LA OBRA DE FRAY PEDRO SUBERCASEAUX VUELVE A RESPLANDECER
LA OBRA DE FRAY PEDRO SUBERCASEAUX VUELVE A RESPLANDECER HÉCTOR ARAVENA B autizado como "Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro", este imponente óleo representa una serie de trazos que aluden a la llegada del español a suelo nacional por el valle del Aconcagua.
Además de ser una de las más grandes obras de fray Pedro Subercaseaux (Roma, 1880; Santiago, 1956), hay en ella un importante valor histórico, ya que se trata de un encargo recibido por el propio artista, en el marco de las actividades de la conmemoración del Centenario de la República. Esta significativa comisión le llegó a través de los parlamentarios Fernando Lazcano Echaurren y Carlos Balmaceda Saavedra, entonces presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente.
En sus memorias, el autor de "Descubrimiento de Chile" reveló las que serían sus grandes pasiones, más allá de su indiscutida habilidad técnica en la composición y el rigor en la representación de los acontecimientos del pasado. "Me atraían fuertemente dos épocas de nuestra historia: la Conquista y la Independencia, por lo que ellas representan de heroico y a la vez de pintoresco. Veía en ellas magníficas ocasiones para composiciones dramáticas de intenso movimiento y colorido", escribió.
Todo ello fue dando sustento a su elogiada carrera y lo terminó catapultando como el pintor oficial de la República, lo que le significó el encargo de numerosas obras en gran formato, como la que está emplazada en el antiguo edificio del Congreso Nacional.
La muy buena noticia --tal como lo publicó este diario el pasado martes-es que "Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro" acaba de ser restaurada gracias a la labor que emprendió el equipo de Conservación y Documentación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), a través de un acuerdo que suscribió el Senado con este museo que depende de la Universidad de Chile. "Estamos cumpliendo una deuda histórica", señaló el pasado lunes, en la ceremonia de entrega de la restauración, el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma. También dijo que "los países que aprecian su historia y quieren sustentarla para las nuevas generaciones tienen la obligación moral de cuidarla.
Lo que estamos haciendo en este caso es precisamente eso: entender cuál fue el sentido original de esta obra, qué quisieron decir, renovarla y proyectarla al futuro". SIGUE EN E2 MAUREEN LENNON ZANINOVIC Pintor por excelencia del género histórico, Subercaseaux dejó un valioso legado de cuadros emblemáticos que adornan edificios de importantes instituciones republicanas. Esta semana terminaron labores de restauración de una de las mayores obras pictóricas de este monje benedictino: "Descubrimiento de Chile", emplazada en el antiguo edificio del Congreso Nacional. Junto con ello, Verónica Griffin, publicaría en septiembre un libro con una completa revisión de sus creaciones que suman, según su catastro, 250 obras, entre óleos, acuarelas y dibujos. Griffin celebra el reciente rescate de su pintura del ex congreso, aunque lamenta la intervención, sin conocimientos técnicos, que se ha hecho de otras obras del pintor. Este óleo en el edificio de la Bolsa de Comercio fue restaurado por Alexander Stempel. Después de tres semanas de labores, la obra "Descubrimiento de Chile" luce renovada, porque, además de la limpieza, se retiró su barniz original, que ya estaba oxidado. CÉSAR SILVA LA OBRA DE FRAY PEDRO SUBERCASEAUX VUELVE A RESPLANDECER. Carlos Maillet, director de Arte y Conservación del Patrimonio de la U.
San Sebastián y asesor del Grupo Praedio, complementa a "Artes y Letras" que estamos ante una de las obras más significativas del patrimonio artístico de la nación. "El encargo realizado en 1913 por Pedro Subercaseaux permite construir patrimonio futuro, es decir, por medio de la representación visual de escenas históricas, el país incrementa su acervo cultural; más aún, con este encargo, el autor pudo costear su viaje a Europa, donde conoció a los Monjes Benedictinos de Solesmes", manifiesta Maillet. Verónica Griffin Barros, magíster en Literatura, es sobrina nieta de fray Pedro Subercaseaux y una de las mayores expertas de su obra en Chile. Ha publicado, entre otros libros, "La misa para los niños" y "Vida de San Francisco de Asís", con ilustraciones y acuarelas, respectivamente, de este artista chileno.
Junto con ello, en septiembre tentativamente tiene contemplado lanzar su próximo libro sobre este multifacético creador, uno de los más completos que se han escrito en nuestro país (nota relacionada). Desde esa experiencia, aplaude la reciente restauración de "Descubrimiento de Chile". Instalada por estos días en Quito (Ecuador), comenta a "Artes y Letras", a través de un contacto por Zoom, que "me documenté bastante, y el equipo que emprendió esta labor es muy serio. El hecho de que sea un equipo colaborativo también le da mayor consistencia al trabajo. Lamentablemente, en las últimas décadas, por desconocimiento o falta de recursos, se han realizado algunas complejas intervenciones a su obra. ¡Da mucha pena! ", apunta. En la reciente tarea de restauración de la pintura "Descubrimiento de Chile" participaron siete especialistas.
Marta Rebora, Carlos Sotelo, Daniela Sepúlveda, Julio Acuña, Juan Álvarez, Andrea González y Karen Hernández trabajaron intensamente en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional y, tal como lo adelantó este diario, usaron técnicas de restauración verde, amigables con el medio ambiente. "Fue un importante desafío, porque la labor se realizó en un período de tiempo muy acotado.
Además está todo el esfuerzo que supuso el andamiaje que se instaló y la evaluación del estado de la obra", explica a "Artes y Letras" Pamela Navarro, coordinadora de la Unidad de Conservación y Restauración del Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Agrega que "pudimos diagnosticar bien, darnos cuenta de las óptimas y más adecuadas técnicas para emprender este proceso. Descubrimos que lo mejor era la limpieza mecánica, una de las más sencillas, porque la tela estaba en muy buenas condiciones. La pintura ha permanecido en ese lugar desde hace 110 años y que no se moviera contribuyó a su buen estado de conservación. El equipo removió la suciedad y el barniz oxidado", cierra Pamela Navarro.
Verónica Griffin Barros también pone en valor el aporte del profesional chileno Alexander Stempel, quien en 2021 restauró por segunda vez el histórico mural que Pedro Subercaseaux pintó en 1917 para el Salón de Ruedas, espacio neurálgico del edificio de la Bolsa de Comercio de Santiago.
El propio Stempel, en una entrevista a este diario, advirtió que la obra tenía daños de polución y por la iluminación; pérdidas de pintura y barnices oxidados, "aunque no al nivel del deterioro que ocasionó el encargo anterior, en 2014". A través de una conversación telefónica desde Lisboa, donde se encuentra actualmente, Stempel explica que se ha dedicado toda su vida a la restauración "y para mí, que vengo del taller de Ramón Campos Larenas, este ha sido uno de los encargos más bellos que he realizado. Me siento muy agradecido de haber tomado este trabajo en el edificio de la Bolsa. El mural, compuesto por cuatro paños, fue realizado en óleo con muchas transparencias, con muchas veladuras y colores finos. Hay sutilezas y una expresión muy delicada. Fray Pedro Subercaseaux fue para mí más que un pintor, un creador mágico y muy bello", expresa. Alexander Stempel añade que "estando en Europa uno se da cuenta del valor que tiene la pintura histórica, a diferencia de Chile, donde nos cuesta atesorar lo nuestro. Pedro Subercaseaux se merece un cariño más profundo", concluye.
Por su parte, Verónica Griffin añade que el óleo que se acaba de rescatar en el antiguo edificio del Congreso, y que se enmarcó dentro de las celebraciones del Centenario, en 1910, "tiene todo el brillo y la importancia de la pintura histórica y corresponde al momento más alto de su trayectoria, desde 1904 hasta 1915, y de mayor productividad". Asimismo, consultada Griffin por otros trabajos de restauración de obras de Subercaseaux, en particular el bautisterio de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (El Bosque) y que estuvo a cargo de un equipo liderado Hernán Ogaz, comenta que, "de la mayoría de las iglesias, esta es una de las mejores que han conservado su trabajo. Se nota la preocupación. Pero todo el cuidado es poco y eso, lamentablemente, no han seguido otras congregaciones o templos. Fray Pedro Subercaseaux era muy celoso de su obra. No le gustaba que la intervinieran, casi no tenía ayudantes. Muy desconfiado.
No es llegar e intervenir sus pinturas". El propio Hernán Ogaz adelanta a "Artes y Letras" que este año, gracias a la Fundación Latens, realizará otro trabajo: la mantención e intervenciones mínimas a la creación de este artista que alberga la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles (El Golf). Un apasionado de la historia Es sabido que en 1907 Pedro Subercaseaux se casó con Elvira Lyon. No tuvieron hijos y al poco tiempo deciden separarse. ¿La razón? En 1920, este artista ingresó al priorato benedictino de Quarr, en la isla Wight, en Inglaterra.
El novicio ya estaba en los 40 años, había estudiado pintura en importantes centros y academias de Europa y gozaba ya de la fama de ser el pintor de las glorias de Chile. "Estamos ante un matrimonio muy católico. Elvira tenía mucho carácter y se abocó a la Liga Chilena de Damas Católicas, una institución fundada en 1913 que se dedicó a canalizar la ayuda para los más desposeídos. Luego ella se va a España y se convierte en dama catequista. La vocación de Pedro, en tanto, era monástica. Era tímido y tremendamente humilde. Pensó en ser jesuita, pero optó por la vida contemplativa y esa forma de vida la encontró en Inglaterra", aclara Verónica Griffin Barros. También advierte que en 1938 regresó a Chile, para fundar la Orden Benedictina y que en toda su vida "nunca soltó el bloc. Fue un artista completo.
Es muy difícil conseguir todo lo que logró: fue acuarelista, pintó al óleo y al temple, además de dibujante en las revistas Zig-Zag y Pacífico Magazine", dice la investigadora. --¿ Qué destacaría de su pintura histórica? "Él realmente era un apasionado de la historia. En 1906 su pintura del apóstol Santiago, `¡Santiago! ¡Y a ellos! ', obtuvo el principal galardón que otorgaba el Salón Oficial: el Premio de Honor del Certamen Arturo M. Edwards. Zig-Zag la publicó en su portada y celebró a su autor como `uno de nuestros más jóvenes, pero vigorosos artistas. Un pintor de historia, algo como un literato con pincel'. El premio lo consagró como maestro indiscutido en el género histórico. Su propósito era contagiar el patriotismo profundo que le animaba y renovar el interés del público por los temas propiamente nacionales. Pedro era un pintor talentoso, infatigable, trabajador. Era, por sobre todo, un hombre profundamente patriota. Amaba a Chile. Le fascinaba lo militar y el género histórico le era connatural". --¿ Cuáles fueron sus principales méritos en esta materia? "El género histórico era el más complejo que podía desarrollar entonces un artista. Pedro tenía formación académica y la academia valoraba este género por sobre los demás debido a su alta exigencia y a la nobleza y heroicidad de los ideales que proponía. Requería corrección, realismo, amplia cultura histórica, literaria, militar y científica, además de intuición psicológica. Sus cuadros históricos abundan en personajes y demandan del artista la destreza para expresar con naturalidad una amplísima gama de sentimientos. El sentido de espacio y de profundidad es relevante en este tipo de obras. Se trata de cuadros de enormes dimensiones". --¿ Cuánta obra hay catastrada de él? "Él mismo dijo que lo que produjo sería imposible catastrarlo, porque dejó obra repartida en Chile, Argentina; Sudamérica y Europa.
En mi libro traté de ser bien selectiva con alrededor de 250 cuadros". La obra de Fray Pedro Subercaseaux... VIENE DE E1 Una contundente e inédita publicación En septiembre Verónica Griffin Barros tendría contemplado lanzar su libro sobre fray Pedro Subercaseaux. "No es un catálogo razonado, porque es tanta su obra que es casi imposible agruparla toda en un solo trabajo. Cronológicamente voy relatando su vida e insertando los cuadros donde corresponde", adelanta la autora. Añade que en su publicación trató de entregar un perfil completo en torno a este creador y religioso. "Nadie lo había abordado en todas las facetas. Fue un pintor histórico, un gran caricaturista y además un gran ilustrador", expresa. Griffin Barros añade que para darle forma, realizó una investigación bien acuciosa y documentada. "Viajé a la isla de Wight, en Inglaterra, donde pude conversar de primera fuente con alguien que lo conoció. Visité muchas casas de particulares y me encontré con una cantidad insospechada de bocetos y obras.
Fue un trabajo muy extenso, pero muy estimulante". Para Griffin, Pedro Subercaseaux fue un moderno, "porque quiso enseñar la historia a través de las imágenes muchos años antes de esta supremacía de las imágenes que estamos viendo en el siglo XXI, por eso en cada cuadro incluí una reseña histórica, el contexto y sus protagonistas fundamentales. Poder abordar su obra ha sido para mí un aprendizaje invaluable de la historia de Chile y, sobre todo, de su Independencia. Descubrir que la historia es un río, una corriente donde todos nos insertamos", confiesa.
Y afirma que "espero que este sea un primer impulso para que otros investigadores e historiadores del arte sigan profundizando en sus distintos aportes y se editen nuevas publicaciones". Para la edición de su libro contó con el apoyo de Hernán Rodríguez, director del Museo Andino de la Fundación Claro Vial, y de la periodista Elena Vial Correa. "Ellos han sido muy generosos con sus consejos e ideas", concluye Verónica Griffin Barros. "La alegoria de la Batalla de Maipú" es un óleo pintado por fray Pedro Subercaseaux en 1954. Se puede visitar en el Museo del Carmen de Maipú. Los trabajos de la obra que está en la Bolsa de Comercio incluyeron limpieza de superficie y mantención de pigmentos. `` Pedro era un pintor talentoso, infatigable, trabajador. Era, por sobre todo, un hombre profundamente patriota. Amaba a Chile". `` Fray Pedro Subercaseaux era muy celoso de su obra. No le gustaba que la intervinieran, casi no tenía ayudantes. Muy desconfiado.
No es llegar e intervenir sus pinturas". `` Sus cuadros históricos abundan en personajes y demandan del artista la destreza para expresar con naturalidad una amplísima gama de sentimientos". El tríptico "El joven Lautaro" es propiedad de la Comandancia en Jefe del Ejército. COMANDANCIA EN JEFE DEL EJÉRCITO La oficina de Hernán Ogaz realizó, en 2015, la restauración en la Parroquia Sagrado Corazón. FUNDACIÓN CULTURAL Fray Pedro Subercaseaux se inscribió a los 15 años en la Escuela de Bellas Artes de Berlin. En 1920, este artista ingresó al priorato benedictino de Quarr, en la isla de Wight, en Inglaterra. Verónica Griffin está trabajando en un libro. ÁLBUM VERÓNICA GRIFFIN CÉSAR SILVA LA OBRA DE FRAY PEDRO SUBERCASEAUX VUELVE A RESPLANDECER.