Una nueva era
Una nueva era Incertidumbre europea Y es que también para la Unión Europea y los otros miembros de la Alianza Atlántica se ha iniciado un tiempo incierto.
Ya en su primer mandato, Trump criticó a los países europeos por no cumplir con los objetivos de gasto en defensa establecidos en la Cumbre de Gales (2014), donde se acordó que los miembros de la OTAN invertirían al menos el 2% de su PIB en defensa.
Pero ahora, en su segunda etapa en la Casa Blanca, las antiguas demandas se han incrementado: en su reciente discurso en Davos, instó a los aliados a incrementar el gasto militar hasta el 5% del PIB. Esta propuesta afecta especialmente a países como España, Italia y Portugal, que aún no han alcanzado el objetivo del 2%. En este contexto, un tema clave es la guerra en Ucrania. Trump ha manifestado su intención de alcanzar un acuerdo rápido que ponga fin al conflicto. Más aún, a solo dos días de haber regresado a la Casa Blanca, lanzó un ultimátum a Vladimir Putin a través de Truth Social, amenazando con severas sanciones económicas si Rusia no cesa las hostilidades. Sin embargo, estas declaraciones también se han acompañado de señales de presión sobre Ucrania para que acepte condiciones negociadas que podrían serle desfavorables. El Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó su escepticismo ante la capacidad de Trump para gestionar el conflicto sin dañar los intereses de Kiev. Todo esto genera preocupaciones en el Este de Europa, donde países como Polonia y los Estados bálticos temen que la postura de Trump debilite la respuesta unificada contra la agresión rusa. Trump también ha reforzado sus relaciones con líderes europeos de tendencias nacionalistas. Eso quedó en evidencia durante su toma de posesión, cuando fue acompañado por Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, y Viktor Orbán, primer ministro de Hungría. Esta alianza podría debilitar aún más la cohesión de la UE. Pero, además, la política europea enfrenta un desafío adicional con la creciente influencia de Elon Musk --estrecho aliado de Trump-en el panorama político.
Musk, usando su red social X, ha criticado abiertamente a los partidos tradicionales alemanes, como la CDU y el SPD, acusándolos de ser responsables de los problemas energéticos y económicos de Alemania, y expresado su apoyo al partido ultranacionalista Alternativa para Alemania (AfD). Una "presidencia imperial" fue el término que utilizó el semanario británico The Economist para definir el proyecto de Trump.
Uno en el que pretende no solo hacer sentir su poder internamente, sino rediseñar el orden global, nombrando al expresidente William McKinley --en cuyo período, hace más de un siglo, Puerto Rico, Filipinas, Guam y Hawái fueron anexados al territorio norteamericano-como referente. Cómo se traducirá esto a los tiempos actuales se irá develando con los meses. La represalia contra Colombia da una pista. Mientras, los aliados históricos de Estados Unidos intentan descifrar el nuevo escenario. Una nueva era Hace una semana que Estados Unidos y el mundo cambiaron. Así de profundo ha sido el impacto tras el inicio del segundo mandato de Donald Trump.
Las sanciones impuestas ayer a Colombia luego de que el Presidente Petro se negara a recibir dos vuelos con connacionales deportados son otra evidencia de esta nueva era, que sume en la incertidumbre incluso a los aliados más tradicionales. Trump y el Asia-Pacífico En el Pacífico, el regreso de Trump también es visto con especial atención, tomando en cuenta su estilo de liderazgo, caracterizado por el unilateralismo y la imprevisibilidad. Algo que no solo implica a China o Corea del Norte, sino también a sus aliados clave en la región.
En el caso de China, muchos aguardan para saber si le aplicará los prometidos aranceles del 60%. Con todo, el giro que dio al tema del cierre de TikTok en EE.UU. ofrece alguna esperanza en que la relación Washington-Beijing sea menos turbulenta de lo anticipado.
Por otro lado, Trump ya ha generado controversia al sugerir que Taiwán debería pagar por la protección militar estadounidense, en lo que describe como un "acuerdo justo". Esta declaración ha sido criticada tanto por legisladores estadounidenses como por funcionarios taiwaneses, quienes ven esto como un enfoque transaccional que podría debilitar la relación estratégica.
Respecto de Norcorea, hace pocos días, en una entrevista con Fox News, Trump afirmó que quiere una nueva reunión con Kim, a quien calificó como "un tipo inteligente". Sin embargo, los analistas advierten que Pyongyang ha continuado desarrollando su capacidad nuclear y, además, ha estrechado sus vínculos militares con Rusia. La relación de Trump con aliados como Japón, Corea del Sur y Filipinas durante su primer mandato también estuvo marcada por demandas de contribuciones financieras más significativas para las bases militares estadounidenses en la región. Ahora, en este segundo mandato, ha reiterado estas demandas, instando a Corea del Sur y Japón a asumir una "parte equitativa" del gasto en defensa.
Mientras, ha mostrado una mayor afinidad con el Presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., destacando a ese país como un aliado crucial para contrarrestar la influencia china en el Mar del Sur de China.. - - -