COLUMNAS DE OPINIÓN: Versicuentos de la Abuela Sara
COLUMNAS DE OPINIÓN: Versicuentos de la Abuela Sara Marco López Aballay, Escritor Contacto: edicionesdelfin@yahoo.es @edicionesdelfin marcolopezcultura@gmail.com Versicuentos de la Abuela Sara En esta entrega, Paula Godoy, pseudónimo de Sara Olguín Montenegro, (Valparaíso, 1955), trabaja el subgénero del `versicuento', donde cuenta historias en versos, las cuales a decir de la autora, escuchó de niña en voz de su tía Sara.
Si nos remontamos a la literatura universal, encontramos a grandes clásicos que narraron historias a través del verso, tal es el caso de Geoffrey Chaucer autor de `Los cuentos de Canterbury' (años 1387-1400), una colección de 24 historias escritas en inglés. Dicha obra es una de las más importantes de la literatura inglesa y la mejor obra de la Edad Media de Inglaterra.
Otro autor contemporáneo es Roald Dahl (1916-1990), quien escribiera los `Cuentos en verso para niños perversos'. En esta obra, Dahl toma los cuentos clásicos -`Caperucita roja y el lobo', `La Cenicienta', `Blancanieves y los siete enanos', `Los tres cerditos', `Rizos de oro y los tres osos' y `Juan y la Habichuela mágica' adaptándolos acorde a la época, cambiando el final y destruyendo los mitos infantiles, tales como el malvado lobo o la cándida Blancanieves, convirtiendo al primero en víctima y a la segunda en una avispada ludópata.
En el caso de Sara Olguín Montenegro, los versicuentos constituyen una especie de recopilación de historias que ha escuchado durante casi toda su vida: desde su infancia y juventud y ahora en su etapa adulta donde ha puesto oído y mucha imaginación a relatos clásicos del imaginario rural de diversos territorios que conoce, adaptándolos a su propio universo, empleando el lenguaje popular, la musicalidad y el verso propiamente tal.
La columna vertebral de estos versicuentos gira en torno a determinadas historias que sucede a distintos personajes, cuyo objetivo radica en la enseñanza o mensaje que pretende entregar, propiciando valores como la amistad, el amor universal, la lealtad, la fe, alegría, estudio, trabajo, familia, junto con denunciar la violencia, el maltrato, el abandono, la arrogancia, la vanidad, la envidia, el odio y otros males del ser humano.
A ello, le agrega cierta cuota de ironía de mujer campesina, sabiduría, conocimiento, divinidad y realismo mágico, lo que despierta interés en la lectura para saber el destino de sus personajes y la lección que nos deja.
Bajo esa óptica, recomiendo estos cuentos a niñas, niños, adolescentes y jóvenes en etapa escolar, aunque también a adultos mayores y personas que demuestren interés en este tipo de historias que enriquecen la imaginación y la conversación.
En estos tiempos de tecnología e inteligencia artificial, es bueno volver, aunque sea por unos breves instantes, al pasado para reconquistar el lenguaje, las emociones y las reflexiones a que nos puede llevar una buena historia. En este caso, versos que forman historias, multiplican emociones y aportan enseñanzas para mejorar nuestra relación tanto con nosotros mismos como con el entorno que nos rodea. Uno de los versicuentos más significativos de esta obra, lo constituye `El Jorobado', una historia que entremezcla divinidad, sabiduría, justicia y amor. A medida que los acontecimientos suceden, van apareciendo valores como la fe, la esperanza, el amor, la justicia divina. El personaje principal, un joven jorobado, es maltratado por su hermano mayor cuya crueldad amenaza la convivencia entre estos jóvenes huérfanos.
Acaso la fe juegue un papel preponderante en esta bella historia llena de humanismo y sencillez, donde la conexión con lo divino logra un relato intenso con múltiples matices que aportan al desenlace de una historia colmada de enseñanzas y lecciones que todo ser humano debe aprender. Bajo esa lógica funcionan estos versicuentos, donde la autora nos propone un constante aprendizaje, múltiples lecciones y enseñanzas que se abren al compás de lo humano y también de lo divino. Dejamos la invitación abierta a explorar estas lecturas como un desafío a la imaginación, a la buena convivencia, al humor, la esperanza y alegría de sentirnos vivos..