Autor: PALOMA DÍAZ ABÁSOLO
Sequía golpea al Norte Chico e impulsa su reconversión
Sequía golpea al Norte Chico e impulsa su reconversión En la zona afirman que el potencial productivo se mantiene y que esta crisis hídrica es una oportunidad para diversificarse, renovar variedades y crear un nuevo modelo de negocios agrícola.
Álex Salas maneja un campo familiar de 17 hectáreas en El P a l q u i, c e r c a d e Monte Patria, en la Región de Coquimbo, donde mantiene 12 hectáreas de uva de mesa, tres de clementinas y algo de granados y paltos.
También tiene un campo personal de 20 hectáreas en la misma comuna, plantado con uva de mesa y clementinas, y con la producción de ambos comenzó a exportar directo sus uvas a Estados Unidos hace quince años. Sin embargo, en 2019 dejó de enviarlas, como consecuencia de la sequía y los cambios que ha experimentado el negocio. “Dejé de exportar porque mis plantaciones ya tienen muchos años, las variedades son antiguas y aumentaron mucho los costos de los insumos, los materiales de embalaje y los fletes. Además, he tratado de mantener todas las hectáreas con menos agua, pero los volúmenes y calidades de la fruta no son los mismos Así es que estoy orientado a las pasas solamente”, explica. La situación que describe ha afectado fuertemente a todos los productores del Norte Chico.
La menor disponibilidad de agua y la renovación varietal en la uva de mesa han llevado a una brusca baja en la superficie frutícola de las regiones de Atacama y Coquimbo en los últimos tres años, ya que es la especie más relevante de la zona, con una participación del 35% y que, si solo se considera Atacama, llega al 70% de los frutales plantados.
Si bien la tendencia a la baja en el área total de frutales viene desde hace al menos una década, solo entre 2021 y 2024 se perdieron 5.365,44 hectáreas en el Norte Chico, lo que corresponde a una caída de 15,2%, según los datos del último catastro frutícola del Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), del Ministerio de Agricultura.
En el caso puntual de las uvas, en tres años desaparecieron 2.866 hectáreas en las dos regiones, que explican más de la mitad de la pérdida de frutales, con una caída muy marcada en Coquimbo, donde la disminución es de 2.167,96 hectáreas.
“La caída en la producción de uvade mesa responde a varios factores adicionales a la sequía, que incluyen tanto cambios en las dinámicas del mercado internacional como desafíos internos en la producción agrícola”, dice Katherine Araya, directo-ción de estas regiones. ra ejecutiva del Ciren.
Los catastros también muestran bajas en las plantaciones de paltos, olivos y nogales, entre otras especies, e incrementos en los cítricos y cerezos, que impulsan la diversifica-UVAS EN CRISISAl recorrer distintas comunas de la provincia del Limarí la zona más afectada por la sequía en Coquim-FRANCISCO JAVIER OLEAbo, la presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), María Inés Figari, dice que le llamó la atención ver muchas hectáreas de parrones abandonados.
“Hay muchas hectáreas sin trabajar porque no hay suficiente agua, que son las que han bajado, y que ahora mismo están brotando sobre las ramas que quedaron de la temporada pasada”, comenta, y estima que este año podría haber un leve repunte debido a las mejores condiciones de lluvia y nieve caídas durante el último invierno.
Si bien resalta que la sequía es el tema central de la disminución en la superficie de frutales, también reconoce que las uvas han vivido su propia crisis debido a la baja rentabilidad del negocio, especialmente en las variedades antiguas, que ya no cumplen con la calidad que exigen los mercados ni con los volúmenes de rendimiento necesarios. “En las uvas no fue suficiente el recambio de variedades.
Vino la pandemia, subieron los costos y hubo problemas de logística, empezaron a bajar los precios del mercado y los agricultores se fueron endeudando hasta un momento en el que ya no fue posible replantar”, asegura. La directora de Ciren también comenta que las uvas han vivido su propia crisis, en paralelo a la sequía. “Los costos de insumos como fertilizantes, pesticidas y mano de obra han aumentado considerablemente, en parte debido a la inflación y la devaluación del peso chileno. Esto ha impactado la rentabilidad de los cultivos de uva de mesa”, afirma.
El presidente de la Asociación de Productores y Exportadores del Valle de Copiapó (Apeco), Rodrigo Susaeta, sostiene que en la Región de Atacama la disminución de la superficie se debe principalmente a la crisis puntual de la industria de la uva de mesa, más que a la sequía, y estima que incluso habría una caída mayor a la que muestran las cifras del Ciren. “La baja en el valle de Copiapó se explica más por los resultados de la industria, los precios internacionales y la competencia de Perú que por la falta de agua. Desde 2018 el negocio se empezó a estrechar, nos hemos visto muy estresados, obligados a cambiar variedades, con un costo de 30 mil a 35 mil dólares por hectárea”, detalla.
Como gerente general de Agrícola Dainal, empresa familiar que produce y exporta uvas, también ha vivido la reducción de superficie, ya que pasaron de manejar 200 hectáreas a 85 hectáreas, con otras 45 hectáreas arrendadas para pasas. “De las 85 hectáreas que mantenemos para uvas de exportación, prácticamente todas son variedades nuevas, con un recambio que hicimos en forma muy paulatina, entre 2004 y 2020. Nos reducimos por una cantidad seguida de años con inversiones muy fuertes y resultados débiles, aunque el aumento de precios del año pasado nos dio más esperanzas de que esto puede revertirse”, afirma Rodrigo Susaeta. HACER MÁS CON MENOSEn el valle del Elqui hoy enfrentan una mejor temporada que en los tres años anteriores.
Con una reserva de 2,62 metros de nieve en la cordillera y 42 millones de metros cúbicos de agua embalsada en la cuenca, están en condiciones de asegurar la temporada de riego actual y la del próximo año, si no nevara en 2025. Sin embargo, se mantienen cautelosos para asegurar estas dos temporadas y solo repartirán el 15% del agua por cada acción de los regantes, lo que permitiría mantener las plantaciones, más que crecer. “La falta de interés se nota a nivel de inversionistas.
Ha costado mucho vender tierras en Elqui por la sequía, hay campos que han salido a remate y no hay postores”, comenta Gabriel Varela, productor, asesor de frutales y presidente de la junta de vigilancia del río Elqui.
Por eso, considera que el desafío para los fruticultores hoy es lograr ser más eficientes con el uso del agua para mantener lo que tienen y pensar en crecer si viene otro invierno con buenas condiciones. “La junta de vigilancia tiene controlada la entrega del agua en el 99% de las compuertas, por lo tanto, hay que mejorar la eficiencia en el riego intrapredial.
Si bien la mayoría de los productores tiene riego por goteo, muchos dan riegos muy largos porque no tienen cómo medirlo o sensibilizarlo Hay que hacer más eficiente el agua que tienen para llegar a habilitar más hectáreas”, plantea, ya que el catastro frutícola arrojaSYSTEMS APPROACH TRAE ESPERANZA PARA LAS UVASLa aprobación del Systems Approach con Estados Unidos para las exportaciones de uva de mesa desde las regiones de Atacama, Coquimbo y parte de Valparaíso, que comenzará a operar esta temporada, ha traído optimismo entre los productores, luego de varias temporadas difíciles. “Todos miramos con otros ojos al valle de Copiapó después de la aprobación del Systems Approach. Como Apeco no creemos que la uva de mesa esté muerta ni por cerca. Creemos que va a tener un segundo aire, donde el protocolo es una muy buena noticia y ayuda a que eso ocurra”, recalca Rodrigo Susaeta, presidente de la Apeco.
Según los datos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), prácticamente toda la producción de uva de mesa del Norte Chico está en condiciones de optar al Systems Approach al estar libres de la plaga Lobesia botrana. En la Región de Atacama existen 222 predios libres de la plaga, lo que correspondería a 5.611 hectáreas, mientras que en la Región de Coquimbo hay 717 predios, equivalentes a 6.144 hectáreas. FALTA FINANCIAMIENTOMaría Inés Figari asegura que la crisis en la región es más profunda de lo que muestran las cifras debido a los coletazos financieros que ha traído. “Mucha gente no quiere contar lo que está pasando porque no quieren que el banco les cierre las puertas, es complejo”, dice. El productor Álex Salas coincide con ese diagnóstico y asegura que el mayor problema para los uveros hoy es, más que el agua, el financiamiento.
“Tenemos que seguir cumpliendo con los compromisos con el banco con normalidad, como si no estuviéramos en una emergencia agrícola Muchos ya no tienen capital de trabajo y creo que se podrían tomar medidas de emergencia como ocurrió para la pandemia, como el refinanciamiento de los capitales detrabajo, la postergación del pago de cuotas o pagar solo el interés de los créditos, porque se necesita un respiro”, plantea. En ese sentido, José Corral considera que la estructura financiera agrícola actual está obsoleta y que se requiere de soluciones nuevas para reimpulsar la fruticultura de la región. “Las fuentes de financiamiento actuales no nos sirven. Tenemos que desarrollar una herramienta que esté apalancada por el Estado.
Los ciclos nuestros son largos, por lo que se necesita pensar en un plazo de 12 años, con al menos tres años de gracia, y considerar que habrá años con problemas climáticos El Estado debe tener una política agraria de largo plazo, con un brazo financiero que ayude a apalancar estos ciclos”, dice. que casi el total de los fruticultores ya tiene riego tecnificado.
En el caso de las uvas, se percibe un esfuerzo de producir más volumen en una menor superficie con las variedades nuevas, que son más productivas y una búsqueda de nuevas especies, como los cítricos, que durante los últimos tres años crecen tanto en Atacama como en Coquimbo, en este último caso de la mano de proyectos grandes en la zona de Pan de Azúcar, cerca de la costa.
“Vemos con mucho interés a los limones porque la mitad de la producción se vende en Chile, se puede sacar con un menor volumen de agua por hectárea y tiene un potencial productivo alto”, asegura Víctor Muñoz, gerente del Programa Estratégico Regional (PER) de Fruticultura Sustentable de Coquimbo. Con el objetivo de hacer más con menos, también plantea que se requiere pensar en un nuevo modelo de negocios para la agricultura de laregión, más diversificado y dinámico según la disponibilidad de agua.
“Hemos visto que muchos productores están combinando los frutales con hortalizas y algunos cultivos anuales, como las alcachofas, melones, sandías e invernaderos con tomates, o incluso con semilleros, y hemos tratado de potenciarlo como una estrategia para los años en que hay más agua, para que los productores tengan ingresos durante el año y cuenten con un modelo denegocios más diversificado y resiliente”, explica.
DIVERSIFICACIÓNJunto con la caída de las principales especies frutícolas del Norte Chico, los catastros dan cuenta del crecimiento de las plantaciones de limoneros, mandarinos y naranjos, además de un incipiente desarrollo de cerezos en la IV Región, en Lima-SIGUE EN PÁGINA 8. • Entre 2021 y este año se han perdido más de 5.300 hectáreas frutícolas en las regiones de Atacama y Coquimbo, debido principalmente a la escasez de agua. La especie más afectada es la uva de mesa, pero también disminuyen los paltos, olivos y nogales.
FRANCISCO JAVIER OLEA Sequía golpea al Norte Chico e impulsa su reconversión En la zona afirman que el potencial productivo se mantiene y que esta crisis hídrica es una oportunidad para diversificarse, renovar variedades y crear un nuevo modelo de negocios agrícola.
Álex Salas maneja un campo familiar de 17 hectáreas en El P a l q u i, c e r c a d e Monte Patria, en la Región de Coquimbo, donde mantiene 12 hectáreas de uva de mesa, tres de clementinas y algo de granados y paltos.
También tiene un campo personal de 20 hectáreas en la misma comuna, plantado con uva de mesa y clementinas, y con la producción de ambos comenzó a exportar directo sus uvas a Estados Unidos hace quince años. Sin embargo, en 2019 dejó de enviarlas, como consecuencia de la sequía y los cambios que ha experimentado el negocio. “Dejé de exportar porque mis plantaciones ya tienen muchos años, las variedades son antiguas y aumentaron mucho los costos de los insumos, los materiales de embalaje y los fletes. Además, he tratado de mantener todas las hectáreas con menos agua, pero los volúmenes y calidades de la fruta no son los mismos Así es que estoy orientado a las pasas solamente”, explica. La situación que describe ha afectado fuertemente a todos los productores del Norte Chico.
La menor disponibilidad de agua y la renovación varietal en la uva de mesa han llevado a una brusca baja en la superficie frutícola de las regiones de Atacama y Coquimbo en los últimos tres años, ya que es la especie más relevante de la zona, con una participación del 35% y que, si solo se considera Atacama, llega al 70% de los frutales plantados.
Si bien la tendencia a la baja en el área total de frutales viene desde hace al menos una década, solo entre 2021 y 2024 se perdieron 5.365,44 hectáreas en el Norte Chico, lo que corresponde a una caída de 15,2%, según los datos del último catastro frutícola del Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), del Ministerio de Agricultura.
En el caso puntual de las uvas, en tres años desaparecieron 2.866 hectáreas en las dos regiones, que explican más de la mitad de la pérdida de frutales, con una caída muy marcada en Coquimbo, donde la disminución es de 2.167,96 hectáreas.
“La caída en la producción de uvade mesa responde a varios factores adicionales a la sequía, que incluyen tanto cambios en las dinámicas del mercado internacional como desafíos internos en la producción agrícola”, dice Katherine Araya, directo-ción de estas regiones. ra ejecutiva del Ciren.
Los catastros también muestran bajas en las plantaciones de paltos, olivos y nogales, entre otras especies, e incrementos en los cítricos y cerezos, que impulsan la diversifica-UVAS EN CRISISAl recorrer distintas comunas de la provincia del Limarí la zona más afectada por la sequía en Coquim-FRANCISCO JAVIER OLEAbo, la presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), María Inés Figari, dice que le llamó la atención ver muchas hectáreas de parrones abandonados.
“Hay muchas hectáreas sin trabajar porque no hay suficiente agua, que son las que han bajado, y que ahora mismo están brotando sobre las ramas que quedaron de la temporada pasada”, comenta, y estima que este año podría haber un leve repunte debido a las mejores condiciones de lluvia y nieve caídas durante el último invierno.
Si bien resalta que la sequía es el tema central de la disminución en la superficie de frutales, también reconoce que las uvas han vivido su propia crisis debido a la baja rentabilidad del negocio, especialmente en las variedades antiguas, que ya no cumplen con la calidad que exigen los mercados ni con los volúmenes de rendimiento necesarios. “En las uvas no fue suficiente el recambio de variedades.
Vino la pandemia, subieron los costos y hubo problemas de logística, empezaron a bajar los precios del mercado y los agricultores se fueron endeudando hasta un momento en el que ya no fue posible replantar”, asegura. La directora de Ciren también comenta que las uvas han vivido su propia crisis, en paralelo a la sequía. “Los costos de insumos como fertilizantes, pesticidas y mano de obra han aumentado considerablemente, en parte debido a la inflación y la devaluación del peso chileno. Esto ha impactado la rentabilidad de los cultivos de uva de mesa”, afirma.
El presidente de la Asociación de Productores y Exportadores del Valle de Copiapó (Apeco), Rodrigo Susaeta, sostiene que en la Región de Atacama la disminución de la superficie se debe principalmente a la crisis puntual de la industria de la uva de mesa, más que a la sequía, y estima que incluso habría una caída mayor a la que muestran las cifras del Ciren. “La baja en el valle de Copiapó se explica más por los resultados de la industria, los precios internacionales y la competencia de Perú que por la falta de agua. Desde 2018 el negocio se empezó a estrechar, nos hemos visto muy estresados, obligados a cambiar variedades, con un costo de 30 mil a 35 mil dólares por hectárea”, detalla.
Como gerente general de Agrícola Dainal, empresa familiar que produce y exporta uvas, también ha vivido la reducción de superficie, ya que pasaron de manejar 200 hectáreas a 85 hectáreas, con otras 45 hectáreas arrendadas para pasas. “De las 85 hectáreas que mantenemos para uvas de exportación, prácticamente todas son variedades nuevas, con un recambio que hicimos en forma muy paulatina, entre 2004 y 2020. Nos reducimos por una cantidad seguida de años con inversiones muy fuertes y resultados débiles, aunque el aumento de precios del año pasado nos dio más esperanzas de que esto puede revertirse”, afirma Rodrigo Susaeta. HACER MÁS CON MENOSEn el valle del Elqui hoy enfrentan una mejor temporada que en los tres años anteriores.
Con una reserva de 2,62 metros de nieve en la cordillera y 42 millones de metros cúbicos de agua embalsada en la cuenca, están en condiciones de asegurar la temporada de riego actual y la del próximo año, si no nevara en 2025. Sin embargo, se mantienen cautelosos para asegurar estas dos temporadas y solo repartirán el 15% del agua por cada acción de los regantes, lo que permitiría mantener las plantaciones, más que crecer. “La falta de interés se nota a nivel de inversionistas.
Ha costado mucho vender tierras en Elqui por la sequía, hay campos que han salido a remate y no hay postores”, comenta Gabriel Varela, productor, asesor de frutales y presidente de la junta de vigilancia del río Elqui.
Por eso, considera que el desafío para los fruticultores hoy es lograr ser más eficientes con el uso del agua para mantener lo que tienen y pensar en crecer si viene otro invierno con buenas condiciones. “La junta de vigilancia tiene controlada la entrega del agua en el 99% de las compuertas, por lo tanto, hay que mejorar la eficiencia en el riego intrapredial.
Si bien la mayoría de los productores tiene riego por goteo, muchos dan riegos muy largos porque no tienen cómo medirlo o sensibilizarlo Hay que hacer más eficiente el agua que tienen para llegar a habilitar más hectáreas”, plantea, ya que el catastro frutícola arrojaSYSTEMS APPROACH TRAE ESPERANZA PARA LAS UVASLa aprobación del Systems Approach con Estados Unidos para las exportaciones de uva de mesa desde las regiones de Atacama, Coquimbo y parte de Valparaíso, que comenzará a operar esta temporada, ha traído optimismo entre los productores, luego de varias temporadas difíciles. “Todos miramos con otros ojos al valle de Copiapó después de la aprobación del Systems Approach. Como Apeco no creemos que la uva de mesa esté muerta ni por cerca. Creemos que va a tener un segundo aire, donde el protocolo es una muy buena noticia y ayuda a que eso ocurra”, recalca Rodrigo Susaeta, presidente de la Apeco.
Según los datos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), prácticamente toda la producción de uva de mesa del Norte Chico está en condiciones de optar al Systems Approach al estar libres de la plaga Lobesia botrana. En la Región de Atacama existen 222 predios libres de la plaga, lo que correspondería a 5.611 hectáreas, mientras que en la Región de Coquimbo hay 717 predios, equivalentes a 6.144 hectáreas. FALTA FINANCIAMIENTOMaría Inés Figari asegura que la crisis en la región es más profunda de lo que muestran las cifras debido a los coletazos financieros que ha traído. “Mucha gente no quiere contar lo que está pasando porque no quieren que el banco les cierre las puertas, es complejo”, dice. El productor Álex Salas coincide con ese diagnóstico y asegura que el mayor problema para los uveros hoy es, más que el agua, el financiamiento.
“Tenemos que seguir cumpliendo con los compromisos con el banco con normalidad, como si no estuviéramos en una emergencia agrícola Muchos ya no tienen capital de trabajo y creo que se podrían tomar medidas de emergencia como ocurrió para la pandemia, como el refinanciamiento de los capitales detrabajo, la postergación del pago de cuotas o pagar solo el interés de los créditos, porque se necesita un respiro”, plantea. En ese sentido, José Corral considera que la estructura financiera agrícola actual está obsoleta y que se requiere de soluciones nuevas para reimpulsar la fruticultura de la región. “Las fuentes de financiamiento actuales no nos sirven. Tenemos que desarrollar una herramienta que esté apalancada por el Estado.
Los ciclos nuestros son largos, por lo que se necesita pensar en un plazo de 12 años, con al menos tres años de gracia, y considerar que habrá años con problemas climáticos El Estado debe tener una política agraria de largo plazo, con un brazo financiero que ayude a apalancar estos ciclos”, dice. que casi el total de los fruticultores ya tiene riego tecnificado.
En el caso de las uvas, se percibe un esfuerzo de producir más volumen en una menor superficie con las variedades nuevas, que son más productivas y una búsqueda de nuevas especies, como los cítricos, que durante los últimos tres años crecen tanto en Atacama como en Coquimbo, en este último caso de la mano de proyectos grandes en la zona de Pan de Azúcar, cerca de la costa.
“Vemos con mucho interés a los limones porque la mitad de la producción se vende en Chile, se puede sacar con un menor volumen de agua por hectárea y tiene un potencial productivo alto”, asegura Víctor Muñoz, gerente del Programa Estratégico Regional (PER) de Fruticultura Sustentable de Coquimbo. Con el objetivo de hacer más con menos, también plantea que se requiere pensar en un nuevo modelo de negocios para la agricultura de laregión, más diversificado y dinámico según la disponibilidad de agua.
“Hemos visto que muchos productores están combinando los frutales con hortalizas y algunos cultivos anuales, como las alcachofas, melones, sandías e invernaderos con tomates, o incluso con semilleros, y hemos tratado de potenciarlo como una estrategia para los años en que hay más agua, para que los productores tengan ingresos durante el año y cuenten con un modelo denegocios más diversificado y resiliente”, explica.
DIVERSIFICACIÓNJunto con la caída de las principales especies frutícolas del Norte Chico, los catastros dan cuenta del crecimiento de las plantaciones de limoneros, mandarinos y naranjos, además de un incipiente desarrollo de cerezos en la IV Región, en Lima-SIGUE EN PÁGINA 8. • Entre 2021 y este año se han perdido más de 5.300 hectáreas frutícolas en las regiones de Atacama y Coquimbo, debido principalmente a la escasez de agua. La especie más afectada es la uva de mesa, pero también disminuyen los paltos, olivos y nogales. FRANCISCO JAVIER OLEA 'en los cítricos en Atacama bargo, la uva de mesa y olivos, que son las especies más importantes en superficie, tienden a la baja.
Ctáreas por especie [Hi 2021 M 2024 Variación (%) («E O En tres años + O En diez años 649 | -40,8 -48,1 | | -19,5 a O o 75% 267,7 mM E co Mm [n a 3 na 2 2 Y na.
E A Ss 8 2 Lg E Ñ Ro 2 —= ma E MN —— —— MH ——— nado Jojoba Limonero Mandarino Naranjo Olivo re | Vid de mesa En el valle del Elqui hay proyectos frutícolas que han perdido la mitad de la superficie como consecuencia de la falta de agua. vIENE DE PÁGINA 5 rí, que llegan a 341 hectáreas y se triplican en tres años. Para potenciar el crecimiento de esas especies, en el PER de Fruticultura Sustentable consideran necesario que exista una mayor colaboración entre las empresas y productores para compartir información, tecnologías y experiencias. “La Región de Coquimbo ya produce el 70% de las clementinas de Chile y el 30% de las mandarinas, somos muy fuertes en los cítricos y eso ha pasado rápido. Entonces, es necesario generar grupos de transferencia tecnológica (GTT), cursos de capacitación y redes asociativas para validar tecnologías, para estimular que mejore el ecosistema de producción de frutas de exportación”, propone Víctor Muñoz.
Para el gerente zonal de la exportadora Subsole y exdirector de la sAN, José Corral, el futuro de la IV Región es optimista y sigue teniendo potencial, aun cuando estima que la superficie podría llegar a reducirse hasta un 25% más.
“Esto es una oportunidad para reconsolidar la fruticultura de la región y se debe mirar con optimismo, con una visión moderna de agricultura sustentable, en alta densidad y enfocada en la rentabilidad por metro cúbico de agua, que puede seguir teniendo una participación importante la producción frutícola nacional”, plantea.
Como parte de esa nueva mirada considera clave el potencial que tienen los cerezos y carozos, los cítricos, las nuevas variedades de uva de mesa que se podrán exportar sin fumigación y los paltos, mediante el uso de portainjertos clonales que permiten adaptarse mejor a las condiciones de sequía.
Sin embargo, advierte que es clave avanzar en resolver los problemas de escasez de agua y concretar soluciones como la construcción de plantas desaladoras y la reutilización de aguas, y en desarrollar fórmulas de financiamiento que apoyen a los agricultores.
“La zona tiene muchas condiciones para seguir desarrollándose, pero de una forma más racional, donde es importante ver qué harán el Estado y el mundo privado con el agua, para saber con cuánta agua se va a contar y que, en base a eso, se pueda reestructurar un agricultor”, dice José Corral.