VALERIA MAINO Y SU FASCINACIÓN POR LA PALMA CHILENA
VALERIA MAINO Y SU FASCINACIÓN POR LA PALMA CHILENA SANTIAGO DE CHILE, DOMINGO 4 DE FEBRERO DE 2024 L a poeta Gabriela Mistral (18891957) no quedó incólume ante esta imponente especie y los desafíos que ha experimentado a lo largo de los años.
Entre otros versos, la premio Nobel escribió que "Sueltan las palmeras sus venas / calla callando corre el río / pasa este viento de miel por el rostro duro de Chile / toca a los niños, llega al mar / la vieja miel de las palmas de Ocoa". Otro premio Nobel, Pablo Neruda (1904-1973), dejó su testimonio sobre la quebrada de San Jerónimo, desde su inicio en la comuna de Casablanca, hasta su desembocadura en la rada de Algarrobo, y en particular describió la vegetación del entorno de la casa que perteneció a Julio Donoso Larraín. "La palmera de la distancia / de las regiones de fragancia / pregunto yo / cómo llegó?", escribió el autor de "Residencia en la Tierra", en 1964.
Son dos ejemplos poéticos que enriquecen la más reciente investigación de Valeria Maino Prado: "La palma chilena, su historia" y que acaba de ver la luz bajo Ediciones Mac-Kay (ver nota relacionada). Es un hermoso trabajo --con abundante material gráfico-que permite al lector conocer distintos aspectos de esta especie llamada Jubaea chilensis, sus variadas significaciones, los hitos que han marcado su devenir, las razones de su fascinación y, en algunos casos, su explotación desmedida.
Maino, quien es una reconocida historiadora y académica chilena --dueña de una numerosa bibliografía con títulos como "Las islas oceánicas chilenas" (1985) y "Los testimonios del yo" (2014)-aventura que la autora de "Tala" debió haber conocido los palmares en plena explotación en el siglo XX y "por eso su agudo dolor ante esta mortal producción de miel del bosque primigenio, que ella ve como una acción humana destructora e irreversible". La presentación de este libro tuvo lugar hace una semana en la patrimonial casona de Santa Rosa de Apoquindo y estuvo a cargo de Pilar Cereceda, geógrafa, académica y exdirectora del Centro UC del Desierto de Atacama; y la historiadora María Eugenia Allende Correa, docente del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes. Esta última, autora de "Lady Patagonia. Florence Dixie.
La primera turista de la región magallánica" (Ediciones UC), recuerda que Alonso de Ovalle, el famoso cronista del siglo XVI, ya destacaba en su "Histórica relación del Reino de Chile" que, de los numerosos árboles que se crían en los montes chilenos, el primer lugar se lo lleva sin duda la palma, "no solo por convenirle el nombre y el significado, sino por su altura, hermosura, abundancia, y la de su regalado fruto". Estas selvas de palmeras que abundaban en nuestro país --a juicio de Allende-nutren esta acuciosa investigación de Maino, que viene a complementar los estudios acerca de esta emblemática especie y "los distintos vaivenes que ha tenido esta valiosa palm e r a n a t i v a, e n e l i n t e r é s y l a curiosidad permanente de chilenos y también de muchos extranjeros". La historiadora pone el acento en el capítulo referido a Isla de Pascua donde, según sus palabras, se busca responder a la pregunta de cómo llegó esta especie a Rapa Nui, "interrogante que nos lleva a la historia de una posible exploración oceánica del imperio incaico hacia las islas del Pacífico sur, entre otros muchos temas.
Dicha navegación hacia el oeste, en frágiles embarcaciones, fue el punto de partida para la tesis náutica del aventurero nórdico Thor Heyerdal, quien en 1947 pudo demostrar que este tipo de embarcaciones sí podían llegar de Sudamérica a la Polinesia, como bien lo explica la autora. Así, tenemos un entretenido capítulo que enlaza botánica, arqueología, historia y geografía, a partir del estudio de la presencia de la palma chilena en esta isla", concluye María Eugenia Allende.
En su departamento de la comuna de Vitacura, en un ambiente rodeado de libros, Valeria Maino rememora a "Artes y Letras" que "La palma chilena, su historia" es parte de un cierre de un ciclo de vida de investigaciones y de apasionantes viajes en terreno.
También advierte que originalmente este trabajo formaba parte de un proyecto editorial más amplio sobre la Jubaea chilensis, "hermoso libro que fue publicado en 2017 y en el cual no se incluyó esta parte, ahora ampliada". Maino reafirma su interés en este ejemplar de singulares ramas.
Para ella, la Jubaea se ha puesto de moda "para los arquitectos y diseñadores de parques; han aparecido varios ejemplares en jardines privados y están desde hace algunos años en lugares públicos de la capital". También figura en el actual billete de 5.000 pesos, donde se reproduce parte de una amplia perspectiva del palmar de Cocalán, del gran cuadro que el pintor chileno Onofre Jarpa realizara a comienzos del siglo XX. La otra cara del billete lleva estampada la imagen de Gabriela Mistral, la poeta que, como rescata Valeria Maino en su libro, cantó a las bellas palmeras del Valle de Ocoa. En el caso de la República de Chile, las palmeras nativas han sido llamadas científicamente, según la catalogación taxonómica vigente en cada época. Junto con ello, nuestro país tiene una palma insular llamada Juania australis, que es propia y exclusiva de las islas de Juan Fernández.
Numerosos símbolos "La palma chilena... " se inicia con un completo capítulo dedicado a esta especie en la antigüedad y como esta fue un símbolo de la presencia comercial de la flota de Fenicia en la costa del levante. También en la Grecia arcaica el signo del sagrado Apolo era una palma, recordando su feliz nacimiento bajo la protectora sombra de una palmera en la isla de Delos, en el mar Egeo.
Junto con ello, Valeria Maino escribe que desde los inicios del cristianismo las ramas de palma fueron usadas como emblemas para simbolizar la victoria de los fieles sobre los innumerables enemigos del alma. "En el arte cristiano, desde los primeros años, los santos mártires muestran como atributo de su sacrificio y cruel muerte una rama de palma", explica la historiadora. Más adelante, se refiere al imaginario colectivo del mundo occidental, donde la palmera datilera sigue siendo un árbol evocativo del paraíso perdido. En otro capítulo dedicado a "Las palmeras chilenas", testimonia que estamos ante las primeras especies que impresionaron a los conquistadores por su belleza, elegancia y altura destacada.
Cita a Jerónimo de Vivar, quien describe a estos ejemplares que llevan "un fruto grande como nueces de, que están verdes e despedidas de la cáscara queda un cuesco redondo, y sacado lo que tiene dentro, que es como una avellana, es gustoso". Siguiendo este itinerario histórico, Maino consigna que a mediados del siglo XVI, en La Serena, existían palmas dispersas en esos cerros y llanos litorales, donde luego recibirían tierras agrícolas los jesuitas en el valle del río Elqui, hacienda que ellos llamaron La Compañía y donde, sin duda, pudieron propagar esta palmera chilena.
La historiadora advierte que las palmeras relictas, de varios siglos, que formaban parte de los hitos urbanos de La Serena, eran originalmente cuatro, pero hoy quedan tres. "Algunas de ellas están bien representantas y perpetuadas en los bellos paisajes de Pedro Lira y Juan Francisco González", apunta Valeria Maino.
Junto con ello, advierte que, antes de la expulsión de la Compañía de Jesús de las posesiones de América hispana, en la zona de Colchagua, los jesuitas tenían tierras agrícolas y tenencias ganaderas en manos de algunos arrendatarios antiguos o de los propios inquilinos de la orden religiosa, que estaban expresamente autorizados para cortar algunas palmas o extraer su miel. La historiadora afirma que, en la actualidad, la Jubaea chilensis se encuentra en casi todos los jardines botánicos tropicales. En la Costa Pacífico de Estados Unidos "hay ejemplares enormes, donde incluso conforman elegantes avenidas.
En Los Ángeles, California, son celosos partidarios de nuestra palmera, a la que llaman con simpatía `la palma del vino'". La Jubaea es una variedad autóctona chilena y según los últimos datos que maneja la Corporación Nacional Forestal (Conaf), así lo expresa Valeria Maino, los lugares donde es posible encontrarla no son muy distintos de aquellos donde existían estas palmas en el pasado prehispánico. Según un censo de 2015, hoy existirían 124 mil ejemplares.
La mayor concentración estaría en Ocoa y Cocalán, pero también se ubicarían en Valparaíso, La Candelaria, Tapihue y Pencahue. --¿ Qué hace tan única y preciada a nuestra palma chilena? "La palmera chilena es la única que he visto, por lo menos en los jardines botánicos que he visitado, que forma selva.
Como dice el Padre Alonso Ovalle, que `mirándolas de lejos parecen almácigo puesto a mano'. Son muy gruesas y altas. ¡Absolutamente impresionante! Cito estos testimonios y los del naturalista Claudio Gay, quien la define como `un árbol hermoso'. Hay varios que comentan lo que significa pasar por la noche por estos palmares que suenan, porque los palmares suenan con el viento, se balancean. ¡Eso es fascinante! La palmera chilena tiene varios méritos. Primero da frutos muy significativos y resiste muy bien a los incendios.
También tiene pocas raíces, lo que ha facilitado, lamentablemente, una explotación desmedida". Patrimonio natural VALERIA MAINO Y SU FASCINACIÓN POR LA P A L M A CHILENA MAUREEN LENNON ZANINOVIC La destacada historiadora es la autora de "La palma chilena, su historia" (Ediciones Mac-Kay), donde profundiza el lugar de la llamada Jubaea chilensis en la cultura, en el imaginario literario y en las artes plásticas, y su atracción, a través de los siglos, en numerosos chilenos y extranjeros.
LA PALMA CHILENA, SU HISTORIA Valeria Maino Prado, Ediciones Mac-Kay 180 páginas, 2023 $29.800 Historia `` La palmera chilena es la única que he visto, por lo menos en los jardines botánicos que he visitado, que forma selva.
Como dice el Padre Alonso Ovalle, que `mirándolas de lejos parecen almácigo puesto a mano'. Son muy gruesas y altas". Valeria Maino Una editorial y una encantadora librería en Puerto Varas Joanna Maino Aguirre es una de las impulsoras de la editorial y librería Mac-Kay en Puerto Varas. En conversación con "Artes y Letras", advierte que son "dos proyectos diferentes. La librería la creé con mi marido Jaime Gaete en 2010, a través de una sociedad.
Mi familia viene del mundo del libro (mi mamá fue editora de la Librería Antártica), así que por osmosis se nos ocurrió armar una librería, además que en Puerto Varas no existía un local con el concepto de venta de textos literarios", señala.
Partieron en una casita de tejuelas en un barrio patrimonial y en 2020 se trasladaron a pleno centro, frente a la plaza (está abierta de lunes a domingo en San Juan 431). "En un lugar bonito, porque el arte va unido a la literatura.
Hemos recibido muy buenos comentarios y nos hemos mantenido hasta el día de hoy". Además de su oferta variada para los lectores puertovarinos y turistas, "Libros Mac-Kay" se ha convertido en un concurrido centro de cuentacuentos para niños, lanzamientos y encuentros literarios de todo tipo.
Por ejemplo, el 7,14 y 21 de febrero, a las 19:15 horas y con entrada gratuita, se programaron tertulias con el escritor y etnógrafo Ziley Mora ("Newen" y "Mawida"). "Creo que en estos años hemos aportado con un grano de arena a la cultura en Puerto Varas", acota.
Con respecto a la editorial, Joanna Maino explica que nació en 2019, en parte por la demanda de sus propios clientes que les pedían profundizar en temas de historia, en tópicos vinculados a la naturaleza y a la Región de Los Lagos. "Conversé con mi primo Pedro Maino y sumé a otras personas, y así nació este sello", dice. Afirma que una de las líneas centrales de Ediciones Mac-Kay es lo patrimonial, como el reciente volumen que acaban de publicar, "La palma chilena, su historia", de Valeria Maino. Su catálogo es escogido y cuenta, entre otros elogiados textos, con la reedición de "Botánica indígena de Chile", del sacerdote alemán Ernesto Wilhelm de Mösbach y "Nataniel Cox Méndez, Pug. Fugaz ilustrador de la modernidad" de Claudio Aguilera y Pedro Maino. "Hemos hecho varios rescates, como el personaje Viborita del recordado dibujante Pepo y otro vinculado a los 150 años de la repostería alemana. Este último es un título muy valioso, con reseñas históricas y enfocado en conservar las tradiciones de los colonos. Tenemos varios proyectos en mente que tienen que ver con nuestro patrimonio natural, y ojalá a futuro abordar el patrimonio arquitectónico", concluye. Imagen de los encuentros en la librería con Ziley Mora. El escritor estará en febrero. JOANNA MAINO Enrique Swinburn. "Nocturno en el Salto, Viña del Mar". 1888. ENRIQUE SWINBURN La historiadora chilena Valeria Maino en su departamento. SERGIO ALFONSO LÓPEZ Onofre Jarpa. "Gran palma, Ocoa". Es un óleo sobre tela. ONOFRE JARPA/COLECCIÓN BANCO CENTRAL Dos ejemplares de la Jubaea chilensis en el Museo Botánico de Pisa. MUSEO BOTÁNICO DE PISA.