y que desaparecerá con Trump”, comenta Stephen Wayne, politólogo de la Universidad de Georgetown.
“Lo que no desaparecerá tan rápido es el deseo de los estadounidenses por un liderazgo fuerte y firme dado el estereotipo, ser mujer no ayudó ni a Harris ni a Clinton, las persistentes opiniones conservadoras de una pluralidad de personas y el historial económico percibido de la administración Biden-Harris () Aunque más personas tienen una opinión negativa de Trump por sus escándalos, su comportamiento criminal, sus palabras furiosas, la mayoría de los votantes creyó que él les ayudaría más que Harris”. Los estadounidenses, coincide Wendy Schiller, de la Universidad de Brown, votaron más como un referéndum sobre el actual gobierno antes que por Trump. “Muchos que tal vez no sean seguidores de Trump en lo personal, pero creen que el Partido Republicano redirigirá el gasto federal hacia sus necesidades o reducirá sus impuestos. Y dada la retórica de Trump, pero su tendencia a no llevarla a cabo, no está claro qué hará realmente una vez que vuelva al cargo”, añade. Pero hay preocupación por su tendencia a romper con las normas.
“Dado cómo se comportó en su primer mandato y los temas que surgieron en esta campaña, creo que su inclinación natural es ir más allá de los parámetros legales y constitucionales”, señala James McCann, de la Universidad de Purdue.
“Deberíamos tomar en serio su deseo declarado de ser un dictador desde el primer día, aunque la distribución de poder entre las distintas ramas del gobierno probablemente frustrará sus ambiciones”. JEAN PALOU EGOAGUIRREEl propio Donald Trump se ufanó en una ocasión de que podría pararse en la mitad de la Quinta Avenida de Nueva York, disparar a la gente y aun así no perder votantes. El republicano acumula ya varios episodios en su vida pública y privada que le habrían costado la carrera a cualquier otro político.
Pero su estilo provocador ha remecido los cimientos del establishment político del siglo XXI, consolidado un fenómeno con tintes populistas que contagia al mundo el “MAGA”, por “Make America Great Again” y ahora está protagonizado una de las revanchas más sorprendentes, al convertirse en apenas el segundo Presidente en la historia de EE.UU. en gobernar en dos períodos no consecutivos y en el primero en tener una condena por una causa penal. Desde sus negocios hasta su inesperada irrupción en la política, Trump es todo menos una figura convencional.
El empresario expandió en los años 80 y 90 un imperio inmobiliario con hoteles, casinos y clubes de golf, pero pese a que se tambaleó con bancarrotas, se ganó la fama de un hombre exitoso y ostentoso, una imagen que potenció con el reality show “The Apprentice”, que lo volvió a poner en primer plano.
Cuando anunció que quería postular a la Casa Blanca en las elecciones de 2016, muchos no lo tomaron en serio, algunos medios lo consideraron una estrategia de márketing personal o parte del espectáculo, pero el candidato fue arrollando uno tras otro a sus rivales en el Partido Republicano, que a pesar de sus dudas iniciales terminó fundido con el “trumpismo”. Trump se posicionó como un outsider en lo que él llama el “pantano” de Washington, aprovechó el poder amplificador de las redes sociales para dominar la agenda mediática, inventó sobrenombres ofensivos a sus rivales y apeló a una base de estadounidenses que se sintieron postergados en un EE.UU. cada vez más multicultural.
Sus habituales comentarios contra los migrantes mexicanos y su promesa de construir un muro en la frontera se convirtieron en las bases de la campaña en la que desafiando todos los pronósticos ganó a la demócrata Hillary Clinton.
“El trumpismo es el resurgimiento de una ideología antigua aANTECEDENTE Tan solo un presidente gobernó antes en dos períodos distintos: Grover Cleveland, entre 1885 y 1889, y luego entre 1893 y 1897. menudo conocida como el movimiento Know Nothing, en el cual sus miembros afirmaban no saber nada de lo que hablaban los de afuera. Es un tipo de nativismo, asociado a una concepción de nativos como personas blancas, cristianas y antiélite; en otras palabras, gente común”, comenta el analista político Michael Munger, de la Universidad de Duke.
“Se trata de un movimiento para personas que se sienten descontentas con el desprecio de las élites políticas en Washington, las élites culturales y financieras enNueva York, y las élites artísticas en Hollywood y la Costa Oeste”. El primer gobierno de Trump (2017-2021) fue un reflejo de su actitud arrolladora.
Muchas de sus políticas domésticas consistieron en deshacer medidas de su antecesor Barack Obama, mientras que su política exterior estuvo dominada por un proteccionismo y medidas aislacionistas que tensaron las relaciones de EE.UU. con China país al que le declaró una “guerra comercial” e incluso con sus aliados occidentales en la OTAN, al tiempo que ensayó un osado acercamiento a regímenes hostiles como el de Corea del Norte.
Su gestión también estuvo marcada por la investigación por el intervencionismo electoral de Rusia, por la cual los demócratas impulsaron un fallido juicio político en su contra. ¿Su mayor legado? Probablemente, la nominación de tres jueces conservadores en la Corte Suprema. En el período de Trump se terminó popularizando el conceptode las fake news: si bien el Presidente difundió desinformación, él mismo se apropió del término para atacar a los medios y sus críticos. Su mandato concluyó en medio de episodios de tensiones raciales y la mala gestión de la pandemia de covid-19, que terminó dinamitando sus opciones de ser reelegido. La caída y su ruta de regreso a la Casa BlancaLas elecciones de 2020 fueron un revés duro para Trump. El republicano nunca reconoció el triunfo de Joe Biden e insiste hasta hoy en que le “robaron” los comicios. Se considera que sus denuncias sin fundamento fueron el incitador de uno de los momentos más complejos de la democracia estadounidense, cuando miles de sus seguidores asaltaron el Capitolio para evitar la transición. Trump siempre dijo que volvería a la Casa Blanca.
Pero sus opciones parecieron peligrar en me-dio de sus líos judiciales; si bien sus abogados han dilatado las acusaciones por su interferencia en las elecciones de 2020, por su rol en el ataque al Capitolio y por el manejo indebido de documentos clasificados, ya fue declarado culpable por realizar pagos irregulares para ocultar un escándalo sexual en su campaña de 2016 y ahora espera su sentencia. Pero el olfato político de Trump es indudable: su foto de la ficha policial, con pose desafiante, se convirtió en la imagen de su campaña. En este ciclo electoral, Trump exacerbó sus viejas consignas contra la migración y el descontento por la inflación.
Dijo que él iba a “arreglar” el país tras cuatro años de “decadencia”, y aunque tiene 78 años, aprovechó la elevada edad de Biden (81) para socavar su liderazgo y empujar a los demócratas a la desesperada medida de bajar su candidatura para reemplazarlo por Kamala Harris. Para sus muy leales seguidores se consagró como mito cuando. Fiel a su estilo combativo, el republicano nunca reconoció su derrota en 2020. Ahora vuelve al poder recargado. { PERFIL | Donald Trump }