“Las organizaciones criminales ven una oportunidad en la cárcel para seguir delinquiendo”
El especialista analiza la nueva crisis penitenciaria, originada en un informe de la Contraloría que critica el sistema inhibidor de señales de celulares. ISABEL LAMOLIATTE El problema.
En abril del año pasado Gendarmería presentó "La bestia negra intramural", un sofisticado sistema tecnológico de origen israelí, que prometía terminar con el tráfico de llamados y mensajes de los presos en los centros penitenciarios del país. El Estado desembolsó $5.654.880.000 por "Guardián", como se le conoce. Once meses después la Contraloría General de la República (CGR) detectó una grave falla en el servicio.
Según un informe elaborado por el organismo, pese a que "Guardián" agrupa las tarjetas SIM y los IMEI en dos listas -blanca, para el personal autorizado para realizar llamados desde los módulos penales; y negra, para todos los equipos que no están inscritos en el sistema los reos continúan realizando llamadas y conectándose a redes WiFi. El informe se centró en los penales Santiago 1, ex Penitenciaría y la Cárcel de Alta Seguridad, ubicados en la avenida Pedro Montt. Las razones para que los internos puedan vulnerar al sistema tienen que ver con la tecnología desplegada. Trucos como eliminar el GPS del equipo, prenderlo y apagarlo reiteradamente, cambiarle el chip y clonar la identificación de IMEI les permite cumplir su objetivo.
La desfachatez llega a tanto que incluso se conectan en ocasiones a la red WiFi del Ministerio Público y la Defensoría, ubicados en el Centro de Justicia, que está en la misma calle. "Guardián" sólo opera en 10 de los 79 recintos de régimen cerrado que existen en Chile. A nivel regional, la situación es peor: usan la tecnología Jammer, que sólo bloquea las redes 2G. La respuesta. Tras la filtración del informe reservado de la CRS en el sitio. del programa "Informe especial", de TVN, Sebastián Urra, director nacional de Gendarmería, realizó un punto de prensa. "Nuestro sistema sí funciona. Eso produce tranquilidad para el entorno más cercano al cuadrante Pedro Montt, también el ámbito de la seguridad nacional para el combate a la criminalidad", aseguró.
Urra se mostró satisfecho con "Guardián": "Desde su implementación ha permitido desbaratar algunas bandas que están operando externamente y dentro del establecimiento". También entregó cifras del trabajo realizado a la fecha. "Ha bloqueado sobre 51 mil chips y más de 32 mil celulares en el cuadrante Pedro Montt". ¿Por qué los reos siguen teniendo celulares en los recintos penales? "Por más que Gendarmería retire celulares, chips y módem (jabones como les dicen los internos) en todos los establecimientos sigue habiendo ingresos a través de pelotazos y visitas. Incluso a través de un funcionario que puede que esté haciendo malamente este tipo de ingresos. Cuando ingresan estos elementos “Nuestro sistema sí funciona” aseguró Sebastián Urra.
Francisco Alcorta no cree que Gendarmería está capacitada para hacer frente al crimen organizado los reos les dan un uso inmediato, ya que saben que instantes después se va a producir el bloqueo y luego el retiro que se realiza de manera cotidiana”. La solución. La vulneración del sistema se traduce en términos prácticos en que los líderes del crimen organizado siguen manejando sus bandas desde los mismos recintos donde cumplen condena. Francisco Alcorta, cientista político e investigador del Programa Político y Social Civil del Instituto Libertad y Desarrollo, recalca que la crisis carcelaria comienza con el hacinamiento de la población penal. “Alcanza el 140%, equivalente a 60 mil internos, y en algunas cárceles del norte tenemos el 200%%. A eso hay que sumar que las organizaciones criminales ven una oportunidad en la cárcel para seguir delinquiendo. Estamos enfrentando una crisis de déficit de plazas penitenciarias y el inhibidor de señales cumple un rol fundamental porque el castigo busca impedir que los internos se comuniquen”, dice. Hay políticos que plantean la construcción de cárceles en zonas aisladas. “Puede ayudar para mejorar el control de la población y significa menos alteración del entorno urbano. Pero más importante que la locación es la institucionalidad que está administrando la cárcel, que es Gendarmería. Hay que mejorar esta institución y el Estado debe impulsar un sistema de mejora integral, que va desde mejores cárceles y tecnologías de seguridad. Pero también hay que reforzar el lado humano. Que haya funcionarios capaces de controlar y de hacer efectivo el régimen penitenciario que es lo que más temen los reos: estar totalmente aislados y cumplir los castigos cuando cometen faltas”. Alcorta va más allá. “La pregunta que hay que hacerse es si Gendarmería está capacitada para hacer frente al desafío que el crimen organizado nos pone como Estado. Creo que la respuesta es no. Hay que repensar el rol fundamental de Gendarmería en la seguridad del país. No olvidemos que el Tren de Aragua nació en recintos penales. Necesitamos personal adecuado para enfrentar esta nueva realidad”.