América Latina fracturada
América Latina fracturada L as persistentes divisiones ideológicas entre los gobiernos latinoamericanos no son novedad, solo que en estas últimas semanas se han hecho más evidentes que nunca, con episodios tan graves como las tensiones que hoy enfrentan a Chile y Venezuela por el alevoso secuestro y homicidio del teniente Ronald Ojeda. La realidad es que los publicitados avances en la integración latinoamericana han sido prácticamente una ficción a lo largo de la historia. Los intentos de unidad han fracasado sostenidamente, manteniéndose ese fracaso oculto bajo la retórica y falso exitismo de giras, cumbres, reuniones binacionales y ampulosas declaraciones. Están a la vista las fallidas iniciativas de integración en organismos multilaterales, como Unasur, Pacto Andino, Prosur, Celac y, en cierta medida, Aladi y Mercosur. Una excepción ha sido la Alianza del Pacífico, también, sin embargo, vapuleada recientemente por el creciente proteccionismo y diferencias políticas entre sus miembros.
La realidad es que, además del creciente aislamiento y división derivados de Nicaragua, Cuba y Venezuela, por la incompatibilidad de regímenes autocráticos con los compromisos con la democracia suscritos por América Latina, han ocurrido graves desencuentros entre los presidentes Petro, de Colombia, y Milei, de Argentina, y entre el Presidente de México, Andrés López Obrador, con la Presidenta de Perú, Dina Boluarte, y, más recientemente, con el Presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.
La creciente falta de aprecio de algunos mandatarios por las convenciones y protocolos diplomáticos y por sus respectivas diplomacias profesionales; el uso de la política exterior con fines publicitarios internos, y la intervención de asesores presidenciales inorgánicos agravan la situación, que se complejiza en un escenario global de competencia entre Estados Unidos, China y sus aliados.
Interesante de destacar es la fractura en Celac ocurrida esta semana, en que la Presidencia pro tempore de la mandataria hondureña, Xiomara Castro, cercana al bloque afín a Nicolás Maduro, transgredió los estatutos de esa organización, adoptando acuerdos y asumiendo indebidamente su representación, infringiendo el consenso con el propósito de legitimar la elección de Vladimir Putin y provocar citaciones inconsultas a cumbres de cancilleres y presidenciales, para cambiar el proceso de toma de decisiones. Han sido públicos los reclamos de Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay.
La novedad, entonces, es que las diferencias ideológicas se han hecho más visibles que antes debido a descalificaciones e insultos entre mandatarios, sumados a incidentes diplomáticos por declaraciones de persona non grata a embajadores, expulsiones masivas de personal diplomático, quiebres y suspensión de relaciones entre países y violación de inmunidad de embajadas. Los acontecimientos recomiendan nuevos enfoques de las cancillerías en un período de recesión en la cooperación intergubernamental, buscando nuevos instrumentos y fórmulas para abordar los formidables desafíos de sus pueblos y de la región.
En suma: no es conveniente el inmovilismo de las cancillerías frente al público fracaso de la diplomacia latinoamericana, con daño para su imagen colectiva, pérdida de influencia en la promoción y defensa de intereses compartidos, y riesgo de irrelevancia ante el resto del mundo. Tras una suma de incidentes, las diferencias ideológicas son hoy más evidentes que nunca..