LA SEMANA POLÍTICA
LA SEMANA POLÍTICA do y aparece o desaparece, en la medida quese considere o no popular, sirve o no paraaglutinar sus fuerzas o para salir del pasode una crisis. Una intensa agenda llena de anuncios y de-claraciones ha desplegado el Gobierno y, par-ticularmente, el Presidente de la República, Gabriel Boric, desde que el 27 de agosto par-tió la campaña electoral.
En una especie denegación de la realidad, como si, por ejemplo, no se hubiesen enterado del reciente Informede Política Monetaria del Banco Central(IPoM), que da cuenta de una situación eco-nómica preocupante que excede en mucho elcorto plazo, las intervenciones públicas delas autoridades enfatizan una y otra vez loque consideran son los “logros” alcanzados.
Si la semana pasada el Presidente Boric asu gabinete le dijo que “estamos en un mo-mento de realizaciones, de cosechar lo quehemos ido sembrando”, este viernes, la mi-nistra vocera Camila Vallejo, obviando lasmalas cifras que se multiplican en distintosámbitos, sostuvo que, “como Gobierno, noshemos comprometido en llevar el crecimien-to económico a todas las regiones del país.
Por eso en diciembre pasado el Presidentemandató a un Gabinete pro Crecimiento yEmpleo para apuntalar el crecimiento econó-mico”. Nada de autocrítica, no hay golpe detimón, la dirección se mantiene a pesar de losresultados y para ello es vital el empleo deuna retórica que repita hasta el hartazgo lasbondades de su proyecto. Y es que las actua-ciones se subordinan a las promesas de cam-paña y a las estrategias que les permitanmantener el poder. Así, el discurso sobre la imperiosa necesi-dad de hacer un ajuste del gasto fiscal, no esóbice para anunciar un aumento sustancialdel presupuesto para Cultura y sitios de me-moria histórica.
Los guiños a su electoradoincluyen también cadenas nacionales paradar a conocer el término del CAE (¿ se seguiráhablando de condonación de los créditos es-tudiantiles?), o proyectos como la deroga-ción de la Ley de Amnistía, el levantamientodel secreto del Informe Valech sobre PrisiónPolítica y Torturas o impulsar la eutanasia, entre otras iniciativas.
Más allá del distintomérito que puedan tener estos proyectoses claro, en todo caso, que están especial-mente dirigidos a su núcleo más duro de vo-tantes, hay también un problema de incon-sistencia de prioridades, porque se atosiga alCongreso con iniciativas legales, en circuns-tancias que la prioridad que habían plantea-do era la reforma previsional y los proyectosde seguridad. De paso, en medio de esta seriede anuncios queda de hecho postergado elimpulso a una eventual reforma al sistemaelectoral y político, quizá el cambio más rele-vante que está pendiente.
En definitiva, podría sostenerse que denuevo Boric líder de coalición le gana a Boricjefe de Estado, lo que incluso conspira en con-Si hay alguna inconsistencia con su dis-tra de la consolidación de algún legado es-curso público previo tampoco importa, tructural significativo en su gestión.
Otrapues cualquier anuncio, expresión o énfasismuestra de los problemas casi crónicos paratiene sentido para un momento determina-“habitar el cargo”. De otro lado, no cabe sino compartir las ex-presiones de esta semana del ministro de Justi-cia, Luis Cordero, que manifestó su preocupa-ción “de que estemos ocupando las acusacio-nes constitucionales en un contexto de contin-gencia electoral y no en el sentido másprofundo de la crisis”. Todo ello, en relacióncon los anuncios de parlamentarios de diferen-tes bancadas de presentar o estudiar acusacio-nes contra al menos cuatro magistrados de laCorte Suprema.
Olvida el ministro Cordero, sin embargo, que quien en mayor medida hacontribuido a la politización del caso Audio ysus distintas aristas ha sido precisamente elPresidente de la República, que desconociendosu papel dentro del entramado constitucional, incluyendo el respeto a la separación de pode-res, ha llegado al extremo de celebrar que unadeterminada persona quede en prisión preven-Es evidente que detrás de su actuación y denuevo por razones electorales está la idea deinstalar una pretendida superioridad moral dela izquierda: la imagen de un pueblo abusadoque dicen representar, ante una élite inescru-pulosa que identifican con sectores de derecha. La experiencia muestra, no obstante, que estetipo de casos suele tener giros inesperados yterminar afectando a los distintos sectores polí-ticos e institucionales, por lo que cabe actuarcon prudencia y dejar que el proceso avance sininterferencias.
Si el Gobierno agitó primero po-líticamente el caso, resulta curioso que ahora semanifieste preocupado por la deriva incontro-lada y el uso electoral que se le está dando des-de el Congreso. tiva, pronunciándose así sobre el mérito de unproceso judicial concreto que todavía está entrámite. De nuevo Boriclíder de coaliciónle gana a Boricjefe de Estado, loque inclusoconspira encontra de laconsolidación dealgún legadoestructuralsignificativo ensu gestión. Si el Gobiernoagitó primeropolíticamente elcaso, resultacurioso que ahorase manifiestepreocupado por laderivaincontrolada y eluso electoral quese le está dandodesde elCongreso. Preocupación del ministro de JusticiaGobierno en modo electoral.