MIRAR LA VIDA CON ESPERAN7A
MIRAR LA VIDA CON ESPERAN7A año jubilar en el 2025, nos anima a trabajar por cultivar la virtud de la esperanza y nos recuerda aquella frase de Spes non confundit”: la esperanza no defrauda. Todos esperamos. En el corazón de todos nosotros anida la esperanza como deseo y expectativa del bien. Sin embargo, lo imprevisible del futuro hace surgir en nuestra vida sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Necesitamos en la vida de todos nosotros y en la vida de nuestro mundo reavivar la esperanza. San Pablo, el apóstol, nos enseña que la vida está hecha de alegrías alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumenta las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento.
Con todo, escribe: “Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; y la virtud probada, la esperanza Junto a la virtud de la esperanza creo que y el Papa nos enseña aquello hemos de aprender a cultivar la paciencia. Estamos acostumbrados a quererlo todo y de inmediato. En un mundo donde la prisa se ha convertido en una constante, la paciencia ha sido relegada por la prisa, ocasionando grandes daños a nuestras vidas. De hecho, en vez de la paciencia, parece que abunda más la intolerancia, el nerviosismo y a veces la violencia gratuita, que provocan insatisfacción y cerrazón. Asimismo, en este tiempo que estamos viviendo, la era del Internet, donde el espacio y el tiempo son suplantados por el aquí y el ahora, por lo inmediato, la paciencia nos resulta extraña. Redescubrir la paciencia, nos dice el Papa, hace mucho bien a uno y a los demás. La paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida. Por lo tanto, aprendamos a pedir al Señor con frecuencia la gracia de la paciencia, que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene. Se cuenta que el Papa San Juan XXIII, cuando recibía a las personas personas y escuchaba sus problemas y dificultades, les decía que tuvieran mucha paciencia. Es así como uno de sus secretarios le preguntó: ¿ Santo Padre, por qué usted siempre dice mucha paciencia? Y él respondió: porque poca no es suficiente. Sí, necesitamos mucha paciencia para enfrentar nuestra vida y las dificultades que ella lleva consigo. Así, el Papa cuando nos convoca a este Año jubilar, nos invita a cultivar, a pedir y a trabajar la virtud de la paciencia y de la esperanza. “Hemos de cultivar la esperanza en el ser humano, en la vida, en nosotros mismos, en el futuro”, señala. “Mirar el futuro con esperanza equivale a tener una visión Sin embargo, debemos constatar con tristeza que en muchas situaciones falta esta perspectiva. La primera consecuencia de ello es la pérdida del deseo de transmitir la vida.
A causa de los ritmos frenéticos de la vida, de los temores ante el futuro, de la falta de garantías laborales y tutelas sociales adecuadas, de modelos sociales cuya agenda está dictada por la búsqueda de beneficios más que por el cuidado de las relaciones, se asiste en varios países a una preocupante disminución de la natalidad”, precisa el Santo Padre. Hay como miedo, como temor de tener hijos.
La apertura a la vida con una maternidad y paternidad responsables responsables es el proyecto que el Creador ha inscrito en el corazón y en el cuerpo de los hombres y mujeres, una misión que el Señor confía a los esposos y a su amor.
Es urgente, nos dice el Papa, que además del compromiso legislativo de los estados, haya un apoyo convencido por parte de las comunidades creyentes creyentes y de la comunidad civil, tanto en su conjunto como en cada uno de sus miembros, porque el deseo de los jóvenes de engendrar nuevos hijos e hijas, como fruto de la fecundidad de su amor, da una perspectiva de futuro a toda sociedad y es un motivo de esperanza, porque depende de la esperanza y produce la esperanza.
La comunidad cristiana, por tanto, no se puede quedar atrás en su apoyo a la necesidad de una alianza social para la esperanza, esperanza, que sea inclusiva y no ideológica, y que trabaje por un porvenir que se caracterice por la sonrisa de muchos niños y niñas que vendrán a llenar las tantas cunas vacías que ya hay en numerosas partes del mundo.
El Papa, ya anciano, nos invita a mirar el futuro con esperanza y a que el trabajar por ella se traduzca, entre otras cosas, en cuidar la vida y en traer vida al mundo como fruto del amor fecundo.
Que la esperanza, entonces, nos anime a los creyentes a trabajar trabajar por el cuidado y el respeto de toda vida, por promover el Evangelio de la vida, aunque en medio nuestro surjan discursos y proyectos de ley que vayan en una línea contraria, como son el proyecto de ley de eutanasia y el proyecto de ley de aborto legal, que acaba de anunciar el Señor Presidente de la República en su cuenta anual.
Con paciencia activa y sin perder la esperanza, tratemos de vivir y anunciar lo que Jesús nos enseñó y nos pide: “He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia Que Dios les bendiga. -í-Guillermo Vera Sato Obispo de Rancagua PALABRA DEL PASTOR MIRAR LA VIDA CON ESPERANZA “QUE LA ESPERANZA, ENTONCES, NOS ANIME A LOS CREYENTES A TRABAJAR POR EL CUIDADO Y EL RESPETO DE TODA VIDA, POR PROMOVER EL EVANGELIO DE LA VIDA, AUNQUE EN MEDIO NUESTRO SURJAN DISCURSOS Y PROYECTOS DE LEY QUE VAYAN EN UNA LÍNEA CONTRARIA... ), SEÑALA EN SU MENSAJE MONSEÑOR GUILLERMO VERA SOTO, OBISPO DE RANCAGUA. Muy queridos hermanos y hermanas: 1 Papa Francisco, al convocar a la Iglesia a celebrar el de la vida llena de entusiasmo para compartir con los demás..