Autor: Carlos Peña
Columnas de Opinión: El porfiado error del Presidente
1Presidente comete un error cuando piensa que las críticas a sus declaraciones celebratorias de la prisión de Luis Hermosidefensa delos poderosos: lasonen “No meafectan ni hacen cambiar de opinión «dijo-las críticas de un sector dela elite que cree que a los poderosos noseles puede to-car”. Elerrorenqueincurreel Presidente es de comprensión. Porque lo criticaronporsus 'olohicieronpara la elite (dela que él por supuesto fender a ls reglas y los procedimientos legalmente establecidos. Y esasreglas yesos procedimientos disponen que los;juicios condena: torios han de efectuarse luego de un largo procedimiento adversarial, conrendición pública delas pruebas. Entonces, celebrara prisión preventiva de alguien con nombre y apellido ónfinal, importa, riguro a forma también parte)sino para decomo si fuera una lasrehablando, glas ylos procedimientos que ellas establecen.
Desconocerias noen existieel sentido cognitivo de la expresión (comosino supiera que ran)sino desconocerlas enel sentido de despreciar o desdeñarlo que ellas establecen (podemos llamar a esto último un sentido moral). Recordar que el juicio aún no se inicia, que Luis Hermosilla o cualhasido formalizadonoes por esehecho culpable, que quierotro que esto últimosólo puede serestablecidoen unjuicio adversarial, y que el Presidenteno debe intervenirenél, nosignifica defenderalospoderosos, sino que significa defender lasreglas. Es verdad que el Presidente tiene derecho a emitir opiniones (pocas vecesse ha pronunciado ese lugar común comossi fuera una revelación); opinión errónea que dañael respeto quelos ciudadanos debenalasreglas. El problema no es pues emitir una opinión, sino emitir una opinión que desconoce los deberes que su cargo le impone.
La vida social cuando es ordenada descansa en unaserie de conbuenas des) y en otras que la ciudadanía, convertido enreglas y en procedimientos, procedimientos ñ peroal hacerlo, como ha ocurrido enestecaso, ha emitido una vocivilidaluego de una amplia deliberación ha procedimiento venciones mudas (podemos (como ocurre conel que una vez penal) arrojan resultadosque esas buenas es deber detodos considerar justos. Cuidar maneras y cuidarlas reglas esun deber de quien dirige al Estado, contenerla propiasensibilidad, ejercitar elascetismo y apagar el propio entusiasmo esuna de lasservidumbres de quien dirige, parausarlaviejafórmula, la nave del Estado.
Esseguro queel Presidente entiende todo lo anterior y lo compareslask guiente: sinoeslaignorancia acerca desudeber, nila incomprensión tei La pregunta que: cabe acerca de los deberesmudos desu cargo lo quelo mueve ainsistir en ese punto devista ¿ cuáles la razón, cuál el móvil secreto que lomuevea hacerlo? Quizállo que hay detrás detodo esto esla vieja convicción populisy tramposa (a eli ta, laidea de que hay una minoría malvada, cicatera te) y unpueblo abusado y virtuoso damayoría) y que, porfin, un miembro dela primera es castigado y el segundo vengado siquiera vicariamente. Hastaahora esaimagen populista se habíausado enlareftiega política.
Lo grave lo más grave y peligroso de todo-sería que ahorase la empleeirrellexivamente en cuestiones judiciales porquesi ello ocudel derreose consienta que ocurra, se habrá desconocido el sentido recho que noes el desatisfacer los impulsos i dela mayoría ni de nadelarazón. Nuncase die, sinoracionalizarlos, someterlos alascetismo insistir. asentimieneslabú enesto. El ¡ de o nuestros deseos. Esos propio de toracional paranuestrosintereses lo humano quese subraya desde Aristóteles Kant. Los animales desean y de inmediato actúan, los seres humanos desean y antes de actuarse preguntan sieso que desean satisface los criterios para considerarlo correo.
Elderechoes la diferencia entreloanimal y lo humano. ¿Sedeseacastigara Hermosilla? ¿ Poner en prisióna este otro querobó 'oaaquel que mató?Puesbien, el derecho obliga-mediantellas reglas y los procedimientos-a para lograrlo. buscar asentimiento racional Y ello:no ocurra el Pr ylos deben recordarlas reglas y guardar silencio..