Por sus obras los conoceréis
Por sus obras los conoceréis grande, siendo apenas un adolescente: su poesía. Y nuevamente los aniversarios "redondos" ayudan.
Publicado originalmente en junio de 1924, Seix Barral acaba de presentar una edición conmemorativa de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, "uno de los poemarios más leídos, publicados y traducidos en el mundo", señala Darío Oses en el epílogo, donde contextualiza este libro en "la tradición de la lírica del amor" y hace un recorrido por las diversas corrientes, desde "la invención del amor en Occidente", con las jarchas mozárabes del siglo XI, hasta "el eros modernista. Como un guiño a lo que esta obra ha significado a lo largo de un siglo para generaciones de enamorados, las ilustraciones representan a parejas emblemáticas de la literatura y el arte.
Con estos versos plenos de sensualidad y erotismo, Neruda puso su particular sello en la poesía amorosa de principios del siglo veinte y de paso legó unas cuantas líneas magistrales que han quedado grabadas en nuestro imaginario.
Algunas incluso fueron parafraseadas o respondidas en las marchas del 8M en clave feminista, como "Me gustas cuando hablas porque estás como presente" o "Neruda, cállate tú". Una lectura atenta y desprejuiciada arrojaría más de una sorpresa sobre el temple del poeta al escribir estos versos. Y lo que más sorpresa debería provocar es que este haya sido su segundo libro y que, a diferencia de la mayoría de los poetas, Neruda no haya renegado del primero. Por el contrario, él mismo reconocía en Crepusculario (1923) el nacimiento de su poesía.
Quizás la fama que lo convirtió en monumento es precisamente lo que ha impedido apreciar en su real magnitud la precocidad de este poeta que, Con méritos indiscutidos, la poeta Rosabetty Muñoz (Ancud, 1960) obtuvo este año el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que otorga el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
Se convirtió así en la tercera chilena --después de Carmen Berenguer (2008) y Elvira Hernández (2018)-y en la sexta mujer --sumando a dos cubanas y una mexicana-distinguidas con este galardón creado en 2004, con motivo del centenario de Pablo Neruda. Una fecha que se conmemoró por todo lo alto y que también dio origen a una diversidad de publicaciones y actividades en el país y en el extranjero.
Siendo también una cifra "redonda", este 12 de julio los festejos por los 120 años del nacimiento del autor de las Residencias fueron bastante más discretos: en Isla Negra, la fundación que lleva su nombre organizó una ceremonia y una exposición de las ilustraciones de Paloma Valdivia para el Libro de las preguntas. Tampoco las cinco décadas de su muerte se recordaron con mucho despliegue el 23 de septiembre pasado.
En una época de desacralización y sospecha, de justas demandas feministas y exacerbadas rebeldías, la figura "patriarcal, heteronormada y machista" de Neruda, que emergió del examen de su biografía a la luz de los nuevos tiempos, definitivamente entró en crisis.
Como tantos otros próceres, el Poeta no logró mantenerse en su pedestal y hubo quienes, de paso, llamaron a "cancelar" --ese verbo que hasta hace poco tiempo usábamos como sinónimo de "pagar" una deuda o "anular" una cita-su obra, expulsándola de las aulas. No hay que olvidar, por lo demás, que esto sí se practicó en décadas no tan lejanas, por razones políticas. Y se llamaba censura.
Ya calmados los ánimos y decantadas las consignas, lo que corresponde no es tratar de restituirle a Neruda su pedestal simbólico, sino volver a aquello que lo hizo recién cumplidos los 19 años, sorprendía a los críticos con una voz propia.
Para conmemorar también esos cien años, la División de las Culturas de la Cancillería (Dirac) y la Biblioteca Nacional, con apoyo de la Fundación Neruda, presentaron este jueves una edición de Crepusculario en su Colección Diplomacia y Letras, que ya cuenta con El loco Estero, de Alberto Blest Gana, y Desolación, de Gabriela Mistral.
La ceremonia, que se inició con la voz de Neruda recitando "Farewell", sin duda el poema más conocido de Crepusculario, también ahondó en la faceta diplomática del autor a través de un video sobre la llegada a Chile de los refugiados republicanos a bordo del Winnipeg, empresa de la que él, como cónsul especial para la inmigración española en París, fue artífice. Una obra humanitaria que el poeta plasmó en palabras, pero que sobre todo quedó impresa en la memoria de los cerca de dos mil beneficiados y sus descendientes.
Poeta de múltiples voces, Neruda abordó la poesía en su más amplia magnitud, transitando de los melancólicos crepúsculos y encendidos amores juveniles al vanguardismo, la materia, lo existencial, el amor maduro, el canto épico, la poesía comprometida, la elegía política, las odas... Un territorio inmenso, con cimas y llanos, y para todos los gustos.
Eso es lo que engrandece su figura en el mundo y le da pleno sentido a un premio iberoamericano que lleva su nombre y que en esta oportunidad ha reconocido a una poeta del sur de Chile, de la isla de Chiloé, de donde se nutren sus versos y su quehacer. Aplicar la "prueba de la blancura" a la vida y los comportamientos de los grandes creadores y artistas es un despropósito. Sometidos a ese examen, quizás todos saldríamos reprobados, pero al menos a ellos los sostiene una obra.
Ya calmados los ánimos y decantadas las consignas, lo que corresponde no es restituirle a Neruda su pedestal simbólico, sino volver a aquello que lo hizo grande, siendo apenas un adolescente: su poesía. la columna de María Teresa Cárdenas M. La figura "patriarcal, heteronormada y machista" de Neruda, que emergió del examen de su biografía a la luz de los nuevos tiempos, definitivamente entró en crisis..