Meritocracia
Meritocracia 66 66 Rodrigo Díaz Yubero, Abogado, periodista Magíster en Ciencias Políticas Fue el profesor Thomas Marshall quien distinguió a los derechos sociales como fuerzas integradoras de la sociedad cuya importancia radicaba en tratar de eliminar en grado importante aquellas diferencias que no surgían como consecuencia del propio mérito, sino de la pertenencia a un determinado grupo social o de la cuna de origen". Meritocracia na querida amiga me escribe hace algunos días haciéndome ul notarloquea continuación transcribo: "... desde que estudiabaen la universidad me llamaba la atención la forma en que muchos estudiantes de Administración Pública (Usach) criticaban la "suerte" de algunos alumnos de ingeniería comercial. Chicos que llegabana la facultad en auto, que viajaban de vacaciones con sus familias al extranjero, que almorzaban fuera de la universidad y que vestían con ropa de marca. Yo pensaba, pero veamos, el azar es quien te coloca en una u otra familia.
Nadie decide ser hijo de un obrero o ser. hijo de un empresario... ". "Hoy he coincidido con personas que siguen sintiendo un odio. espantoso por quienes tienen un poder adquisitivo importante metiéndolosatodosenelsaco del aborrecimiento... ""Obtusosatalnivel que he entrado en discusiones sobre lo valiosa que es la capacitación de un trabajador para optar a mejores trabajos, algo que estos personajes cuestionan, ya que para ellos da igual si Pedro se capacita y Diego no, o si Pedro hace su trabajo con excelencia y Diego tiene un rendimiento mediocre simplemente por negligencia; ambos deben recibir. el mismo sueldo y los mismos beneficios". La meritocracia pareciera hasta ahora la única alternativa conocida frente al modo fun'damentalista en que se busca por algunos establecer unfalso igualitarismo extendiendo la igualdad formal a lo sustantivo en todos los ámbitos de la vida, negando la parte de cada quién, el valor delas propias decisiones y elliquién, el valor delas propias decisiones y elliquién, el valor delas propias decisiones y ellibre albedrío.
Lameritocracia, aquella mentira noble a la que aludiera un libro de Carlos Peña, intenta responder la interrogante de cuántos bienes han de correspondernos en proporción a lo que hagamoso no, cuántoa loque recibimoso no en lacuna ys cuestiones comola capacitación yel esfuerzo individual tienen o no sentido.
Deahíque mientras el discurso meritocrático sugiere que una sociedad justa es una que distribuye losrecursos y los bienes. en proporciónalesfuerzo quecada uno haga para obtenerlos, hay otros quesugieren que ese principio es erróneo nosólo porque más temprano que tarde acabaría separando a las personas entre las capaces y las ineptas, sino porquesoslayaría que la vida humanase desenvuelve en medio de un conjunto de factores que están lejos del control de los individuos, por lo que ocupar el mérito como criterio de distribución olvidaría que mucho de lo que somos no depende de nosotros.
Sin embargo, tal como el propio Peña señala, se puede criticar la meritocracia en cuanto promesa incumplida mas no en cuanto ideal. "Todos nosotros somos en último término una mezcla de destino y desempeño de modo quese debe hacer un lugar al mérito y al desempeño sino queremos que, por el afán de identificar causas estructurales y corregirlas sobre la base de algún criterio de justicia, el individuo se evapore", Peña dixit. Ya propósito, tampoco debiéramos olvidar que los derechos sociales que hoy en día tantos reivindican, fueron concebidos ni más ni menos que conforme al ideal meritocrático.
Allá por la década del 40, fueel profesor Thomas Marshall quien distinguió a los derechos sociales como fuerzas integradoras de la sociedad cuya importancia radicaba en tratar de eliminar en grado importante aquellas diferencias que no surgían como consecuencia del propio mérito, sino de la pertenencia a un determinado grupo social o de lacuna de origen, de modo que a través de ellos se perseguía borrar las diferencias inmerecidas que no nacían del esfuerzo de cada uno para quese expresaran en toda su fuerza aquellas desigualdades provenientesdel mérito y dela propia trayectoria.
Enlo personal, estoy absolutamente persuadido de que la democracia sin el mecanismo corrector de la meritocracia: abismo, o en palabras de esa querida amiga que inspi na, por esa vía caminamos hacia una sociedad donde "da igual si Pedrosecapacita y Diego no, o si Pedro cumple con su trabajo con excelencia y Diego tiene un rendimiento mediocre". Sin la meritocracia vamos derecho hacia el autoritarismo y a la asfixia de nuestras libertades, Consideremos entonces esto, especialmente frente a las pretensiones del achatador igualitarismo del fundamentalismo democrático, quesi nadie loimpide nosarrojará a la miseria espiritual, a la lobotomía cultural, al caciquismo y a la derrota definitiva de la libertad. »o tomía cultural, al caciquismo y a la derrota definitiva de la libertad. »o tomía cultural, al caciquismo y a la derrota definitiva de la libertad. »o. - -