Autor: MARÍA ENRÍQUEZ A. Psiquiatra de adultos
Justos por pecadores
Señor Director: Como psiquiatra de adultos, y con años de experiencia en el sistema público, he sido testigo de las crecientes dificultades para emitir licencias médicas. Muchos pacientes realmente necesitan este descanso por razones psicosociales o de salud mental, pero el sistema no está diseñado para abordarlos adecuadamente. Esto lleva a la emisión de licencias que solo alivian temporalmente el malestar, sin una solución integral. La cultura actual asume que ir al psiquiatra implica una licencia médica, lo cual no siempre es necesario ni adecuado. Esta mentalidad ha generado abusos, con personas que buscan una licencia sin justificación médica, sobrecargando el sistema y afectando su integridad. En el sector público, muchos empleados conocen cómo manipular el proceso: desde cuántos días se pagan hasta cómo prolongar ausencias sin consecuencias. Algunos se ausentan por más de seis meses, regresan brevemente para evitar el despido y luego retoman el reposo. Este abuso afecta a quienes realmente necesitan tiempo para sanar. Además, algunos médicos, tanto nacionales como extranjeros no especialistas, emiten licencias a cambio de tarifas sin evaluación adecuada. Este negocio de "licencias exprés” pone en riesgo la calidad del sistema y la confianza en los profesionales. El ausentismo laboral en el sector público refleja esta situación. En 2023, los empleados públicos promediaron 31,8 días de ausentismo, más del doble que en el sector privado. Aunque no todos los empleados públicos abusan del sistema, es evidente que una parte significativa lo hace, afectando a quienes realmente necesitan el reposo. Si corregimos la indicación adecuada de licencias médicas, los verdaderos beneficiarios serán los pacientes con enfermedades mentales graves, aquellos que realmente necesitan reposo. El proceso burocrático y la exigencia de informes médicos no solo sobrecargan a los profesionales, sino que traumatizan a los pacientes, reviviendo su angustia. Si no cambiamos, solo los especialistas podrán otorgar licencias, y los pacientes verdaderamente enfermos serán los que paguen el precio del colapso del sistema, mientras que los abusadores seguirán impunes. Todo esto debe cambiar por ellos, por los pacientes que realmente necesitan sanar.