Autor: RODRIGO ÁLVAREZ ZENTENO Abogado y exsubsecretario de Hacienda
¿Pensemos en crecer?
Señor Director: Revisando papeles, encontré tres charlas que expuse como subsecretario de Hacienda el año 2010. Eran conferencias universitarias o empresariales cuyo tema se resume en una idea: “Chile, país desarrollado”. Incluso se debatía un plazo: 2030, y un mecanismo comparativo, alcanzar a Portugal. Para la inmensa mayoría de los asistentes ese era un objetivo deseable (particularmente después de los grandes avances sociales de los 25 años previos) y además alcanzable, precisamente por la experiencia de esas décadas. Después todo cambió.
Vinieron desde los "tiempos de repartir, pues ya habíamos crecido suficiente” (idea reflejada en la desastrosa reforma tributaria del segundo gobierno de Bachelet); pasando por desequilibrios fiscales y graves distorsiones en las políticas sociales; hasta las respuestas tipo "no necesitamos más inversión, no queremos tratados de libre comercio, rechazamos a nuestros sectores exportadores, y optamos por el decrecimiento”, que resumen las visiones de numerosos convencionales del primer experimento constitucional... ideario prolongado hasta hoy, en temas como el proyecto de la ley de pesca. Chile tiene problemas muy serios. Me refiero a los verdaderos, no a aquellos propios de la locura octubrista o exagerados por la izquierda gobernante. Seguridad, salud, educación, vivienda, correcciones fiscales, pensiones, etcétera, son dificultades e incertidumbres reales y graves. Todas ellas requieren de inmensas cantidades de recursos fiscales, y como la opción de recaudación o aumento de impuestos está ciertamente sobreutilizada, es esperable que volvamos a pensar en el crecimiento.
Cuando ya se inicia el tobogán que nos llevará a la próxima elección presidencial, confiemos que esa opción sea central en los programas y discursos de los candidatos; no como un titular en la búsqueda de un relato o legado —preocupaciones que tanto daño le han hecho a nuestra política—, sino como el camino que puede cambiar radicalmente la vida de los chilenos y enfrentar los desafíos de los años que vendrán. el compromiso político —finalmente ético— de amplísimos sectores debe ser, sin duda, por el crecimiento económico como la mejor política social para Chile.