John Thomas North, el “rey del salitre” que derrotó a Balmaceda
Gabriel Rodríguez Bustos. presidente SECH Maule North llegó "a Chile a inicios de 1870 como un modesto mecánico y quince años más tarde regresó a un palacio a Inglaterra, siendo considerado en su época entre los hombres más acaudalados" "El rey del salitre que derrotó a Balmaceda", un libro muy recomendable, Ediciones B, 2020.
John Thomas North, el rey del salitre, fue el cerebro articulador y financista de la guerra civil de 1891 que terminó con el gobierno de José Manuel Balmaceda", dice Guillermo Parvex antes de la Introducción a su documentado libro.
Ya en los antecedentes iniciales el autor sostiene que la cruenta guerra civil de 1891 "en ocho meses causó tantas bajas como las que sufrieron en combate el ejército y la marina chilenos durante los más de cuatro años que duró la Guerra del Pacífico". Y agrega que "estimo preciso aclarar que este conflicto debió haber sido denominado por la historiografía como la contra revolución de 1891, tomando en consideración que la verdadera revolución social y económica es la que hizo el presidente José Manuel Balmaceda Fernández entre 1886 y 1891". Sobre John Thomas North informa que "este súbdito británico había llegado a Chile a inicios de 1870 como un modesto mecánico y quince años más tarde regresó a un palacio a Inglaterra, siendo considerado en su época entre los hombres más acaudalados". El poder del dinero le abrió las puertas de los círculos políticos y sociales en su país natal llegando a influir decisivamente en las decisiones gubernamentales, al punto que una flotilla de guerra inglesa, violando flagrantemente nuestra soberanía nacional, apoyó militarmente a los enemigos del gobierno de Balmaceda. Como se puede ver, nada demasiado nuevo. Las grandes potencias siempre defendiendo sus intereses e interviniendo descaradamente en el territorio y la política interna de otros países. Las causas de la guerra Como casi siempre, las causas fueron fundamentalmente económicas. Aprovechando el auge del salitre y los recursos que producía, el presidente Balmaceda había impulsado una impresionante cantidad de obras públicas.
Basta mencionar que en los primeros tres años de su gobierno "se construyeron mil doscientos kilómetros de vías férreas; mil cien kilómetros de caminos y más de trescientos puentes, entre ellos el viaducto del Malleco". Esto sin mencionar la cantidad de escuelas y liceos a lo largo del extenso país. Como una forma de aumentar los ingresos del fisco para seguir construyendo y modernizando el país el presidente Balmaceda anunció en marzo de 1889 en Iquique, que el gobierno avanzaría en una política anti monopolios.
Se trataba de evitar la alta concentración de las propiedades salitreras (muchas de ellas en manos de inversionistas ingleses y en especial de salitre" que derrotó a Balmaceda " John Thomas North) y de favorecer a los inversionistas nacionales en alianza con el Estado. En aquel histórico discurso Balmaceda afirmó: "La extracción corresponde a la libre competencia de la industria misma. Mas la propiedad salitrera particular y la propiedad nacional son objeto de seria meditación y estudio. La propiedad particular es casi toda de extranjeros y se concentra activamente en individuos de una sola nacionalidad.
Preferible seria que aquella propiedad fuese también de chilenos... La próxima enajenación de una parte de la propiedad salitrera del Estado abrirá nuevos horizontes al capital chileno... La aplicación del capital chileno en aquella industria producirá los beneficios de la explotación por nosotros de nuestras riquezas, y la regularidad de la producción sin los peligros de un posible monopolio". Este anuncio puso en alerta a los representantes del rey del salitre en Chile, quien viajó al país y desplegó todas sus influencias para oponerse a los planes gubernamentales.
Preparando el conflicto North no consiguió torcer la voluntad gubernamental de avanzar en su política anti monopolio y luego de innumerables entrevistas con políticos y militares abandonó para siempre el país en 1889, el mismo año en que realizó su viaje.
En junio de ese año se inició lo que Parvex denomina "la más virulenta campaña contra un gobernante que recuerde la historia de Chile en el siglo XIX". Comienzan a formarse en secreto los comités revolucionarios, la prensa de oposición redobla sus ataques y desde el Congreso conservadores, radicales y liberales atacan diariamente sumándose al clero católico.
Lo "destrozaban públicamente por sus viajes, por sus obras, por su proyecto de hacer crecer Chile con las utilidades del nitrato a través de la limitación de la propiedad extranjera y por su supuesta postura anti clerical.
También por el ordenamiento que intentó hacer de la tenencia de la tierra en las provincias de Malleco y Cautín, que habían sido incorporadas al país, tras la ocupación de la Araucanía". Carlos Walker Martínez dirigía los comités revolucionarios de Santiago, cuyo objetivo era boicotear mediante atentados las vías férreas y los puentes camineros. North sumó a la conspiración a los capitanes de navío Florencio Molina, Luis Castillo y Jorge Montt Álvarez, quien liderará el bando congresista. También contaba con un staff de abogados para defender sus intereses encabezado por Julio Zegers Samaniego, diputado por Linares. Y un ex ministro, empresario minero agrícola e industrial, cuya dinastía ha llegado hasta nuestros días, Agustín Edwards Ross, también propietario de los diarios La Época y El Mercurio.
Se desata la tormenta "El 6 de enero, antes del amanecer, embarcaron en el blindado Blanco Encalada los cabecillas de la rebelión: el vicepresidente del Senado, Waldo Silva, y el presidente de la Cámara de Diputados, Ramón Barros Luco... Junto al portalón de acceso al buque, los esperaba el jefe de la Escuadra sublevada, capitán de navío Jorge Montt, el capitán Molina y los civiles Alejandro Frederick y Alfredo Délano". El ejército, salvo excepciones y deserciones de última hora, se mantuvo leal al gobierno.
Y lo que sigue es el enfrentamiento, los muertos, los excesos por ambos bandos, las batallas de Concón y Placilla con miles de fallecidos, el bloqueo de North a los buques comprados en Europa por el gobierno y finalmente la renuncia de Balmaceda y su suicidio en la legación argentina. Un texto que fundamenta los hechos en fuentes de la época y que entrega una visión clara de los intereses y los protagonistas de una guerra que dividió y desgarró por décadas a los chilenos. El rey del salitre y sus aliados chilenos ganaron la guerra y celebraron con champagne.
Pero pocos años después "sus negocios inescrupulosos se hicieron públicos y se vio obligado a vender sus activos en Chile, Brasil, Congo, Egipto, Bélgica y Francia". En 1896, a los 54 años North falleció de un infarto. John Thomas North, el “rey del salitre” que derrotó a Balmaceda.