Un caso clínico
Un caso clínico En la esquina de Irarrázaval con Pedro de Valdivia, vi salir a Jonathan de una farmacia. Lo abordé y de inmediato empezó a contarme una película clínica en colores. Me dijo: "Compré algo que me faltaba, pero mejor vamos a tomar un café para pasar el bochorno". A cualquier dificultad le llama bochorno. Fuimos. Sacó de un cuaderno anillado varios papeles y me cantó su cuita: "Fui a ver al traumatólogo por este dolor e hinchazón que tengo en el pie derecho. Luego de ocho días de tratamiento sin mejoría, me envió a un cardiólogo, porque lo mío --dijo-es retención de líquidos.
El cardiólogo, después de algunas preguntas, ah, y de auscultarme con el estetoscopio y tomarme la presión sin sacarme la camisa, me dijo que me daría otra receta y, mira, me dio esta larga lista de medicamentos y esta pila de exámenes por realizar". No obstante sus achaques, no pierde el buen humor. "Me dio una pastilla para dormir. Milagrosa, fijaté. La puse al lado de la almohada y dormí como un lirón, pero estoy frito. Parezco farmacia de barrio: no tengo remedio". Lo bueno para él es que en dos cuadras de su barrio hay cinco farmacias. Fármacos no le faltarán.
Me mira y me pregunta: "¿ Hay muchas farmacias porque somos un país enfermo o no hay tantos enfermos porque hay muchas farmacias?". Sin esperar respuesta, reconoce que en materia de isapres, médicos y remedios, "no hay salud y el que sufre más dolencias es el bolsillo... ". D Í A A D Í A Un caso clínico MENTESSANA.