Dela farmacopea
Dela farmacopea OColumnal César Trabuco $ SociólogoE: por todos sabido que frente ala enfermedad los caminos aseguir son el abordaje del problema de fondo y real cauIsa de la enfermedad y, por otra parte, los paliativos que buscan abordar los síntomas. Confundir los procedimientos o no abordar estas dos estrategias en conjunto pueden traer incluso, enccasos extremos, la muerte. Enel caso de nuestra sociedad la enfermedad grave que estamossulriendo esla pérdida del tejido social, la debilitación extrema del tramado social que permite y facilita la interacción entrelos sujetos al interior de la sociedad. Al no existir, o debilitarsese-veramente este tejido la sociedad es abordable por fenómenoscomo la delincuencia y otras lacras.
Antes dela década delos70 del siglo pasado la mantención y creación de la densidad del tejido social la realizaban múltiples instituciones y entre ellas particularmente las escuelas y liceos que instaladas estratégicamente en barrios populares operaban como centros de actividad social.
En mi caso, la Escuela 4 de calle Huanchaca, Barrio Estación, operaba en la enseñanza básica todalasemana, pero, además facilitaba su cancha para jugar básquetbol y pichanguear hasta la construcción desu propioestadio en los alrededores, hacían funciones de cine en suaula magna, comedor de diario, presentaba revistas de gimnasia, organizaba Boys scouts y un largo etc. que mantenía al barrio convocado en torno así, operando como un verdadero centro de atracción. 8Así era también la Escuela 12, la Escuela 6 lay muchas másquerealizaban estamisma tarea al unísono manteniendo un tramado que permitía que los antofagastinos nos sintiéramos ligados y comprometidosa lascalles, plazas y escuelas denuestra ciudad. Era nuestra casa grande la que acogía a todos aquellos que entre mar y cerro construían el día a día de nuestras historias personales en una red que nos urdía. Pero luego llego la marea privatizadora del modelo neoliberal y bajosupaso arrollador, los hospitales, las escuelas, los parques y muchos otros se transformaron en actividades privadas orientadas al lucro. Las escuelas ya no prestaban los patios en fin desemana ni había sesiones de cine en el barrio. Eran ahora factores de exclusión y no de inclusión.
Y deapoco, casiimperceptiblemente, fuimos dejando de querer nuestras escuelitas que ahora solo se preocupan de cobrar la mensualidad, dejamos de cuidar nuestros hospitales que noscobran por estacionar, dejamos de querer nuestras plazas que ahorason espacios de comercio ambulante. Fuimos debilitando severamenteel tejido social.
Antela aparición dramática de lainseguridad podemos pues aplicar sedantes y bajar los síntomas, más carabineros, más radiopatrullas, más cámaras, pero, por favor, vamos también contra lasrazones de fondo; más integración, más solidaridad, más amor por lo nuestro, y una acción sostenida para mejorar el tejido social mientras sea posible..