Un nuevo pacto regional
Un nuevo pacto regional “Los nuevos sueños de Antofagasta incluyen ciudades másintegradas y sosten bles, una economía diversificada, centros de innovación y conocimiento que lideren la transición energética global y la minería verde, y una sociedad más equitativa, con oportunidades reales para los pueblos ancestrales, jóvenes, mujeres einmigrantes”. Cristian Rodríguez Instituto de Políticas PúblicasA ndet o fcaognatsrtaas, t e s te ernrittroer i oeldesierto más árido del mundo y el océano, ha sido históricamente un escenario de grandes aspiraciones y desafios. Hoy, en medio de unsuperciclo global de minerales críticos, la regiónenfrenta una oportunidad inédita.
Nose tratasolo de cifas, aunque estas son impresionantes: más de 40 mil millones de dólares en inversiones proyectadas entre minería ingresos públicos anuales de decisión regional de 190 mil millones por ENDR, rentas del y y energías renovables; litio el royalty minero, cifras querivalizan conel presupuesto dela Región Metropolitana. Setrata de algo más profundo: una ventana histórica para convertir sueños colectivos en realidades transformadoras. Pero los sueños no nacen dela nada. Están tallados en una historia de avances, retrocesos y persistencia. Antofagasta no llegó al presente por azar.
Las rutas que cruzan el desierto, los puertos que co-nectan con el mundo, las universidades que forman asusjóvenes, los hospitales que cuidan a su gente, son pruebas tangibles de un progreso construido con visión y esfuerzo colectivo. Sin embargo, junto a esos logros, persisten anhelos incumplidos y desafios que exigen respuestas urgentes. Una Historia de Sueños y Desafios: Para entender el presente de Antofagasta, hay que mirar hacia atrás. Cada gran logro comenzó como un sueño. Aprincipios delsiglo XX, cuandolosnitratos todavía dominabanlla economía, pocos imaginaban que la región se convertiríaen el corazón del cobre, el motor de desarrollo de Chile. Las generaciones pasadas enfrentaron enormes desafíos, pero dejaron un legado de infraestructura y progreso que sentó las bases del presente. Sin embargo, no todos los sueños llegaron a concretarse. Las Estrategias de Desarrollo Regional que se han sucedidoa lo largo de las décadas son testigos tanto delos logros alcan-zados como delas promesasincumplidas. Por cada carretera construida, hay un sistema de transporte urbano que aún no llega atodos. Por cada universidad fortalecida, persisten problemas en la calidad de laeducación en los niveles bási-cos y medios. Esta historia no debeser motivo de resignación o frustración, sino de aprendizaje. Nosenseña queel progreso no es automático ni inevitablerequiere visión, acuerdos y acción colectiva. Antofagasta en el Centro del Superciclo Global: Hoy, el mundo está cambiando, y Antofagasta está en el centro de esa transformación. La transición energética global, impulsadapor la lucha contra el cambioclimático, ha generado una demandasin precedentes por minerales como el litio y el cobre, esenciales para las baterías y las tecnologías limpias. En este contexto, Antofagasta no es solo un actor relevante; es un actor imprescindible. Las cifras lo dejan claro. Más de 31mil millones de dóla-res se invertirán en minería, mientras que las energías renovables particularmente la socerca de lar y eólicarecibirán 8 mil millones. Pero detrás de estas cifras está el verdadero desafio: ¿ cómo asegurarnos de que estasinversiones se traduzcan en desarrollo para todos? El superciclo anterior, centrado en el cobre, dejó enseñanzas valiosas. Generó riqueza, sí, pero también mostró las limitaciones de un modelo de desarrollo basado exclusivamente en la extracción de recursos. Hoy sabemos que no extraer minerales o basta conconstruir infraestructuras. Esnecesario diversificarla economía, invertir en desarrollo humano y garantizar que los beneficios lleguen atodala población, especialmente a quienes han quedado rezagados.
A pesar de su potencial y sus avances, siguen pendientes viejos anhelos y nuevas brechas que aún no se logran resolver ni superar: falta de nuevasinfraestructuras físicas y digitales, resolver los problemasde calidad de la educación, superarlos déficitensalud, fortalecer las universidades regionales, más equidad de género y oportunidades para los jóvenes, superar la emergencia habitacional, detener el aumento dela inseguridad, resolver de mejor manera la integración de la población inmigrante, mejorar el desarrollo de los centros urbanos, diversificar la economía regional. Hacia un Nuevo Contrato Regional: En este escenario, la región necesita construir un nuevo contrato que guíe su desarrollo en las próximas décadas. Este pacto debeir más allá de los intereses sectoriales y enfocarse en un bien común compartido, que incluya a todos los actores relevantes: autoridades locales, sector privado, universidades, organizaciones sociales y, sobre todo, ala ciudadanía. Antofagasta está ante un momento trascendental que nosolo exige superar las b chas históricas, sino también que imaginar alternativastransformen la región. El Mujo de inversiones privadas proyectadas y los presupuestos públicos regionales no deben ser solo motores decrecimiento, sino herramientas para reinventar la región. Es tiempo de pensar más allá de lo urgente.
Los nuevos sueños de Antofagasta incluyen ciudades más integradas y sostenibles, una economía diversificada, centros de innovación y conocimiento que liderenla transición energética global y la minería verde, y unasociedad más equitativa, con oportunidades reales para los pueblos ancestrales, mujeres e inmigrantes. Laregión cuenta conlosrecursos necesarios, pero el verdadero cambio dependerá de unliderazgo capaz dearticular un nuevo contrato regional. Este pacto debe alinear lasaspiraciones en torno a un proyecto, nosetratasolo de gestionar recursos, sino de transformar oportunidades en realidades que redefinan su identidad y (4 posición en elmundo.. LA REGIÓN QUE SOÑAMOS. Cristian Rodríguez, director Instituto de Políticas Públicas UCN. ARGAIVO