Desde 1992 los foráneos aumentaron 15,3 veces en Chile
ó en símbolo de los ingresos irregulares a nuestro país. / AGENCIAUNO De poco más de 105 mil hace 33 años pasamos a cerca de 1.609.000 en 2024. Desde 1992 los foráneos aumentaron 15,3 veces en Chile A fines de abril, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó sobre datos relativos a la migración emanados del Censo Nacional realizado en 2024. Y de acuerdo a ese organismo público, en Chile viven aproximadamente 1.608.650 extranjeros, lo que representa un aumento cercano al 116% respecto a la medición anterior, la de 2017. “En el año 1992 teníamos 105.070 personas extranjeras. Luego pasaron a 187.008 (en 2002) y a 746.000 (en 2017)”, detalló en esa ocasión la jefa venezolana (669.408 ), representando el 42% del total.
El resto de los países con alto número de migrantes en Chile son Perú (15%, 233.432 ), Colombia (12%, 197.813 ), Bolivia (11%, 168.083 ), Haití (5%, 80.781 ) y Argentina (4%, 70.266 ). La suma de las otras naciones registra el 12%, con 188.867 personas.
Otra información que entregó el INE es que la mayoría de los migrantes que se encuentran viviendo en el país son mujeres, con un 51,7%. De igual manera, se destaca que la mayoría de estas personas ingresaron al país entre 2018 y 2019. La Región de Tarapacá es donde hay más forasteros (23,2% ). Siguen las de Antofagasta (19,7% ), de Arica y Parinacota (14,9% ), Metrodel Censo, Macarena Alvarado. De esta forma, según el INE, la población migrante en Chile representa el 8,8% de las personas que viven en el país.
Y al desglosar los datos, se da cuenta de que la mayoría de ellas son de procedencia politana (13,1% ), Atacama (8,5%), Magallanes (6,6%) y Coquimbo (5,4%). Gonzalo Fanjul, uno de los autores del informe “La realidad migratoria de Chile: Una fotografía estadística” de la Fundación porCausa, dijo que “Chile está en plena transición demográfica, por lo que se enfrenta a un invierno demográfico similar al de otros países de la OCDE”. El investigador estima que nuestro país “tiene todavía margen para diseñar una política migratoria basada mucho más en sus propios intereses y en datos racionales que en percepciones que en ocasiones pueden distorsionar la visión de la migración”. Añade que “es fundamental que Chile aproveche esta oportunidad para no cometer los mismos errores que han cometido otros países al abordar este importante tema”..