Autor: GABRIEL ALEMPARTE
CARTAS: Fútbol y Carlos Peña
Señor Director: Mi estimado profesor sorprende con su "Lección de fútbol”. Su columna obliga a un análisis más profundo de lo que realiza. Ocupando el fútbol —ejemplos de los que nos hacía desconfiar—, atribuye a dos exministros impudicia de celebración frente al equipo contrario, con quienes compartieron un pasado, por hoy tener una mirada distinta. Pactos entre quienes tuvieron diferencias no son nuevos. La CDU con el SPD han evitado mayorías de AfD en Alemania. El PSOE y sus pactos se censuran por Felipe González, quien coincide con el PP. Nadie dirá que dichos episodios son por conveniencia, sino por consistencia. La tesis supone una variable cuestionable, que se construye bajo la premisa de determinismo inmutable —no ciertamente liberal— que hace imposible a los sujetos modificar posiciones bajo escepticismo crítico, al entender su entorno. En ello subyace una afirmación de mala fe de estos. Quienes eran adversarios, con amplitud, son capaces de tener un juicio positivo del período concertacionista, pues vivieron la experiencia del poder y la violencia de 2019. Conocen de lo difícil de cuidar la democracia frente a una izquierda que renegó del pasado reciente. Su análisis no puede basarse en el eje político adversarial de 1988, ello descarta lo reciente.
El estallido social, junto a ideas refundacionales que pusieron en profunda tensión a la democracia liberal en la constituyente de 2022, llevaron a personas arraigadas en la izquierda y centro (liberales, socialcristianos y socialdemócratas) a la legítima convicción de que aquello que creyeron se esfumó. De allí nace también una nueva derecha, que escinde a la centroderecha, y una izquierda gobernante radical. No es casualidad que de dicha diada (derecha-izquierda) hayan nacido formaciones con miradas parapetadas en creencias inalterables. Los moderados no niegan evidencia sobre la democracia, las libertades y suponen la convicción de protección de los límites de la democracia liberal, teniendo enfrente sectores que entran en tensión con esta. Distancias frente a extremos disminuyen y los antiguos adversarios se acercan. Convertir aquello en mofa es débil. Si la tesis fuese correcta, Vargas Llosa no habría cuestionado el caso Padilla, fundando Fredemo, y Mitterrand no sería admirado luego de Vichy.