JULIO MATURANA “EN EL COLEGIO NO ME HICIERON BULLYING, ¡ME TORTURARON POR GAY!”
JULIO MATURANA “EN EL COLEGIO NO ME HICIERON BULLYING, ¡ME TORTURARON POR GAY! ” EL INTERIORISTA QUE ACABA DE CERRAR SU MAGNÍFICA TIENDA EN VITACURA, DESPUÉS DE 43 AÑOS DE GLORIA, COMENTA CÓMO CAMBIÓ EL GUSTO DE LOS CHILENOS Y CÓMO SE HA REINVENTADO EN UN ESCENARIO CONVULSO. DE SUS TIEMPOS DE NIÑO, HABLA DE LA SOBREVIVENCIA ESCOLAR, DONDE SIEMPRE FUE EL RARO HASTA A LLEGAR A LOS AÑOS 80, “CUANDO ME OFRECIERON DE TODO”. Por Alfredo López J.
Fotos Bárbara San Martín “AQUÍ ESTÁ LA VIBRA DE LOS DOS”, DICE SENTADO EN UN SOFÁ DE CUATRO CUERPOS MIENTRAS PRESENTA EL TEATRAL LIVING QUE FUE UNO DE SUS PROYECTOS PROYECTOS JUNTO A SU AMIGA TAMARA STAROCELSKY, la célebre fashionista encargada del look de varias figuras de la sociedad santiaguina.
Al igual que ella, Julio Maturana Galli mantiene su sello maximalista y de ultra lujo que lo ha convertido convertido en el favorito de celebridades y millonarios, de aquellos que no se desgastan en mostrar falsas señales de austeridad, desliza. Esa gente, afortunadamente para él, “jtodavía existe! Y ellos son los que me buscan por un motivo obvio, tengo una personalidad definida. No solamente por el bagaje de tantos años, sino porque tengo una impronta, no soy una copia de nadie”, sentencia.
“A mis 60 años, me siento feliz, feliz, feliz”, agrega en medio de sus célebres frases que, además, acostumbra a lanzar a sus más de 24 mil seguidores en lnstagram (@maturana. julio). Mis fieles bigudíes. iAy, cómo amo esa palabra! Esos palitos para hacerse la permanente. Simplemente, la amo”, replica sobre el término que acostumbra a decir en la red social. Y así prosigue con el relato de los elementos que componen componen la atmósfera de esta entrevista. “Los colores son blanco invierno y dorado, con mármoles en formas curvas y orgánicas, maderas de cerezo, cristales serigrafiados, un enorme panneu de espejos y plumones geométricos de respaldo que recuerdan a Givenchy.
Lo único que rompe todo es el verde vegetal de las orquídeas aún sin florecer”, dice, mientras feliz se mueve con su 1,86 m., ataviado con pantalones de cuero, más beatle de cashmere y foulard en paisley. Un conjunto que compuso especialmente como una sinfonía de marrones marrones sobre marrones para enfrentar la cámara fotográfica y recibir el primer nevazón de la temporada, más arriba de Lo Barnechea. “Como te darás cuenta, soy de lo más sociable que hay. Si estoy solo, me da lo mismo... Hablo con el cojín, fate”. La reciente decisión de cerrar su tienda, después de 43 años de rotundo éxito, impactó al mundo de la decoración nacional. Él, sin embargo, lo toma con una franca dosis de optimismo, como si se tratara de una nueva etapa en su vida. “La verdad era como llevar el edificio Chrysler de Nueva York sobre mis hombros.
Imagínate, tanto tiempo, primero en calle Suecia, luego en Nueva Costanera y después en Alonso de Córdova”. No siente nostalgia? Mira, fuera de la situación país con tanta convulsión, que ojalá termine lo más rápido posible, la verdad es que la gente empezó a gastar muchísimo menos en todo lo que fuera de segunda, tercera y l A4 _A 4r1 A 4. JULIO MATURANA “EN EL COLEGIO NO ME HICIERON BULLYING, ¡ME TORTURARON POR GAY! ” cuarta necesidad. El interiorismo, lamentablemente, es un lujo, algo de lo que llanamente puedes prescindir. Fue ahí cuando me convencí de que los gastos fijos eran tremendos y los flujos muy bajos.
Además, Además, yo soy de los que le gusta cumplir con todas sus obligaciones en un minuto, con equipos de hasta 90 personas en las buenas épocas... épocas... Entonces, en vez de ser un agrado, el trabajo empezó a ser un martirio y, después, una pesadilla. ¿Entonces, para qué? Como todo en la vida siempre tienes la posibilidad de terminar. Pero tal vez desde lo emocional, ¿no hubo algo más? Ahí sí. Desde el punto de vista emocional fue tremendo, tremendo. tremendo. La tienda para mí fue todo, mi familia, mi hijo, mi marido, mi mujer, mi mamá, mi papá, mi hermano, mi trabajo. Ha sido mi vida completa. Gracias a Dios tengo muchas fortalezas, soy una persona tremendamente creyente. Y ahora, ¿cuáles son sus planes? Todo esto lo decidí en diciembre y ya en marzo cerré las puertas. Luego de eso pasé a una etapa de reinvención, que todavía estoy viviendo. No sólo comercial, sino como persona. Te cambia la dinámica de vida. Yo siempre me he despertado a las seis, me iba a la tienda y ahí seguía hasta más allá de las siete y media, que era lo mínimo, digamos. Luego me vino un pequeño ACV del que, gracias gracias a Dios Santísimo, me recuperé muy bien. Fue algo muy raro, un día que me pasó una cosa muy ingrata que no vale la pena recordar... Se juntó todo, el estrés, evidentemente. A ver, también me pasaba que yo sabía que tenía que tomar una decisión, pero otra parte de mí quería evitarlo. Era todo al mismo tiempo. Fue cuando decidió irse de viaje. Mira, me fui a la casa de mi hermana en Colombia y aproveché aproveché de pensar en cómo replantearme. Me pregunté: “, ,Qué pasa con Julio Maturana sin tienda?”. Nada pues, mi amor.
Si yo no he hecho 300 proyectos de interiorismo en este país. iHe hecho miles!. JULIO MATURANA “EN EL COLEGIO NO ME HICIERON BULLYING, ¡ME TORTURARON POR GAY! ” 1Cf) w 1z w LA LEALTAD DE RAQUEL Dueño de un estilo que él define como “dramáticoteatral” en esencia, es algo que ha ido en evolución. “En este momento soy más orgánico, mucho más tranquilo, porque el mundo mismo ha ido cambiando. Por lo tanto, te tienes que ir adaptando un poco a la realidad contemporánea, ¿te fijas? Yo nunca he perseguido a alguien para hacer un proyecto.
A la gente sencillamente le gusta mi onda, mi línea, donde tú notas que existe una decoración que está hecha por un profesional, que tiene oficio y no por la dueña de casa que, por lo demás, también puede tener muy buen gusto. Pero las personas que saben se asesoran. Yo, por ejemplo, no sé nada de física cuántica”. Sus clientes, ¿cómo son? Yo creo que gente muy estética. La estética es algo que no a todo el mundo le interesa y eso también es respetable. Así como a mí me pasa con el fútbol, que no me entretiene, aunque de igual forma veo las finales de la selección, por cultura general. Ha decorado, por ejemplo, la casa de Raquel Argandoña... Sí. Ella tiene muy buen gusto, creo que es evidente. Es asunto de ver cómo se viste. Es una mujer con un carácter y con una personalidad, diría yo, que a mí me fascina, que me encanta. Además, es una de las personas personas más leales que conozco. Al momento de trabajar con ella es muy, muy fácil. Le encanta todo, es un amor. Hay gente muy complicada? Claro que sí. Tienes que partir de la base que tu cliente es un niño de cuatro años, que tú lo vas a ayudar a cruzar una calle. Tienes que tomarle las manitos y decirle por dónde caminar.
Como no es literal el ejemplo y es gente aduLta, tú tienes que saber interpretar a tu cliente, pero con tu técnica, con tu gusto, con tu conocímiento, con tu sello, pero tienes que saber interpretar lo que tu cliente quiere, eso sí es básico. Yo puedo llevar la técnica, el gusto, pero esa casa no es mi casa, es la de otra persona.
“EN LOS 80 ME OFRECÍAN DE TODO” El gusto y la pasión por el interiorismo ene de su padre, Julio Maturana Vergara, “quien llegó a tener cinco tiendas de muebles y provenía de una familia que prácticamente eran los fundadores del país. Fue imposible no impregnarme de sus conocimientos y absorber cada uno de los detalles. detalles. De mi mamá conservo cosas maravillosas, pero mi padre era el del bicho sociable que quedó en mí. Fue una linda infancia, aunque no así el colegio”. Lo pasó muy mal? En el colegio no me hicieron bullng, ¡me torturaron por gay! No sólo mis compañeros, también los profesores. Con esa historia podríamos llenar cincuenta páginas de la revista. No quiero dar nombres, pero era un colegio de hombres en la Alameda, que tenía doce canchas de fútbol. Fue duro, porque soy muy sensible a las emociones, sin ser temperamental. Salir del colegio fue una liberación? Absolutamente. Terminé dando exámenes libres, por eso terminé muy temprano al colegio. Mis padres ya se habían separado y él me ofreció un puesto en una de las tiendas. Y le dije OK. No aguanté mucho, pero pude ahorrar.
Lo primero que me compré fue un auto muy normal, luego lo vendí y con la plata me alcanzó para arrendar seis meses de mi primera tienda en calle Suecia a la señora Ximena Zañartu de Pinto, todavía me acuerdo de su nombre. Partí comprándole muebles a mi papá, fui el primero en ponerle pasamanería a los sofás, en usar listones de colores primarios, además de cristales negros o dorados metálicos en la decoración, en los años 80. Años muy desenfadados de algún modo? -Claro que sí. Mucha vida social, harto carrete. Estuvo muy cerca de los excesos... Obvio, me ofrecían de todo. Pero yo sé exactamente hasta dónde llego, así que no.
Una vez me echaron de una fiesta para un Año Nuevo por no querer... Me acuerdo de que, momentos antes, un señor me tomó la mano y me puso una cosa encima de la palma, yo soplé y todo salió volando. El señor se enojó tanto que mandó a decir que me fuera. Aun así, los 80 y los 90 fueron gloriosos. Por qué? Era espectacular. Había mucho circulante, mucha plata, la gente se atrevía y no había susto al lujo. No había problema si a alguien le gustaba la platería o los marfiles. Bueno, era la época de Gianni Versace. Ahora es distinto, un mundo absolutamente ecológico y de reciclaje. Y está bien, porque el planeta se rebeló contra todo que el hombre le ha hecho. Su reinvención va por ese camino? Exacto, soy el único dinosaurio que en este momento lo está haciendo. Pero también me he dado cuenta de que uno puede tener dos, tres o más vidas. Hace unos meses tuve una oferta muy tentadora para quedarme en Bogotá. Pero aún tengo algunos pendientes aquí. Además, estoy trabajando muy fuertemente a través de las redes sociales, sociales, junto a algunos proyectos patrimoniales de carácter nacional que no puedo dar el nombre. La verdad sigo adelante gracias a la siembra que hice durante cuatro décadas. Una brutalidad. Soltero? Solterísimo. Jways, forever and ever. Aunque tengo unos moscos que dan vuelta por ahí, medios nerviosos. Pero la verdad no está en mis planes. Quiero seguir en lo mío. Podemos concluir, entonces, que tenemos Julito Maturana para rato. Pero claro chiquillo, me tendrían que extraditar o, por lo menos, envenenar...