El privilegio de envejecer bien
El privilegio de envejecer bien Columna Agnieseka Bozanic Leal Docente Esc. de Psicología UNAB Viña del Mar. Pdta. Fundación GeroActivismo El privilegio de envejecer bien Personas Mayores, es fundamental reflexionar sobre una dura y perturbadora realidad: envejecer bien es un privilegio, no un derecho garantizado para todos. Aunque organismos internacionales han impulsado la idea de un "envejecimiento exitoso", donde se promueve una vejez activa, saludable y autónoma, esta narrativa olvida la profunda desigualdad que caracterizaala región de Latinoamérica y en especial Chile. Aquí, esta visión no sólo esinalcanzable para la mayoría, sino que también es profundamente injusta y nociva. En Chile, el sistema de pensiones basado en las AFP ha sido uno dellos pilares que perpetúa la precariedad entrelas personas mayores. Este modelo, implementado bajo una lógica neoliberal durante la dictadura, no sólo no garantiza un retiro digno, sino queprofundizalas desigualdadessociales. Las pensiones, enmuchos casos, son tan bajas que obligan alas personas mayores a continuar trabajando o a depender de redes familiares que, muchas veces, no pueden ofrecer el apoyo necesario. Estesistema, lejos de proporcionar seguridad y bienestar, ha convertido el envejecimiento en una experiencia de supervivencia. La vejez no es una etapa de descanso ni de realización, sino una lucha constante por subsistir. Esto refuerza la idea de que sólo aquellos con recursos pueden permitirse envejecer "bien", mientras que llos demás son condenados a una vida de precariedad y abandono.
C 'omenzando octubre, en el marco del Día Mundial de las Eneste contexto, hablar de "envejecimiento exitoso" no sólo es una ironía cruel, sino que invisibiliza el verdadero problema: un sistema de pensiones que castiga a los más vulnerables y una sociedad que los ve como una carga. La desigualdad estructural no se desvanece al llegar a la tercera edad; más bien, se profundiza. El fracaso del sistema ha fomentado una gerontofobia -el miedo irracional a envejecer y ha reforzado un viejismo rampante, una discriminación por motivos de edad que deshumaniza a las personas mayores. Son percibidos como una carga parala sociedad, personas improductivas y obsoletas. Este viejismo, quese nutre del fracaso delas políticas públicas, no sólo perpetúa el aislamiento social de los mayores, sino que también mina cualquier posibilidad de construir una vejez digna y respetada. Es urgente un cambio estructural. Chile no puedeseguir postergando la reforma de su sistema de pensiones. El Día Mundial delas Personas Mayores debería ser un llamado de atención para erradicar deraíz políticas que perpetúan la desigualdad yla pobreza en la vejez. El sistema actual no sólo condena ala precariedadalas personas mayores, sino que además refuerza la narrativa de que aquellos que no logran envejecer "exitosamente" son responsables desu situación. Es una narrativa profundamente injusta, que culpa alos individuos por no haber hecho lo "suficiente" durante su vida laboral, sin tener en cuenta las enormes barreras estructurales que enfrentan. rreras estructurales que enfrentan..