El Maule quiere GEOPARQUE
El Maule quiere GEOPARQUE "A l final, los geólogos son como detectives.
Tienes una escena del crimen y debes reconstruir qué pasó ahí", dice Emil Stefani, 31 años, geólogo, glaciólogo, montañista y explorador chileno, mientras caminamos una tarde por, precisamente, "la escena del crimen": la laguna del Maule, un espectacular ojo de aguas azulinas a 2.163 metros de altura, justo en la frontera entre Chile y Argentina, por el Paso Pehuenche, rodeado por cumbres todavía nevadas, por más que estemos en pleno verano. Frente a nosotros, por cierto, no hay cintas demarcadoras ni siluetas humanas dibujadas en el suelo. Tampoco hay rastros de sangre. Lo que vemos son restos de lava.
Cerros y piedras de colores y formas extrañas y caprichosas, vestigios de tremendas explosiones volcánicas que ocurrieron aquí hace miles de años y que conformaron un paisaje --la escena del crimen-cuyo origen, a simple vista, parecería indescifrable... A menos que uno esté junto a Emil Stefani, el Sherlock Holmes de la geología. "Eso que ves ahí es un cono volcánico", sigue Stefani, apuntando hacia un cerro curvilíneo. "Aquí está lleno de domos y centros de emisión que forman parte de una misma cámara magmática, que tiene miles de conductos. Y estas formaciones blancas que están aquí, en realidad es lava que se enfrió mucho más rápido que las otras rocas. Se llama toba". El sol quema sobre nuestras cabezas y la sequedad del ambiente comienza a sentirse en los labios, pero no hay tiempo para detenerse.
Hemos salido junto a Emil Stefani esta misma mañana desde Santiago rumbo a Talca para recorrer, con mirada de geólogo, el mayor hito de una iniciativa que podría elevar definitivamente a la cordillera del Maule como un destino de nivel internacional: el Geoparque Pillanmapu ("tierra de volcanes" en mapudungún, traducido en simple). Un proyecto que impulsa la Fundación Geoparque Pillanmapu, con el apoyo de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo del Maule, que se viene desarrollando desde 2019 en la región y que ahora está en su última etapa para ser presentado ante la Unesco, el organismo que entrega estas denominaciones a diversos territorios del mundo que poseen una red de lugares destacados no solo por su importancia geológica, sino también por su valor ecológico, etnográfico y, además, cultural.
Los geoparques no son figuras de conservación propiamente tales, sino más bien extensos territorios reconocidos por Unesco que pueden englobar otros sitios protegidos por la legislación de cada país, como parques o reservas nacionales, o de valor patrimonial. Un concepto que se define como "holístico", ya que abarca diversas áreas para el desarrollo sostenible de ese sector, y que sí puede ser usado como antecedente de peso para lograr nuevas zonas de conservación. En total, hoy existen 195 geoparques en 48 países y la lista sigue creciendo. En Chile, de hecho, también hay uno: el Geoparque Kütralkura, en La Araucanía Andina, que obtuvo esa categoría en 2019.
Y aunque ha habido iniciativas en otros lugares del país --como en el Cajón del Maipo o el Cordón del Caulle--, el Geoparque Pillanmapu (en Instagram: @geoparque_pillanmapu) es el que actualmente avanza con más fuerza: abarcará territorios de seis municipios e incluirá siete sectores cordilleranos, desde el valle del río Teno por el norte hasta el cajón del río Achibueno por el sur, pasando por el Parque Nacional Siete Tazas, la Reserva Nacional Altos de Lircay, el Paso Pehuenche, el Cajón del Melado y los sectores de Rari, Quinamávida y Panimávida (ver mapa). "El objetivo es lograr el desarrollo sostenible del territorio", dice Stefani, ahora con el cerro Campanario de fondo, otro de los grandes íconos del Paso Pehuenche. "Queremos gestionar los lugares que están siendo visitados, ordenarlos con planes de manejo, que hoy no existen.
La idea es que la gente de aquí pueda quedarse y vivir del turismo, pero de forma sustentable". En 2018, cuando estaba saliendo de Geología en la Universidad de Chile, Emil Stefani y su compañero Rodrigo Pérez hicieron un viaje que les cambió la vida: fueron a la Convención Anual de Geoparques de la Unesco, que ese año se realizó en Adamello-Brenta, en los Alpes italianos. "Fuimos a presentar algunos trabajos que habíamos hecho y aprovechamos para conocer otros tres geoparques europeos, para ver cómo funcionaban y cómo se habían creado", recuerda Stefani, quien por entonces ya había decidido que su vida profesional no iría por el lado de la minería. "Yo no quería poner mis esfuerzos ahí, porque siempre me vi trabajando por el cuidado de la naturaleza y por acercar a las personas al patrimonio natural.
Dentro de la geología no es mucho lo que se hace en ese campo, así que con Rodrigo nos propusimos crear un proyecto de ese tipo en el Maule, una zona que tiene un potencial geológico absurdo, pero donde hay cero gestión.
Un diamante en bruto". Una visión que c o m p a r t e Fe l i p e Orellana, director de la carrera de Geología de la Universidad Católica del Maule (UCM), que también está impulsando la creación de este geoparque. "La cordillera del Maule presenta una amplia diversidad geológica que la convierte en un área de estudio de gran relevancia", explica Orellana. "Aquí hay rocas del Paleozoico, jurásicas y cretácicas.
Y en la parte más elevada de la cordillera destacan diversos volcanes como el Quizapú, el Descabezado Grande o el complejo volcánico Laguna del Maule, cuya formación se remonta a fines del Cenozoico, ofreciendo alrededor de 300 millones de años de historia geológica.
Es un auténtico laboratorio geológico". Por su parte, Reynaldo Charrier, otra eminencia de la geología en Chile (y que fue profesor de Emil Stefani y Rodrigo Pérez), desde luego destaca el interés geológico de esta cordillera.
De hecho, por estos días él se encuentra haciendo una investigación Fondecyt en estos cerros, que busca dilucidar la evolución de los Andes, ya que allí se han encontrado rocas "sorprendentemente jóvenes", como explica, pero además agrega otro componente: la pureza que sobrevive en esta zona. "Yo he trabajado por muchos años en sitios como la cordillera de O'Higgins y lo que veo hoy allí de verdad me da pena: está lleno de centrales de pasada, con camiEl Maule quiere GEOPARQUE Un diamante en bruto.
Así es la cordillera del Maule, donde hoy un grupo de geólogos y otros profesionales impulsa la creación de un gran geoparque reconocido por Unesco, que abarcará seis comunas y que, de concretarse, podría elevar a este salvaje trozo de los Andes a la categoría de destino internacional. ¿Será posible? POR Sebastián Montalva Wainer, DESDE LA REGIÓN DEL MAULE. CLIC. El Salto del Maule es una de las grandes postales del geoparque. El proyecto ahora debe cumplir su último paso para ser presentado ante Unesco. P ABL O CIFUENTES REQUISITOS. Las lagunas del Teno, en el sector del Paso Vergara, marcan el límite norte del geoparque. Unesco exige que el proyecto cumpla con 101 requisitos, entre ellos la creación de señalética, miradores e infraestructura crítica, la cual hoy apenas existe. D A VID C O S SIO LABORATORIO.
En la parte más elevada de la cordillera destacan diversos volcanes como el Quizapú, el Descabezado Grande (arriba a la izquierda) o el volcán Peteroa (derecha), que ofrecen alrededor de 300 millones de años de historia geológica. R ODRIGO CRU Z BRIT O D A VID C O S SIO D A VID C O S SIO IMPULSORES. Los geólogos de la Universidad de Chile Emil Stefani y Rodrigo Pérez lideran el proyecto. C A T ALINA MEDINA CRIS TIÁN FIOL VELO DE LA NOVIA. El Parque Nacional Radal Siete Tazas está incluido en el geoparque, igual que la Reserva Nacional Altos de Lircay. P ABL O CIFUENTES. El Maule quiere GEOPARQUE nos por todos lados, desvíos, instalaciones de torres. Está todo fuertemente deteriorado", dice Charrier. "La cordillera del Maule ha permanecido alejada de la intervención humana.
Quizás en esta región las necesidades de agua y recursos de electricidad no han sido tan fuertes, pero con esto del cambio climático y el avance de la zona semiárida, me imagino que este tipo de intervenciones van a ser inevitables. Por eso, la idea de un geoparque es crear áreas que permitan hacer uso de ellas para producir desarrollo y mejorar la vida de la gente que vive en la región. El propósito es que puedan mantenerse económicamente bien, viables, sin necesidad de hacer grandes intervenciones". Con este tremendo potencial a la vista, Emil Stefani y Rodrigo Pérez se pusieron manos a la obra. Primero fueron contactando a diversas autoridades locales, a comunidades y ONGs, a empresas y guías de turismo, para explicar de qué se trataba este proyecto y cómo podría ejecutarse. Al principio, dicen, apenas los tomaban en cuenta --tenían solo 26 años, recién salidos de la universidad--, pero poco a poco fueron ganando apoyos.
Así, a fines de 2022, después de postular a decenas de fondos estatales, ganaron una licitación de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo del Maule para ejecutar el proyecto y (junto con un equipo de biólogos, arqueólogos, antropólogos, arquitectos y especialistas en gobernanza) comenzaron a hacer un levantamiento de todo el patrimonio natural y cultural de la cordillera del Maule.
No solo los sitios de interés geológico, como volcanes o formaciones rocosas, sino también sitios arqueológicos, especies de flora endémica o manifestaciones culturales típicas de la zona, como los arrieros que aún recorren esta cordillera, o las famosas artesanas de Rari. Ese trabajo acaba de terminar y será publicado a mediados de este año: solo en cuanto a geositios --o puntos de interés geológico-detectaron 150 lugares.
Pero ahora viene lo más complejo, que es diseñar y construir toda una infraestructura básica de senderos, miradores, señalética, además de un plan de manejo y gestión para todos estos sitios (nada de lo anterior existe en la actualidad) para cumplir con las exigencias fundamentales que impone Unesco para aprobar un geoparque.
Para eso están buscando nuevo financiamiento, que aún no han conseguido. "Unesco tiene un checklist con 101 criterios que debes cumplir", dice Emil Stefani, consciente de que en estos últimos cuatro años han tenido que hacer "una pega de chinos", como dice. "Entre ellos, además de crear toda la señalética con paneles informativos y tener una infraestructura mínima para desarrollar un buen turismo, hay que demostrar la sostenibilidad económica del geoparque por al menos cuatro años.
Si no tenemos todo eso, el proyecto no será aprobado". "Mira, este ammonite lo sacaron de la roca", lamenta Bárbara Meneses, reconocida splitboardista y guía de montaña maulina, que nos acompaña en este recorrido junto a Emil Stefani por el Paso Pehuenche.
Este es, sin duda, el mayor hito que tendría el Geoparque Pillanmapu, por la cantidad de geositios y otros elementos biológicos y culturales que se encuentran aquí, además de su fácil acceso: todo está a orillas de la Ruta Internacional.
Juntos, mientras avanzamos en camioneta hacia el Valle de los Cóndores --paraíso de la escalada en roca en Chile y, por cierto, también lleno de tesoros geológicos--, nos acabamos de detener en un sector rocoso que está lleno de restos fósiles, pero sin ninguna protección. "El Maule no está puesto en valor", agrega Bárbara. "Mi sueño es que toda esta cordillera se mantenga salvaje, pero de una forma realmente sustentable, que la gente la cuide". Unos kilómetros más adelante, en el sector de la Cascada Invertida --otro de los grandes atractivos turísticos del Paso Pehuenche--, comprobamos los problemas que todavía existen en la cordillera del Maule y que precisamente busca solucionar el geoparque, si llega a concretarse: salvo por un par de desvencijados letreros de madera corroídos por el viento (o que fueron arrancados, "literalmente para hacer asados", asegura Emil Stefani), en este sector --donde los fines de semana pueden aglomerarse cientos de personas-no hay prácticamente nada que explique la relevancia del lugar, o cómo cuidarlo.
Tampoco hay senderos delimitados y, quizás lo más grave, no existe ninguna pasarela o baranda que otorgue algo de seguridad a quienes se acercan a mirar este espectacular salto de agua, donde hay un precipicio de unos 200 metros que hace tiritar las piernas. "Me preocupa la falta de resguardo de este lugar", dice Felipe Orellana, director de Geología en la UCM. "La facilidad de acceso ha significado una afluencia de visitantes que, lamentablemente, no muestran el respeto necesario por la geodiversidad y biodiversidad del entorno.
La presencia de personas con sus mascotas y la disposición irresponsable de basura contribuyen a opacar la maravilla natural de este paisaje". Mientras cae la tarde en la cordillera del Maule, después de haber recorrido una vez más el espectacular Paso Pehuenche, y observar todas sus formaciones volcánicas, sus rocas de diseños caprichosos y la inefable belleza de las montañas, Emil Stefani vuelve a reflexionar. "De alguna forma, con este proyecto me estoy jugando mi carrera, pero quiero que tenga un sentido de realidad y que no sea un castillo entre las nubes", dice el geólogo. "Espero que se vean resultados concretos, que tenga un impacto y perdure en el tiempo, pero sé que los geoparques no son la solución para todos los problemas. Sí son una herramienta, un granito de arena más para el desarrollo sostenible y la conservación". D GEOSITIO. La "Muela del Diablo" es una de las formaciones geológicas que destacan en el camino hacia el Valle de los Cóndores. D A VID C O S SIO HOLÍSTICO. El geoparque también busca poner en valor los hitos biológicos y culturales del Maule. Aquí, un impresionante geositio conocido como La Cárcel, en el Valle de los Cóndores, y los petroglifos del estilo Guaiquivilo. NIC OLÁS GANT Z P A BL O CIFUENTES JOYA. La laguna del Maule ha sido materia de recientes estudios geológicos, pues su fondo se ha ido levantando a gran velocidad por la presión magmática. SEBAS TIÁN MONT AL V A W. TRADICIÓN. Rafael Corvalán, hijo de arriero, cultura presente en el Maule. D A VID C O S S IO.