Inquietantes cifras en salud
Inquietantes cifras en salud L as cifras recientemente dadas a conocer sobre el gasto en salud debieran constituir una campanada de alerta respecto de la forma en que está organizado el sector público en un área tan crítica para la población.
Si el país permaneció durante un año y medio atento al destino de las isapres, que estuvieron al borde de colapsar, ahora que ese problema parece transitoriamente superado, la atención se vuelve sobre los resultados del sistema público y el Fonasa.
Se ha informado que, para el año 2023, este contaba con un presupuesto de 10 millones 900 mil millones de pesos, una cifra de una magnitud que hace perder de vista cuánto dinero se le ha asignado. Pero el gasto realmente incurrido por el Fonasa fue muy superior, llegando a 13 millones 200 mil millones de pesos; es decir, se gastó un exceso de más de 2 millones de millones de pesos.
Ante tan enormes cantidades, se suele transformar esos números a dólares para hacerlos más apreciables, y eso revela que se gastó un exceso de 2 mil 800 millones de dólares, que representan una sobreejecución superior al 20 por ciento de lo asignado originalmente. El origen de estos gastos ha dado paso a distintas interpretaciones. Para los directivos de Fonasa, se trata de una consecuencia extendida de la pandemia, que dejó suspendidas muchas otras intervenciones. Pero no parece una explicación suficiente, en especial si se considera que los egresos hospitalarios aún están a un nivel inferior al que existía antes de la pandemia.
Si bien esta exigió gastos extraordinarios que se esperaba se prolongarían en el tiempo, se pensaba que estos irían disminuyendo gradualmente y, en todo caso, tal consideración estaría igualmente presente al momento de elaborar los presupuestos. Pero que dicho gasto fuera en aumento y, más aún, que no hubiera sido estimado al momento de elaborar el presupuesto, parece inexplicable. Posiblemente, en parte, la magnitud de las listas de espera se relaciona con la pandemia, pero ya a dos años de superada esta, no puede ser que ellas sigan aumentando.
Los gastos extras corresponden a 1,8 millones de millones que fueron necesarios para financiar la modalidad de atención institucional, y el resto, según lo han explicado en la Dirección de Presupuestos, se debería al mayor gasto ocasionado por el reajuste salarial del sector público y a un fuerte incremento del gasto en licencias médicas. Diversos analistas aseguran que las aclaraciones que se han hecho, que están ligadas a una coyuntura circunstancial, no dan cuenta del verdadero problema, que está en la menor productividad del sistema público de salud.
Desde que se han hecho estudios dirigidos a medir esta variable, se ha demostrado que la productividad es baja y, mientras no se hagan esfuerzos por mejorar en este terreno, no cabrá extrañarse de estos gastos excesivos que no van aparejados con mejorías en el servicio que se otorga a la población.
Una vez más se puede ilustrar la menor productividad con el uso de los pabellones quirúrgicos, que son instalaciones complejas y caras, pero que en la mayoría de los hospitales se aprovechan menos de la mitad del tiempo disponible. Pero estas dificultades no tendrán solución mientras no se revisen los problemas estructurales de la red pública. Existen a todas luces problemas en el diseño del sistema público, por cuanto Fonasa, si bien proporciona los recursos, no tiene los instrumentos para exigir mayor productividad. No existen fórmulas para estimular con premios a los mejores hospitales, ni mucho menos recompensar a los mejores profesionales. Pareciera que da lo mismo, desde el punto de vista financiero, si un servicio hace grandes esfuerzos o si se mantiene en sus rutinas tradicionales.
Las complejidades de los sistemas de salud, que, además, como todas las actividades humanas, experimentan el impacto de los rápidos cambios tecnológicos, han llevado a muchos países a innovar buscando nuevas relaciones entre el sector privado y el sector público, mediante nuevos sistemas de colaboración. Chile podría iniciar el estudio de estos nuevos caminos para superar los gastos que no rinden ninguna satisfacción a los usuarios. Pareciera dar lo mismo, financieramente, si un servicio hace grandes esfuerzos o si se mantiene en sus rutinas tradicionales..