La desconocida labor del Hogar de Cristo en Puente Alto
La desconocida labor del Hogar de Cristo en Puente Alto 1 La Fundación en cabeza tres programas en la comuna. Están ubicados en medio de una población que, en un principio, no quería tener un albergue cerca. Sin embargo, el trabajo y las vidas recuperadas, provocaron un impacto positivo en la comunidad que cada vez se involucra más en las actividades que se realizan. El El Hogar de Cristo llegó a nuestra comuna hace más de dos décadas. Actualmente, Actualmente, tiene tres programas operativos en Puente Alto: Jardín Jardín Infantil, Padam (Programa de Atención Domiciliaria Adulto Mayor) y la Casa de Acogida. Este último programa es liderado por Carolina Mena, psicóloga social, con una carrera carrera dedicada por completo a esta área. Su relación con la fundación partió en el año 2006, cuando hizo su práctica profesional. Posteriormente, trabajó en el sector público, y en el 2014 volvió al Hogar de Cristo, y desde el 2017 lidera la Casa de Acogida. “Antes éramos Hospedería, donde recibíamos hombres de 50 años en adelante. En ese tiempo teníamos capacidad para 32 personas, que compartían compartían de a cuatro porha bitación, pero después de la pandemia nos transformamos, porque teníamos que tener a la gente acá adentro, no podían salir. Muchos de ellos no aguantaron el encierro, sabiendo que son personas que viven en situación situación de calle detalla Mena. La trabajadora explica que después de eso, se les planteó planteó la opción de ser una Casa de Acogida. “Antes teníamos la cena y el desayuno: ellos llegaban a las 17:00 de la tarde, se duchaban, se les entregaba una cena caliente y después se iban a acostar. Al otro día despertaban, desayuno y se iban. Estaban todo el día afuera. Hoy día no, si quieren estar todo el día aquí, tienen sus comidas aseguradas, todos los espacios disponibles para ellos. Además, cada habitación se redujo a dos personas, que es bastante cómodo. En total, viven 22 hombres”, explica. Carolina comenta que el personal también ha ido creciendo. creciendo. Antes eran tres personas y una en la noche. Hoy son cuatro personas, más dos en la noche, además de las personas del fin de semana. “Nuestros monitores mudan, bañan si es necesario. Todo. Acá las personas que trabajan trabajan son personas que tienen una conciencia socialyun amor por el otro, tremendo. Y no es frase cuché, es así”, recalca.
En conversación con PALD, Mena detalla que el trabajo que encabeza no es antojadizo por parte de la fundación, ya que Puente Alto concentra la mayor cantidad de personas en situación de calle, y la mayoría son adultos mayores, sobre los 60 años. De hecho, la Mesa Intersectorial Intersectorial Calle nació desde el Hogar, en el año 2018. Una instancia que reúne a diversas instituciones que trabajan enfocadas enfocadas en personas en calle; ya sean organizaciones privadas, públicas, gubernamentales y no gubernamentales. Su última versión se realizó el martes 21 de noviembre. “Yo tenía un voluntario, un doctor, que era el director del ambulatorio del Hospital Sótero del Río.
Me dijo: Yo quiero hacer un policlínico para las personas de calle, un policlínico voluntariado Como me conocía a m4 la temática y era voluntario en Estación Central; conocía el tema Calle y las falencias que tienen las personas”, dice Carolina. Sin embargo, se requerían requerían más actores frente para una labor de esta envergadura.
“El consiguió médicos voluntarios que invirtieran horas en atendera atendera personas en situación de calle yyo le dije que llevaba un par de meses en Puente Alto, no conocía la comuna, por lo que debíamos incorporar a la municipalidad y a otras entidades que trabajen en la temática. Así nació la mesa”, cuenta. La labor comunitaria no solo beneficia a quienes están en calle.
Carolina explica que “la mayoría de nuestros trabajadores trabajadores son de Puente Alto, la verdades que siempre hemos querido darle oportunidades de trabajo a gente del sector Carolina Mena es psicóloga y ha dedicado toda su carrera al área social.. La desconocida labor del Hogar de Cristo en Puente Alto de donde estamos insertos.
El Hogar de Cristo tiene una escuela de formación formación para todos sus voluntarios y trabajadores a lo largo del país, y ahí los trabajadores se especializan en su área La Casa de Acogida está ubicada en el Pasaje Las Rosas 0240, entre las calles Sargento Menadier y Salvador Allende. Estas 22 personas tienen todo lo necesario para vivir, habitan de a dos en las piezas que cuentan con un clóset y pueden instalar muebles. La fundación no recibe ayuda estatal. Básicamente, se sostiene por las donaciones que reciben de las personas. “Acá lo único que les pedimos es que mantengan una buena conducta. La gente aquí es muy tranquila, este es un espacio muy seguro y la verdad es que no se le pide mucho”, dice. Lo único que solicitan en el Hogar de Cristo a sus usuarios es un aporte de $60.000. “Ellos entregan un aporte para podersubsistir, de alguna manera. Un aporte mensual, eso es lo único que cancelan acá en la Casa de Acogida”, indica. Mena explica que los participantes participantes del Hogar reciben pensión o PGU, y de eso realizan su aporte. Ellos lo comprenden. comprenden. El resto lo guardan, porque se les entrega todo lo necesario para vivir. Además, agrega y enfatiza que no es una obligación, es un aporte. Es decir, nadie queda fuera del programa. Bajo ningún punto de vista. TRABAJO Y COMUNIDAD Carolina Mena relata que, en un principio, a los vecinos y vecinas del sector no les agradaba tener un Hogar cerca de sus viviendas. Sin embargo, el trabajo constante mostró a los propietarios propietarios el impacto positivo que generan en la comunidad. “Empezamos a hacercosas tan simples como barrer la calle todos los días para que estuviera limpio.
Un día hicimos una Barretón entre todos los programas de la fundación: vinieron los papás del jardín, pintaron las orillas del pasaje, salieron los vecinos con la escoba, y eso para nosotros fue súper bonito, que se incorporaran cuenta con satisfacción. Después de eso, hicieron por primera vez una celebración del 18 de septiembre en la calle, en donde invitaron invitaron a todos los vecinos. Para el día del niño tuvieron juegos inflables. “Ahora ya nos saludan más amables, nos vienen a preguntar si necesitamos algo. Cuando les vamos a contar que vamos a hacer una actividad, siempre nos preguntan si hay que ponerse por algo”, dice. “Hace poco hicimos una limpieza limpieza atrás, porque la maleza ya estaba hasta arriba y con este calor se podía producirun incendio. La verdades que había que cortar la maleza: salí con pala, chuzo y tijeras para podar.
Me seguían mis viejos (como se refiere cariñosamente a los participantes), y después los vecinos empezaron a llegar con palas para ayudarnos a despejar”, cuenta del sentido comunitario comunitario que se genera gracias a la labor. HISTORIAS Y PREJUICIOS “Yo tenía todo.
Llegué a la calle porque hubo un incendio en micasayse murió mi esposa y mis hijos, y me volví tan loco que jamás me pude recuperar de eso”. Con esas palabras, uno de los usuarios le explicó a Carolina por qué terminó en la calle. Como él, hay muchos con historias historias que ayudan a cambiar la perspectiva sobre una problemática que se ve en todas partes y se pasa por alto. ¿La razón? El prejuicio. Se suele asociar a las personas en situación de calle, exclusivamente, con drogadicciones. En el Hogar, por ejemplo, hay distintos profesionales que, por diversas razones, terminaron en viviendo allí. “El caballero que está ahí es un ingeniero. ingeniero. Claro, tuvo una vida parrandera: anduvo de país en país y en algún momento ya llegó a viejo, quedó sin plata, quedó en la calle y ahora está acá”, comenta la psicóloga. Otra historia impactante es la de don Jorge Sepúlveda Valdés, el maestro chasquilla, como lo llaman con cariño. “Lo que me digan, lo hago. De mis años, todo lo que sé: mecánica, electricidad, pintura, todo eso, lo aprendí mirando, no haciendo cursos. En el terreno se aprenden las cosas, porque ahí va la práctica, la enseñanza”, explica el participante. participante. Cumplirá cuatro años en el Hogar. Mena cuenta a PALD que cuando llegó, lo hizo en silla de ruedas: le faltaba una pierna. Fue alcohólico por años. Cuando comenzaron a trabajar en su caso, le preguntaron qué quería. El contestó: “Yo quiero caminar”. Lo llevaron a un médico que les dijo que podía acceder a una prótesis, pero demoraba mucho. El valor comercial ascendía a $1.450.000, don Jorge tenía $800.000. Para ayudarlo, hicieron rifas, todos los trabajadores y trabajadores colaboraron. colaboraron. Y así consiguió su prótesis. Hoy en día es capaz de subirse a una bicicleta y recorrer la comuna por sus propios medios. En palabras de don Jorge: “Cuando “Cuando llegué, le agradezco a ella y a todos los que trabajan acá, me cambió la vida cien por ciento. Aquí conseguí mi prótesis, mis audífonos, mis lentes. Todo. Entonces, este Hogares mi casa. Todos ellos son mi familia”. Uno de los usuarios es ingeniero y dedica su tiempo libre a realizar diferentes actividades. Mena muestra a PALD un mural con voluntarios y manualidades que hacen los usuarios. Don Jorge Sepúlveda dice que su vida cambió en el Hogar..