Septiembre es tarde
E Una institución como una universidad debe programar sus actividades con mucha En una institución seria, académica y la económica van de la mano, además, altamente reguladas, deben ejecutarlas dentro de un marco normativo complejo y necesitan planificarse por un mínimo de entre tres a cinco años. Por ejemplo, las prácticas en campos clínicos (hospitales, clínicas, Cesfam y Centros de Salud propios), la participación en investigaciones o docencia de profesores de otros países, evaluaciones de término de carreras, grado, etc. Etc. tenen que comprometerse con esa anticipación.
Por ello, es raro que las autoridades que, sin duda, conocen lo anterior, l1ayan reiterado en múltiples ocasiones que darán a conocer en septiembre el proyecto que modifica el sistema de financiamiento a la educación superior, a pesar de haber trabajado en ello durante varios años. Sería incomprensible que se planteara ejecutar los cambiosa partir del próximo año.
Sin embargo, se ha señalado que es en septiembre porque ese mismo mes se presenta al parlamento el proyecto de ley de presupuestos, Es decir, la ley de presupuesto para el 2025 tendría un nivel y estructura de gasto fiscal para las universidades diferente al actual. Si a esto sumamos que la iniciativa involucrará importanres recursos presupuestarios, no tendremos certezas sobre cómo presupuestar las actividades del 2025 hasta fines de noviembre del 2024. Es una señal muy preocupante. Una universidad seria no se gestiona así. Por la naturaleza de sus funciones, que son de largo plazo. La incertidumbre, como se ha dicho de manera transversal, es dañina, y en las universidades afecta gravemente la calidad. Hugo Lavados Montes, rector U, San Sebastián