EDITORIAL: Exageradas suspensiones de clases
EDITORIAL: Exageradas suspensiones de clases Llamó la atención que el jueves pasado no llovía nada, pero igual por la mañana las clases estaban suspendidas. Horas más tarde arrancaba un temporal, que si bien fue fuerte, no fue nada de otro mundo. Pero quedó en el aire si se justificaba en Coquimbo. Es difícil. Nos estamos mal acostumbrando a por cualquier cosa suspender clases, lo más fácil, como si los chicos y chicas no tuviesen carencias históricas en materia educativa. Durante la pandemia se popularizó afirmar que «las escuelas no son guarderías», como un argumento para desestimar a quienes pedíamos la apertura de estos recintos.
Si bien el principal rol de las escuelas es entregar educación y socialización, no podemos desconocer el rol social que cumplen como parte del apoyo que provee la sociedad a las familias. ¿Cómo podrían desarrollarse profesionalmente padres, y sobre todo las madres, si no existiera la opción de dejar a los hijos en un lugar seguro durante el horario laboral? Últimamente se ha hecho habitual cerrar las escuelas con diversos argumentos, desde elecciones, PAES, hasta narcofunerales, virus estacionales y finalmente lluvia. Además de generar un enorme daño a los niños que ven interrumpido su aprendizaje constantemente, se perjudica enormemente a las familias que no pueden salir a trabajar.
Es imperativo que se revalorice el rol social de las escuelas como parte de la red de apoyo de padres y especialmente madres, y que las autoridades se comprometan a hacer todo lo posible por evitar nuevos cierres. Sabemos que después se ponía difícil la cosa por el tránsito, pero ya basta. No nos cansaremos de repetir: Escuelas primeras en abrir, últimas en cerrar. ¿Hay sol? se cierra el colegio; ¿ juega la selección en la Copa América? se suspenden las clases. Todo muy exagerado..