Autor: Marcela Fresno/Udla
Salud
Señora Directora: En noviembre se conmemora el Día Mundial de Una Salud, una fecha clave para recordar que la salud humana, animal, vegetal y ambiental, están interconectadas de manera inseparable. Los desastres naturales, la urbanización descontrolada y las prácticas agrícolas no sostenibles, están provocando desequilibrios que facilitan la aparición de nuevas enfermedades. Los seres humanos no prosperan en un entorno deteriorado, y los animales, domésticos y silvestres, no pueden estar sanos si el ecosistema está en peligro.
El Día Mundial de Una Salud, impulsado por la Alianza Cuatripartita (FAO, OMS, OMSA y UNEP) y otros actores claves, ofrece una plataforma para promover la cooperación entre gobiernos, organizaciones internacionales, investigadores, profesionales y la sociedad en su conjunto. Este 2024 el llamado es claro: la salud del planeta y de sus habitantes depende de nuestra capacidad de trabajar juntos. La pérdida de la biodiversidad, el cambio climático, las enfermedades zoonóticas y la resistencia alos antimicrobianos son sólo algunos ejemplos de problemas que necesitan soluciones conjuntas. No podemos seguir abordando estas crisis de manera aislada. En el ámbito internacional, organizaciones como la FAO están liderando iniciativas para fortalecer la bioseguridad en la producción de alimentos y la resistencia a los antimicrobianos. La OMSA continúa promoviendo políticas de sanidad animal como un componente clave de la salud global. La OMS impulsa la creación de sistemas de vigilancia epidemiológica para detectar y prevenir la propagación de zoonosis. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) trabaja en la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y en la reducción del impacto de las industrias en los ecosistemas. Estos esfuerzos, aunque significativos, son sólo el comienzo de un trabajo más amplio que requiere la participación de todos los sectores. Por lo tanto, el Día Mundial de Una Salud es una oportunidad para que todas y todos, desde profesionales de la salud hasta ciudadanos comunes, reflexionen sobre el impacto de sus decisiones diarias. Pequeñas acciones, como reducir el uso de plásticos, preferir el reciclaje y el compostaje, optar por una dieta más sostenible o apoyar iniciativas de conservación, pueden marcar una diferencia real. Es hora de que veamos el bienestar humano, animal y ambiental como un todo interconectado.
La pandemia de COVID-19, junto con otras crisis sanitarias como la influenza aviar, nos han mostrado cuán frágiles son las barreras entre los países, y que las amenazas pueden surgir de cualquier rincón del mundo, afectando tanto a personas como a animales. Este día es un recordatorio de que nuestra salud depende de la salud del planeta. Es momento de actuar juntos, de manera global y coordinada, para así garantizar un futuro más sostenible.