Monumento al general Baquedano
Monumento al general Baquedano El Ministerio de Obras Públicas (MOP) solicitó la remoción definitiva del monumento al general Manuel Baquedano, “acogiendo una sugerencia realizada por el Ministerio de Defensa y el Ejército”, según explicó la directora nacional de Arquitectura del MOP.
A su vez, de acuerdo con un comunicado del Consejo de Monumentos Nacionales, este, encargado de proteger el patrimonio cultural, rápidamente aceptó la solicitud, sin ofrecer defensa para mantener el conjunto monumental que define a un sector importante de Santiago.
Aunque el Consejo ha sido objeto de críticas por la tardanza en que suele incurrir para autorizar obras y emprendimientos, en este caso, tratándose de un punto clásico de la capital de Chile, aparentemente no hubo necesidad de mayores análisis para dar curso a la muy discutible petición. El general Baquedano es un héroe nacional que encarnó muchas de las más altas virtudes que un país puede esperar de sus mejores ciudadanos.
Dis-puesto a entregar la vida, luchó con audacia en la Guerra del Pacífico y logró el retiro de Bolivia de la contienda, y más tarde, dirigió las tropas en las batallas de Chorrillos y Miraflores, en Lima. A su regreso fue recibido con todos los honores correspondientes. Treinta años después de su muerte, el 18 de septiembre de 1928, el país le rindió un sentido homenaje al denominar con su nombre a la plaza donde se instaló su monumento.
Consistía este en una estatua ecuestre creada por Virginio Arias, y para completar el conjunto escultórico, se añadía la tumba del soldado desconocido y un gran pedestal que contenía dos fuentes de agua y bajorrelieves, obras del arquitecto Gustavo García del Postigo. La Plaza Baquedano se transformó en un lugar icónico, donde se producían las concentraciones ciudadanas más importantes. Por cierto, el centro de la plaza comenzó a constituirse en un serio obstáculo para el tráfico automovilístico y su trazado se fue adaptando. De este modo, el círculo central, cubierto de prado, donde estaba la estatua del general, fue cambiando de forma para facilitar el paso de los vehículos, abriendo nuevas calles y cerrando otras. Pero en 2019 se produjo el estallido deviolencia que tuvo por centro la plaza, y todo lo que estaba allí sufrió de vandalismos desmedidos solo por estar ahí.
En efecto, no parecen haber existido motivos especiales para dañar al general Baquedano, sino simplemente el monumento cayó víctima de su ubicación, aunque no faltaron luego intelectuales de izquierda que, intentando racionalizar la barbarie, pretendieron absurdamente presentar al héroe como un símbolo de opresión.
Lo cierto es que la mayoría de quienes atacaron con violencia, con pinturas y con ánimo destructivo, la obra de Virginio Arias, por su baja preparación, no pueden haber tenido antecedentes de quiénes eran los agredidos. Tampoco existía animadversión ni encono contra el Principado de Asturias, pero igualmente destruyeron el hotel de ese nombre o el museo Violeta Parra. La razón fue que estaban ahí y no lo que representaban.
Así, esta reubicación que busca el Gobierno solo puede explicarse o como una forma de mantener vivo algún lazo con el octubrismo, al quelas actuales autoridades ensalzaron en el pasado, o simplemente por el temor de provocar a esos anónimos grupos vandálicos.
La decisión se presta para controversias, aunque conviene tener presente lo declarado por algunos miembros del Consejo, quienes, sorprendidos por el modo en que se ha informado del tema, han señalado que el traslado no fue el objetivo de la reunión en que se trató el asunto ni fue esa la decisión que se adoptó, pues, “aún no está definido si vuelve o se queda”. Aun así, el Gobierno intenta dar a conocer en medio de las vacaciones de verano que ya se ha resuelto el traslado y que este obedecería solo al propósito de renovar el sector y mejorar la circulación, dentro del proyecto nuevo eje Alameda. No es una buena justificación. En muchas capitales existen monumentos que desafían las iniciativas de renovación urbana, pero en todas ellas se mantienen por su significado.
En el caso de Baquedano, más bien parece que, pretendiendo presentar el traslado como una resolución técnica adoptada en una cadena de instancias burocráticas, las autoridades intentan diluir su responsabilidad por lo que es, en definitiva, una muy cuestionable decisión política. Esta reubicación solo puede explicarse como un gesto al octubrismo o como una expresión de temor a esos grupos vandálicos..