Capital trekkera
Capital trekkera La plaza de Melipeuco tiene lo suyo. Cuando ya están pasando la película de terror que comentamos, en la misma avenida, más al oriente, puede toparse con un evento con música. Mujeres en tenida deportiva siguen los pasos de otra que dirige el baile entretenido sobre una tarima. Son más pistas de que aquí hay ganas de potenciar lo propio, y que la comunidad, una con larga historia maderera, quiere evolucionar hacia la hospitalidad, la gastronomía y, desde luego, las experiencias outdoor. “Melipeuco hoy en día se sustenta en el turismo”, había dicho Javier. Se ven cada vez más ofertas de habitaciones que dueñas de casa adaptaron para recibir forasteros.
Son esas señoras que, dijo Jota, “te atienden muy bien: pancito calentito, huevos de campo”. En una misma cuadra conviven, sin aparente problema, un negocio que tiene en el segundo piso un hostal con cafeterías, restaurantes de comida al paso y supermercados, una panadería argentina que de solo entrar dan ganas de comer toda su bollería, tiendas de ropa de segunda mano, florerías, veterinarias Ni un espacio desaprovechado. En las cuadras cercanas, los vecinos no han visto alterada la paz en sus casas de colores claros y jardines floreados, y los niños junto a sus familias saludan tímidamente. A diferencia de Melipeuco, que muestra con personalidad sus planes. Luego de dos años de trabajo con la Ufro, dan sus primeros pasos en solitario. “Tenemos muchas ideas en la cabeza; esperamos que Melipeuco se apodere de esta marca, que todos sepan que somos la Capital del trekking”, dice Javier. Al menos los vecinos, y los que ya se asoman a esta zona en busca de naturaleza y aventuras, parecen estar de acuerdo.
DOJO CONLa oferta turística, gastronómica y hotelera de Melipeuco se puede encontrar en la web MelipeucoCapitalDelTrekking. clLa entrada al Parque Nacional Conguillíodebe comprarse con anticipación en la webPasesParques. cloutdoor, Melipeuco tiene conexión directa en bus o auto, y está cerca del aeropuerto de Temuco, clave si quiere ganar tiempo. Y luego, dicen, están las personas. “El turismo se entrega de forma cercana, con el cariño del sur. A diferencia de otros lugares turísticos en donde los guías trabajan por temporadas, todos vivimos en este lugar. Es nuestro hogar. Se cuida y respeta como tal”, había dicho Jota antes, mientras descendíamos el volcán. “Además, compartimos con comunidades mapuches, con su cosmovisión.
El cuidado de lugares como este es casi una ley”. Una tarde soleada, entrando por el poniente a Melipeuco (Red Interlagos), antes de que la temporada alta haga que la Avenida Pedro Aguirre Cerda no tenga un solo estacionamiento disponible, esta podría parecer una calle tranquila. A ratos, ni un alma. Vamos en absoluto sosiego. El Parador Turístico de Melipeuco, que alberga al museo histórico del mismo nombre, tiene en su entrada una hoja con datos de la película que proyectarán esa tarde. No la conocemos; es de terror; para las 6. También hay folletos sobre turismo, restaurantes y alojamientos. Y se lee “Melipeuco: Capital del trekking”, con una imagen de fondo nevado, araucarias, el lago Conguillío turquesa y el volcán Llaima.
“La gente generalmente visita Melipeuco varias veces”, dice Edgardo Espinoza, Jota, uno de los 29 integrantes de la Asociación de Guías Locales de Melipeuco, agrupación que decidió, hace dos años, tocar las puertas de la Universidad de la Frontera (Ufro) y de Corfo para promover a esta comuna como un imperdible para el trekking en Chile. Quieren enamorar al estilo outdoor y tienen varias formas para eso: 44, para ser exactos. Es el número de rutas mapeadas, que suman unos 250 kilómetros caminables. Por eso, en esta comuna de La Araucanía andina, a 92 kilómetros de Temuco, están expectantes. Tienen todas las variantes para que cualquier interesado pueda elegir una, según el nivel de esfuerzo, la época del año y las horas que quiere dedicarle. Para todos los gustos, todos los presupuestos.
Escoja usted lo que más le apetezca de este “trekking a la carta”. Es lo que habíamos comentado con Marcel Sorhaburu, jefe de proyectos de Ufro Pucón, antes de ir a conocer las bondades de esta zona, donde hay tres volcanes, tres glaciares y un 45,53 por ciento de la superficie comunal en calidad de “áreas silvestres protegidas”. El Parque Nacional Conguillío es uno de los hi-tos dentro de ese menú. Más de 60 mil hectáreas, donde un programa full day para toda la familia suena ideal: la mayor parte de los recorridos son parejos. Y accesibles en auto. Para otros visitantes más intrépidos, se puede ascender el volcán Llaima o, menos intenso, al Sierra Nevada. Y también puede quedar con los brazos adoloridos por intentar rodear la Araucaria Madre, un ejemplar que ya tiene más de 1.800 años de edad. Javier Urra, treintañero, presidente de la Asociación de Guías Locales, nos da la bienvenida con una “joyita” que se da el gusto de mostrar porque él conoce el lugar al derecho y al revés. Luego de un par de días de lluvia, se respira humedad. Nos acerca a lo que, dice, muchos visitantes se pierden por apurones.
Avanzando hacia el oriente, nada más al cruzar la entrada del parque viniendo desde Melipeuco, a nivel del suelo y rodeado entre árboles, el caudal ruidoso y transparente del río Truful Truful borbotea poderoso hacia un salto de agua que se torna blanca y se rompe entre rocas, desbordándose, dividiéndose mientras cae. Esta cascada no es para nada un secreto, aparece hasta en redes sociales y páginas web, y aun así, es frecuente que los turistas se lamenten de no haberla encontrado, dice Javier. Pocos pasos antes del precipicio, la magia que moja, helada, se toca y escapa entre los dedos. Esta agua es parte de una naturaleza que, para la cosmovisión mapuche, nos explican, es fuente de energía sagrada. Bebemos del mismo origen del ingrediente con el que se otorga alivio a algunas dolencias de este pueblo. Es como una comunión. “Nos pasa mucho que la gente llama y te pregunta si está pasando algo peligroso, y aquí no pasa nada. Somos mitad chilenos, mitad mapuche, y estamos todos tranquilos”, dice Javier. Hay 32 comunidades, cuenta. Conexión con la esencia de la Madre Tierra y nada más. No hay señal de internet. La última vez que el volcán Sollipulli, a 41 minutos de Conguillío, hizo erupción, fue en el año 1240 d.C.
Si plantáramos una araucaria (abundantes en la parte verde de este primer tramo de ascenso constante hacia el cráter) como romántico aporte anónimo, vestigio de nuestro paso breve por el tiempo del mundo, tomaría mínimo 100 años para que ese árbol alcance, por fin, su madurez reproductiva. “Estamos en la Reserva Mundial de la BiósferaAraucarias”, dice Jota Espinoza: “Son un fósil viviente.
Ellas sí provienen del Mesozoico; compartieron tiempo y espacio con dinosaurios”. Luego, un dato bien fresquito que conocen los que se apasionan por el suelo que pisan, por el trabajo que hacen o por ambas: “Hace poco se decodificó el ADN de la araucaria. Es 8 veces más complejo que el humano”, dice Jota. Aprendemos, de paso, a diferenciar a un macho de una hembra de la especie. El guía mezcla su expertiz senderista con algo de educación ambiental e historia volcánica milenaria. El pack completo. HIELO. El volcán Sollipulli tiene el que dicen es el glaciar más grande de Sudamérica. MELIPEUCO:TEXTO Y FOTOS: María José Cifuentes B. ,DESDE LA REGIÓN DE LA ARAUCANÍA. En el entorno, además de coigües que buscan rayos de sol, hay musgos y flores pequeñas de color naranja. A mitad del trayecto, el panorama cambia: la nieve que todavía cubre el lugar por donde alguna vez pasó lava recibe nuestras pisadas. Es un adelanto de lo que viene, que requiere aplicar bloqueador y lentes de sol. Mucho, mucho más adelante, otro grupo de aventureros se vuelve una pequeña fila de hormigas que se desvanece. Jota, que un día decidió dejar su trabajo, seguir al corazón y venirse a Melipeuco, dice que acá uno llega para sanar y para olvidarse de lo cotidiano. “Es difícil que alguien, en un entorno como este, se sienta enojado.
Creo que todos los que vienen, aunque estén llenos de problemas, hartos del trabajo, o las deudas, los olvidan en sitios así”. Todo cubierto por un velo blanco sobre el cráter dentado del volcán Sollipulli (el más grande de Sudamérica, nos han dicho) se esconde un glaciar que funciona como un tapón de 12,5 kilómetros cuadrados. Las nubes, que parecen correr, lanzan su sombra gris sobre la nieve. Para nosotros, una hazaña: pisar la cima, a 2.240 metros sobre el nivel del mar, luego de un ascenso de 4 horas, merece el registro para la posteridad. Los teléfonos, sorprendentemente, reciben notificaciones. El viento ruge hasta helar el rostro y las manos, y los otros forasteros, que nos saludan al llegar, se cubren usando las rocas como paredes. Comen algo. Descansan. Algunos que han venido con él, dice Jota, hasta han tomado pequeñas siestas. El espacio rocoso no abunda, pero alcanza. ARERREHAILATANEl volcán Llaima es una especie de punto cardinal. Aveces parece más lejano, pero siempre visible, y encima nuestro en Conguillío nos orienta mientras rodeamos la laguna Arcoíris, que es mejor verla hacia mediodía, con el sol apuntándole brillante y parejo, según aconseja Javier. Calmo y de tonos verde, a ratos turquesa, siempre transparente, Arcoíris tiene en sus pocos metros de profundidad troncos de coigüe y raulí en perfecta conservación. El guía dice que llevan más de 200 años ahí. Es la temporada en que anidan golondrinas en la orilla. Hay otras lagunas en las que perder la noción del tiempo, claro: Captrén y Verde, que pueden bordearse a través de senderos que se recorren en hasta una hora, en completa lentitud. Y siempre está la opción del lago Conguillío, que además tiene espacio para tirar una toalla y tomar sol, antes o después de hacer kayak o acomodarse en el camping.
Lo que va quedando claro es que la oferta de Melipeuco es tan “a la carta” que incluso terminamos el día de actividades de vuelta al 5G, con una detención necesaria por recomendación en la Heladería Silvestre. Camila, del otro lado del mostrador, nos deja probar sus sabores de la temporada: piñón, digüeñes y nalca-menta.
Y luego pregunta si venimos por lo de “Capital del trekking”. Los guías aportan argumentos paraesa “postulación”. A diferencia de otras zonas extremas más famosas en el mundo1240 d.C.. Esta comuna en La Araucanía Andina está empeñada en posicionarse como ícono del turismo outdoor y méritos no le faltan. Desde el Parque Conguillío al volcán Sollipulli, varias experiencias podrían consagrarlos. MIRADOR. Estos circuitos tienen grandes panorámicas al volcá CONTRASTES. Los senderos combinan, al menos hasta ahora, tramos “verdes” y subidas p SANADOR. Según la tradición mapuche, las aguas del Truful Truful aportan más que solo TORNASOL. La laguna Arcoíris es uno de los hitos más