Autor: PADRE RAÚL HASBUN
Cuatro
Cuatro OPINIÓN b PADRE RAÚL HASBUN HASBUN Cuatro 1número cuatro es símbolo de la totalidad de lo creado y revelado.
Cuatro son las estaciones del año, cuatro los puntos cardinales, cuatro las vir= tudes cardinales, cuatro las letras del nombre de Dios, cuatro las consonantes YHVH (Dios en hebreo), cuatro las letras del primer hombre (Adán), cuatro los elementos naturales (agua, tierra, fuego, aire), cuatro los evangelistas, cuatro los brazos de la Cruz. También es, el cuatro, símbolo de que todo perece: "shi", en ja= ponés, significa cuatro, y muerte. En la Cruz de Cristo se conjuntan ambos significados: uno muere, para que todos vivan. Un destacado especialista hindú en cáncer, Dr. Mukherjee, hablando en la graduación de la Universidad de Pensilvania, recordó las frases que sus pacientes pronuncian antes de morir.
También son cuatro: "te amo"; "te perdono"; "¿ me amas?; "¿ me perdonas?". La proximidad de la propia muerte induce a expresar estos sentimientos tan nobles, tontamente silenciados por personas que suelen ocultar sus emociones y aparentar frialdad. Jesús, tras desposar su condición divina con nuestra naturaleza humana, nunca escondió su amor, a varones y mujeres, niños y ancianos, ricos y pobres, amigos y enemigos, justos y pecadores.
Agonizando en la Cruz, perdonó a quienes le torturaban y se burlaban de él, repitiendo varias veces. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Más difícil es, para personas próximas a morir, la segunda parte de estas frases. Porque son preguntas, cuyas respuestas necesitan la aprobación del interrogado.
Gran valor se requiere, en situación terminal, para preguntar al otro: "¿ tú, me amas?". Y la respuesta anhelada tiene que provenir de un corazón sincero. "Sí, tú sabes que te amo! ": fue la respuesta de Pedro a Jesús resucitado, que requería esa certeza de amor antes de confirmar, al Apóstol que había jurado públicamente ni siquiera conocerlo, en el cargo de piedra rocosa de su Iglesia. Sabido es cuánto nos cuesta, a todos, pedir perdón a quien hemos ofendido. La inteligencia amorosa de Jesús discurrió crear un espacio de absoluta reserva y privacidad, el sacramento de la confesión, para aliviar esa carga de pedir perdón. Le añadió la prohibición, severamente penalizada, de revelar a terceros el pecado cometido y confesado. Pero el ofensor sigue obligado a pedir humildemente perdón a su ofendido. Y el ofendido debe perdonar a su ofensor, liberándose del fantasma que lo asedia cuando se niega a olvidar y perdonar el agravio: entonces tampoco Dios lo perdonará. Cláusula de perdonar para ser perdonado, quedó incorporada en el Padrenuestro. Quienes abogan por la eutanasia como "muerte dulce", deberían familiarizarse con estas cuatro frases del Doctor Mukherjee. En ellas se expresa todo lo que un enfermo terminal necesita para morir dulcemente: amar y ser amado; perdonar y ser perdonado. Los cuatro brazos de la Cruz serán su puente más seguro a la eterna alegría. la eterna alegría. la eterna alegría..