Autor: Alejandro Arros Aravena

Cine, literatura y tradición en Fiestas Patrias
Cine, literatura y tradición en Fiestas Patrias En este advenimiento de “Fiestas Patrias”, las películas y libros chilenos han sido grandes guardianes de la tradición, espejos de una identidad que se nutre de su historia, de sus paisajes y, sobre todo, de su gente.
En medio de la vorágine contemporánea, donde el consumo desbordado de alimentos y bebidas parece marcar el ritmo de las celebraciones y encuentros, un clásico del cine nacional y que revive cada año en estas fiestas es El Circo Chamorro, que nos invita a recordar un disfrute más profundo, uno que va más allá de lo material, conectándonos con valores que han forjado la esencia de la cultura chilena.
El Circo Chamorro, dirigida por José Bohr en 1955, es un clásico del cine chileno que retrata la vida de un hombre circense que, al viajar a Santiago en busca de su hijo, descubre que este ha abandonado su carrera de Medicina y ha desaparecido.
Esta historia, que podría leerse como un drama familiar, es en realidad una ventana a las tensiones que se ven en el Chile de campo y de recursos limitados y el otro Chile, el que se empina con Santiago como una ciudad pujante y llena de oportunidades, donde se rompe la carencia propia de la ruralidad disfrazada bajo el cemento de las calles y los edificios en ciernes. El circo, símbolo de la vida nómada y la resiliencia, representa esos valores de esfuerzo y comunidad que han estado presentes en la cultura chilena a lo largo de los años.
La película, con su mezcla de comedia y reflexión, nos recuerda que la búsqueda de significado en la vida no pasa por los logros materiales como una carrera universitaria, sino por el encuentro con uno mismo y la simplicidad de los momentos compartidos. Pero no solo el cine chileno ha explorado estos temas.
La literatura ha sido un pilar fundamental en la construcción de una identidad cultural que honra laLa escritora local Marta Brunet, una de las grandes voces de la narrativa rural chilena, cuya obra “Montaña Adentro” ofrece una visión cruda y auténtica de la vida campesina.
En este texto, Brunet describe con precisión la dureza del trabajo en el campo y la lucha diaria de sus personajes por subsistir en un entorno donde las relaciones humanas se ven tensionadas por las dificultades del día a día.
La vida rural que retrata Brunet, en personajes como Segundo Seguel, refleja la resistencia ante la adversidad, donde el trabajo es más que una simple labor; es una forma de mantenerse conectado con la tierra y con la comunidad”. tradición sin quedarse estancada en el pasado. Uno de los libros que destaca por resaltar estos valores es “Hijo de ladrón”, de Manuel Rojas. Publicada en 1951, la novela sigue la historia de Aniceto Hevia, un joven que busca su lugar en el mundo, enfrentando las dificultades de la vida marginal. En esta obra, el protagonista se enfrenta a la disyuntiva entre seguir un camino marcado por el sistema o buscar su propio destino. Lo que destaca en el libro de Rojas es el énfasis en la dignidad del esfuerzo, en la búsqueda de un sentido que no esté dictado por las expectativas sociales, sino por el descubrimiento personal. Es, en muchos sentidos, una novela sobre la tradición de la lucha por la supervivencia, que es también una lucha por el reconocimiento de la propia identidad. Otro ejemplo literario es “El lugar sin límites”, de José Donoso. Aunque esta novela aborda temas más oscuros y complejos, en su centro está la vida rural chilena y la relación de sus personajes con sus raíces. El mundo que retrata Donoso está lleno de contradicciones, de deseos reprimidos y de luchas internas, pero también está profundamente arraigado en la tradición. En esta obra, como en tantas otras de la literatura chilena, el consumo material es visto como algo accesorio, como una distracción frente a las verdaderas batallas que enfrentan los personajes. Donoso nos muestra que el verdadero valor de la vida no está en lo que se posee, sino en lo que se es. Volviendo al cine, películas como “Machuca”, de Andrés Wood, también reflejan este contraste entre tradición y modernidad. Ambientada en los años del golpe militar, la película nos presenta la amistad entre dos niños de mundos completamente distintos.
Aunque la historia está enmarcada en un contexto político y social muy específico, lo que destaca es la pureza de los lazos humanos, la importanciade la comunidad y de las relaciones que trascienden las barreras impuestas por la sociedad. En Machuca, como en tantas otras historias chilenas.
En una época en la que el consumo de alimentos y bebidas parece haberse convertido en el centro de muchas celebraciones y reuniones, estas películas y libros chilenos nos invitan a redescubrir el verdadero significado del disfrute. Nos recuerdan que la riqueza de una cultura no se mide en la cantidad de comida en la mesa, sino en la calidad de las historias que se cuentan alrededor de ella.
La tradición chilena, esa que resuena en el Circo Chamorro, en los libros de Manuel Rojas y en las películas de Andrés Wood, nos invita a reconectar con lo esencial, a valorar lo que realmente importa: la familia, la comunidad, el esfuerzo compartido.
En el cierre de esta columna, no podemos dejar de citar la escritora local Marta Brunet, una de las grandes voces de la narrativa rural chilena, cuya obra “Montaña Adentro” ofrece una visión cruda y auténtica de la vida campesina.
En este texto, Brunet describe con precisión la dureza del trabajo en el campo y la lucha diaria de sus personajes por subsistir en un entorno donde las relaciones humanas se ven tensionadas por las dificultades del día a día.
La vida rural que retrata Brunet, especialmente en personajes como Segundo Seguel, refleja la resistencia ante la adversidad, donde el trabajo es más que una simple labor; es una forma de mantenerse conectado con la tierra y con la comunidad. Brunet nos recuerda, en medio de sus descripciones de un paisaje duro y áspero, que el verdadero valor está en la capacidad de enfrentar las adversidades y encontrar satisfacción en los logros humildes. El sentido de comunidad, la resistencia y el trabajo en equipo son los pilares que sostienen una tradición chilena que valora lo sencillo y lo auténtico. Doctor en Educación, Académico Departamento de Comunicación Visual UBB.