INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores
INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores 10 INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores. INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores UN ALTO PORCENTAJE DE PERSONAS MAYORES PERDIÓ SUS CASAS Y PARTE DE SU HISTORIA ENTRE LAS LLAMAS. HOY MUCHOS DE ELLOS TIENEN MIEDO DE REGRESAR Y OTROS BUSCAN UN IMPULSO PARA RECOMENZAR. “ESTAMOS VIEJOS. NO TENEMOS FUERZA PARA RECUPERAR LO PERDIDO”, DICE UNA MUJER QUE VIO DESAPARECER LA CASA EN LA QUE VIVIÓ POR CINCO DÉCADAS. POR Juan Luis Salinas y Valentina Cuello. FOTOGRAFÍAS: Juan Luis Salinas T. Gilda Gilda Cavallo no recuerda la hora exacta en que abandonó su casa en el pasaje 6 de Ampliación Villa Dulce, una población ubicada en el sector de Miraflores Alto de Viña del Mar. Lo único que recuerda esta mujer de 80 años es que el fuego, que al mediodía avistaron lejano, cuatro horas después L avanzaba por la quebrada cercana a su pasaje. Repentinamente, el humo oscureció todo y solo podían ver el brillo de las pavesas ardientes ardientes que arrastraba el viento. No podíamos creer lo que estaba pasando.
Incluso hubo un momento en que nosotros y los vecinos pensamos que las llamas no llegarían a nuestras casas... Durante los 51 años que vivimos ahí, tuvimos más de cinco alertas de incendio que luego desaparecieron dice Gilda Cavallo. Mientras el sol de la tarde desaparecía bajo un manto de humo, su marido, Juan de Alcazar (75) junto con algunos vecinos trataron de controlar el fuego. Algunos usaban sus mangueras de jardín para arrojar agua; otros cortaban algunos arbustos de la quebrada o cavaban cavaban la tierra para improvisar un cortafuegos. El esfuerzo fue inútil. La tarde del viernes 2 de febrero el fuego estaba frente a ellos y lo único que podían hacer era huir. Gilda, quien tiene problemas de movilidad a causa de una artrosis en sus piernas y perdió su silla de ruedas en el incendio, fue sacada del lugar por su hijo mayor. Yo quería salvar mi casa recuerda Juan, quien salió minutos después con otra decena de vecinos que corrieron entre las calles abarrotadas de autos y el fuego rozando sus espaldas. Al correr sentía atrás el calor y a mi alrededor veía que se quemaban quemaban los alambres de los postes. Esa era la altura de las llamas. La mayoría de los vecinos de este matrimonio eran adultos mayores. mayores. Personas como ellos que levantaron sus casas cuando recién comenzaron a armar sus familias, allí criaron a sus hijos y generaron vínculos con una comunidad que ya no existe. Lo que más duele son los recuerdos. El día anterior a que se quemara la casa, vinieron mis nietos y lo pasaron como nunca. En nuestra familia dicen: Es como si hubiéramos sabido que iba a pasar esto cuenta Gilda Cavallo. Ha pasado una semana desde que su casa fue consumida por el fuego, y aunque con su marido parecen tranquilos, en sus miradas traslucen una resignación que limita con la tristeza. Hoy están viviendo viviendo con su hijo en Curauma, al sur de Valparaíso y a 15 minutos de Viña del Mar. Después del incendio, Juan de Alcazar ha regresado a su casa (“Quedaron unas cuatro paredes y los restos de patio calcinado”) calcinado”) para cercarla con alambres. Se reúne con algunos de sus vecinos y se organizan para recibir las ayudas que llegan al sector.
La mayoría de mis vecinos cercanos, al igual que nosotros, están viviendo con sus hijos u otros familiares.. , todos somos gente mayor y no tenemos fuerza para estar quedándonos en una carpa. e. 1 e. 1. , ;.. 1 14. br r -b. 1=. 1: 1 í.. .. -1h :---ç, Jp,. -. f Js ___p BERTASANHUEZA.. .. i4 [le.. . INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores Gilda Cavallo y Juan de Alcazar tienen una certeza: no quieren volver a vivir en Villa Dulce. Dicen que se sienten inseguros; temen que vuelva ocurrir un incendio --¿ Sabe cuál es el problema? --pregunta Juan-Que ese cerro sigue igual. Ahora está quemado, pero en dos años más otra vez será bosque, y otra vez habrá un incendio. Gilda agrega: --Estamos viejos. No tenemos fuerza para recuperar lo perdido.
Según la información entregada por la Subsecretaría de Servicio Sociales del Ministerio de Desarrollo Social y Familia el martes 13 de febrero en una conferencia de prensa, un 35% de los hogares encuestados a través de la Ficha Básica de Emergencia (Fibe) presenta una persona mayor. *** Las alarmas se encendieron pasado el mediodía del 2 de febrero. En la reserva del Lago Peñuelas, en el sector de Las Tablas, cuatro focos simultáneos de fuego ardían y arrasaban con decenas de hectáreas. Alrededor de las 16:50 comenzaron las alertas de evacuación, primero fue la Quebrada Escobares, Fundo El Rincón. La ruta de inicio del fuego se extendió por más de 20 kilómetros y alcanzó el sector Canal Chacao de Quilpué, el Jardín Botánico, y la población El Olivar de Viña del Mar, entre otros.
El fuego llegó de improviso al sector de Las Cucharas, una zona ubicada cerca del puente ferroviario que atraviesa el estero Marga Marga, entre el límite de las comunas de Viña del Mar y Quilpué. --Nunca pensamos que el fuego iba a llegar a nuestra casa --dice Berta Sanhueza (75), quien vivía en una mediagua con su marido Francisco Robles (71) y su suegra Marta Pizarro de 93 años, quien ahora está con una hija en Quilpué. Su casa --un dormitorio, un baño y una cocina--, estaba en un sector agrícola en la falda de un cerro que hoy solo son arbustos ennegrecidos. Ahí criaba con su marido 15 cabras que quedaron encerradas en su corral. Era su sustento.
Esta tarde del sábado 10 de febrero, Berta y su marido se protegen del sol que cae vertical en una improvisada habitación que armaron en la vieja estructura trasera de una camioneta con latones, maderas y sacos plásticos como techo.
Duermen en un colchón que recibieron dos días atrás y a su alrededor hay otras construcciones similares, en las que vive el resto de sus familiares que perdieron todo con el fuego que en cuestión de minutos bajó desde el cerro. Cuando comenzó el incendio, Berta Sanhueza estaba en su casa cuidando a su suegra. Alrededor de las seis de la tarde, dice, su sobrino las alertó del fuego y tomó a su abuela en brazos para buscar refugio por un camino de tierra en dirección al puente Cucharas. Ella y su marido huyeron por su cuenta. Berta Sanhueza cree que eran entre las siete y las ocho de la noche. Dice que el humo cubrió el sector y el calor era sofocante. --Cuando arrancamos con mi marido y mi perrita, el viento nos llevaba y nos traía. Yo no vi el fuego. Lo que vi fue el humo que bajó del cerro y ese viento que la envolvía a uno. Todos llorábamos y no atinamos a nada. Berta Sanhueza y Francisco Robles son los únicos adultos mayores que hoy siguen viviendo en el lugar. El resto son familiares jóvenes que se niegan a abandonar lo poco que les quedó y a los animales --gallinas, chanchos y cabras-que lograron salvar. Durante dos días después del incendio, dice Berta, no recibieron ayuda de ningún tipo. --La ayuda empezó a llegar de gente que se acercó el domingo pasado. Ayer recién instalaron un baño químico. No es la primera vez que el matrimonio pierde todo en un incendio. Antes ya habían perdido su casa. Ocurrió hace 13 años cuando vivían en Los Nogales al interior de la Calera. Entonces, sus vecinos les regalaron la mediagua que luego instaló en este sector de Viña del Mar; la misma que ahora es cenizas. Berta espera que eso ocurra nuevamente. Dice que con una casa puede volver a empezar: --Lo material se puede comprar. Pero la casa es lo que me hace más falta aquí. Aunque Berta Sanhueza y su marido se sienten apoyados por sus familiares, creen que su situación es muy distinta. --Ellos tienen fuerza para seguir adelante... Tienen más posibilidades de construir una casa.
La psicóloga Pía Santelices, académica de la Universidad Católica, asegura que cuando se produce una catástrofe y se es joven, existe la idea de que aún hay energía para empezar de cero. --Una persona de tercera edad no tiene esa misma sensación de "Todos somos gente mayor y no tenemos fuerza para estar quedándonos en una carpa". GILDA CAVALLO Y JUAN DE ALCAZAR. BERSABET FLORES.
VERÓNICA ARANEDA Y LUIS PINOCHET.. INCENDIO EN LA V REGIÓN: Lo que perdieron los adultos mayores ,4.. . :-“ L2, L2, r z que puede partir de cero y que va a tener el tiempo para poder reconstruir, reconstruir, porque aquí el tema es el tiempo. La desesperanza, la desazón y la sensación de irreversibilidad es mayor en ellos. Bersabet Flores tiene 86 años y vivía desde hace más de treinta años en el pasaje Kriptón, en la población Canal Chacao de Quilpué. El incendio consumió todo lo que había construido. Imagínate ver tu casa, que te ha costado tanto sacrificio, y ver que no hay nada. Es muy doloroso dice Flores, quien hoy está en la casa de su hija Cecilia Bustamante. Desde hace dos años, las dos hijas de Bersabet Flores se turnaban para cuidarla. Al principio lo hicieron para ayudarla en el cuidado de su padre, quien tenía alzhéimer. Cuando murió, mantuvieron el sistema para acompañar a Bersabet, quien no quería dejar su casa. El viernes, poco antes de que se activara la alerta de incendio en el sector, su hija Cecilia tuvo un problema en el trabajo y le pidió a su sobrina que fuera a cuidarla. Al llegar a la casa, la joven advirtió que el humo se apoderaba del sector y empezó a mojar la casa mientras su abuela se ponía una mascarilla para protegerse. Entonces notó que los vecinos abandonaban el pasaje y sacó a su abuela de la casa en que vivía desde hace 30 años. Bersabet Flores y su nieta no esperaron junto al resto de sus vecinos en la plaza. Se quedaron estacionadas en un auto en una calle aledaña. A través de la ventanilla vieron como los bomberos pasaban. Nadie más podía entrar al sector. Cerca de la una de la madrugada, Cecilia Bustamante llegó a buscarlas y confirmó algo que Bersabet ya intuía: no había nada que hacer por su casa. La pérdida era total. Yo quedé con lo puro puesto dice Bersabet Bersabet y agrega que no piensa volver. Dice que está poco informada, pero lo único que le han dicho es que hay muchas casas perdidas en la población Canal Chacao. La psicóloga Santelices sostiene que una característica de las pcrsunas mayores es la dificultad de enfrentar cambios. Es natural que quieran volver a lo conocido por temor al cambio, cambio, porque saben que tienen menos herramientas que una persona joven para adaptarse y ser flexible a los nuevos contextos.
Nicolás Libuy, jefe de Psiquiatría de la Clínica Alemana, fue uno de los médicos que viajó a Viña del Mar junto a una comitiva formada formada por otros profesionales de la salud y voluntarios de Desafío Levantemos Levantemos Chile para apoyar en la emergencia.
Había personas con condiciones previas al incendio, es decir, condiciones asociadas a lo social o con problemas de salud, que al sumarse el hecho de perder el lugar donde viven y la incertidumbre de no saber qué hacer, empeoraba su situación explica Libuy, quien observó casos de adultos mayores postrados, otros que desempeñaban desempeñaban un rol de cuidador pese a sus propias necesidades mientras un tercer grupo mostraban una evidente soledad. Libuy dice que los damnificados de la tercera edad desean salir rápido del albergue para cuidar sus terrenos, dejando en un segundo plano las condiciones de salud tanto física como mental. Verónica Araneda (64) regresó donde se levantaba su casa un rectángulo de tierra reseca, cuatro murallas apenas en pie y patio trasero chamuscado el viernes 9 de febrero.
Durante una semana estuvo en el albergue de la iglesia evangélica a la que pertenece, mientras su marido, Luis Pinochet (63), se quedó en una carpa en el paradero 8 Lomas la Torre, en el sector Achupallas de Viña del Mar.
Fui a buscarla porque ella quería volver y porque también era necesario que alguien estuviera aquí... no se puede dejar solo este terreno, porque hay gente que compra hasta los escombros y si no encuentran a nadie se los llevan. Además, si pasan a entregar, alguien debe estar para recibir dice Luis Pinochet, quien se instaló con su mujer hace 30 años en este sector, donde hoy todo es escombro.
Cuando comenzó el incendio, Verónica Araneda y Luis Pinochet regresaban a su casa después de pasar el día trabajando en la feria Gómez Carreño, donde vendían antigüedades que recolectaban y las artesanías de madera que Luis Pinochet fabricaba en un taller que tenía en la parte trasera de su casa. Cuando llegamos el fuego estaba ahí en esas casas (señala hacia la copa de agua que domina el paisaje) y todo eso estaba prendido. Entre el fuego y la alarma que sonaba en sus celulares, el matrimonio matrimonio logró rescatar a sus mascotas, sus cuatro gatos y sus perros, y subir a su camioneta para salir del lugar. Ahora las mascotas están en el vehículo con manchas de tizne y polvo y en el portamaletas también guardan un poco de la mercadería que vendían en la feria. Debe haber como cien mil pesos... es todo lo que nos queda. Tras el incendio, Luis Pinochet fue el primero en regresar al lugar. Solo encontró los restos de su casa y del taller de artesanías. Era un desierto. Todos lloraban y estaban de brazos cruzados.
Esta tarde, sábado 10 de febrero, los vecinos trabajan en el retiro de escombros con la ayuda de voluntarios de diferentes instituciones u organismos no gubernamentales, grupos diversos entregan ayuda que va desde raciones de alimentos hasta herramientas de construcción. construcción. Luis Pinochet agradece la ayuda, pero afirma que se necesita más. Hace unos minutos les ofrecieron mercadería, pero Verónica no la aceptó: no tienen cómo cocinarla. Lo que nos sirve es que nos traigan madera para ir reconstruyendo. reconstruyendo. Hay mucho que hacer antes de que el invierno llegue. La esperanza del matrimonio está centrada en el hermano de Verónica que vive en Santiago: les prometió llevarle la madera para empezar a reconstruir su casa en Achupallas. Verónica Araneda dice casi murmurando: No podemos irnos a otro lado... Esta es nuestra casa. I: ½.